La victoria del Sí y un panorama sombrío

Aun cuando es segura la victoria del Sí en el referéndum, ésta no ha logrado la diferencia que hace pocos meses se suponía que alcanzaría…

Editorial La Prensa.



Ayer finalmente se realizaron los referendos dirimente y aprobatorio 2009 en una jornada cuyo desarrollo se caracterizó por la tranquilidad y gran conciencia cívica demostrada otra vez por el pueblo boliviano que una vez más ha mostrado ante todo el mundo la gran cultura democrática que lo impulsa. Tomando en cuenta las peculiaridades de un comicio electoral, han habido algunos incidentes que, dado lo aislados, podemos calificar que el acto en general se ha desarrollado con total normalidad, reiterando el maduro desempeño de gran parte de más de 3.800.000 bolivianos que han mostrado otra vez cómo se deben dirimir las diferencias políticas en este país. Algo que aún parece no comprende alguna clase dirigencial.

Al momento de escribir esta reflexión los primeros resultados conocidos parecen confirmar algo que ya se suponía seguro: la victoria del Sí a la nueva Constitución Política del Estado. Sin embargo, la opción por el No ha logrado un apoyo que los cálculos más pesimistas del Gobierno no lo esperaban. En principio debemos destacar los votos obtenidos por el No en las ciudades de departamentos como La Paz, Cochabamba, Oruro y Potosí, regiones que siempre se han considerado bastiones de los grupos que apoyan al Poder Ejecutivo.

En cambio, parece confirmado el gran porcentaje logrado por el No en departamentos como Santa Cruz y Beni donde, conjuntamente Pando (aunque en menor proporción), se rechazó la nueva Carta Magna. Esta victoria del No se habría confirmado también en Tarija, quedando —hasta este momento— como la gran duda lo que sucederá en Chuquisaca, aunque hay que admitir que, cualquiera sea la diferencia entre el Sí y el No, ésta será muy pequeña.

Sin embargo, reiteramos que aún cuando es segura la victoria del Sí, ésta no ha logrado la diferencia que, hace algunos meses, se suponía alcanzaría, cuando los cálculos menos optimistas le daban algo más del 75%. Hoy la realidad nos muestra un panorama que dirigentes regionales cruceños anticipaban como un “empate catastrófico”, si bien es cierto que una victoria en democracia sólo requiere del 50% más un voto.

Por todo ello, el panorama que Bolivia tiene ante sí es bastante gris y los hechos nos permiten suponer una oposición fortalecida por estos resultados, lo que seguramente radicalizará sus diferencias con el oficialismo. Ergo, los enfrentamientos y situaciones violentas que en septiembre de 2008 supusimos cosa de un pasado que nadie quería amenazan con retornar fortalecidos.

Por todo ello, es necesario que tanto el presidente Evo Morales y su equipo de asesores, por un lado, y las fuerzas opositoras regionales, por el otro, reflexionen antes de tomar cualquier medida de enfrentamiento que ahonde sus diferencias de intereses. Es necesario que ambos sectores concilien sus posiciones. Es lo menos que les exige una Bolivia que no desea más violencia.