Lo que dicen y lo que hacen

Daniel A. Pasquier Rivero *

clip_image002La suerte está echada, dicen los que juegan al azar y no al razonamiento. Los resultados del referéndum dan SÍ a la nueva CPE en cuatro departamentos y rechazada en otros cuatro, con un empate técnico en el noveno. El peso demográfico andino inclina el resultado final hacia el SÍ, pero el territorial inclina la balanza a favor del NO. Por mucha matemática que se le aplique los bolivianos/as ratifican dos visiones de país distintas y hasta antagónicas. El resultado no es fruto del azar, por el contrario, era lógico esperarlo dadas las características históricas, culturales y de desarrollo económico que diferencian al mundo andino del chaco-amazónico u oriental. Analizado el tema con mayor detenimiento (www.el-nuevodia.com 20060807, Qullasuyu o Bolivia), el gobierno ha sacado ventajas estos tres años machacando en las diferencias más que en coincidencias, pero ha reforzado también la convicción de cada visión y ahondado la división.

La vocación democrática del pueblo boliviano fue puesta nuevamente a prueba y dictó cátedra asistiendo masivamente a las urnas para emitir no sólo su voto si no, su opinión. Ha vencido a los radicales que hubieran preferido la definición violenta, mediante la imposición sin ley y atropellando los derechos fundamentales de los ciudadanos, como se hizo en Pando y se ensayó en Tarija. Es un No a la división y un Sí a la integración. Parece decir, hagamos un esfuerzo por entendernos, civilizadamente, respetando el ordenamiento jurídico, tan cuestionado y atropellado por el oficialismo, por que le estorba a los totalitarios, a los que confunden sus caprichos intelectuales con la voluntad del pueblo.



La cancha la ha rayado el soberano, el pueblo; ahora la responsabilidad pasa a los dirigentes institucionales, líderes cívicos y políticos, para proponer formas de aplicación del texto a la realidad. Habrá que recurrir más que a la posición de liderazgo, a las ideas –quizá innovadoras-, para definir la estrategia que compatibilice visiones tan distintas, y que el marco institucional y jurídico no vaya en contra del mandato, integración no imposición. Más los distintos actores hacen compleja cualquier propuesta de aplicación. Pero allí tiene que primar la transparencia, para que las propuestas no se hagan en discursos callejeros, si no delante de todos, en el ambiente de serenidad y de seriedad que ameritan los asuntos a tratar. Tiene que partirse de la supuesta sinceridad y no sólo de la capacidad de los representantes para convertir en algo fructífero los encuentros de trabajo, porque eso tiene que ser, trabajo intelectual. Donde se tienen que excluir los mentirosos intelectuales, los que hoy dicen o defienden una posición y mañana están en la otra, sin dar explicaciones, y tan sonrientes como antes. Los fraudes de políticos, los fraudes de cívicos, los fraudes de dirigentes sociales deben dejar de enturbiar las aguas. Es la hora de la capacidad, la serenidad y la tolerancia, para avanzar en tiempos de incertidumbre, para pensar en Bolivia inserta en Latinoamérica y el mundo globalizado, con todos los desafíos que ello supone.

Un Estado, dos sistemas. Tan claro como la media luna o la luna llena. China, no es el único ejemplo, concedió a Hong Kong “un alto grado de autonomía, respetó su sistema productivo y régimen económico” y los resultados son asombrosos. Allí donde sólo se lograba atisbar conflicto y guerra florece la economía y se logra la convivencia política en paz tanto en la isla como en el continente (Bolivia, un Estado dos sistemas, www.icees-bo.org 20071004). Bolivia ya no juega en solitario, la soberanía en parte es compartida a nivel continental y mundial, por lo que las llamadas a la concertación, a la reconciliación, al estilo Chile, aún con Bachelet al mando, tienen su fundamento en la racionalidad política y, por qué no, en un llamado al sentido patriótico de nuestra clase dirigente, que bien podría “redimirse” en esta ocasión dando muestras de verdadero desprendimiento, inteligencia y liderazgo. A lo que hay que renunciar es a la “componenda, al apoyo comprometido por prebendas, al cuoteo como expresión de corrupción”. Hay que renunciar es a aprovechar la ocasión para arreglar cuentas con los bancos, saneamiento de tierras mal habidas, ventajitas en oficinas, presupuesto y secretarias “ejecutivas”, viajecitos de placer con viáticos de fondos públicos. ¿Porqué no instrumentar la convivencia entre centralistas y autonomistas, sin intentar imponerse los unos sobre los otros, sin robar el futuro y esperando que la experiencia histórica oriente la decisión de las próximas generaciones de bolivianos? “La CPE no se pacta, se acata” dijo Evo, repitiendo un discurso como si no hubiera existido referéndum, como si no hubiera leído los resultados, como si la voluntad “de todo” el pueblo boliviano no importara. ¿Volver otra vez al Condor II, a experimentar otra vez una Bolivia sin ley? (Bolivia, dos sistemas o un mal final, www.el-nuevodia.com 20080908, www.hacer.org 20080922)

Santa Cruz debe liderar con un discurso “verdadero”, no solamente “lo que nos parece verdad”, procurando ser íntegros con la región y con el país (más o menos, Aristóteles) Porque así como el centralismo debe retroceder en sus intentos de hegemonía totalitaria, su proyecto fuertemente racista, su posición negativa, antitodo, que le caracteriza, la recurrencia a la demagogia, los autonomistas deben demostrar que se puede gobernar sin mentir, sin corrupción, de cara al pueblo, generando empleo, pagando el sueldo básico de mil bolivianos, apoyando y desarrollando el sector productivo para incorporar al proyecto cada día a más bolivianos que sólo buscan una ventana de esperanza por mejores días. A garantizar trabajo, inversión, libertad económica y política, haciendo autonomía al andar como el lema tarijeño “En paz pero con coraje” (¿Autonomía para los nueve? www.el-nuevodia.com 20080703). Que tanto los centralistas como autonomistas tengan coherencia entre lo que dicen y lo que hacen.

*CEO del ICEES, Santa Cruz (Bolivia)

** “Unidad”, de Eduardo Kingman

Publicado El Nuevo Día 20080129