Mestizos, ¿ajenos en su propia tierra?

Y aquello de crear 36 naciones dentro de una más grande llamada Bolivia, muchas de ellas conformadas por pequeños grupos étnicos, constituye un contrasentido con el discurso de unidad. ¿Los mestizos acabarán siendo ajenos en su propia tierra?

Editorial La Razón.

Desde que se comenzó a difundir el contenido del proyecto de Constitución Política del Estado (CPE), una de las preocupaciones expresadas a través de los medios de comunicación tiene relación con los ciudadanos mestizos, es decir, con la mayoría de la población boliviana.



Podría considerarse un dislate afirmar que las personas cuyos antepasados son el producto de la mezcla de razas y culturas, en Bolivia, se enfrentan a la posibilidad de quedarse sin suelo ni patria, en el hipotético caso de que en el referéndum constituyente del domingo triunfe la opción del Sí. ¿Es realmente así?

El artículo 1 del que podría ser el nuevo texto constitucional, promovido por el MAS, define que: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país”.

El siguiente artículo añade que: “Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales…”.

Como se ve, el texto reconoce territorios para las “naciones y pueblos indígena originario campesinos”, dejando en una especie de limbo a quienes no se consideran parte de esos grupos de ciudadanos. De hecho, solamente se menciona el derecho que emergería del dominio ancestral de tales naciones y pueblos.

Si el proyecto de CPE excluye a una porción de la población al aludir solamente a otra, no resulta difícil concluir que se trata de un documento que no considera a todos los bolivianos por igual y que, lógicamente, beneficia a unos sectores en detrimento de otros. Si no tienen suelo propio, por carecer de los mentados derechos ancestrales, los mestizos tampoco podrían decir que tengan una patria, debido a que ambos conceptos son consustanciales en sí mismos.

Por una simple cuestión de sensatez, no es difícil colegir que el documento carece de sentido común y, principalmente, de consistencia real; basta leer su bucólico Preámbulo. Esto al margen de que en distintos momentos del proceso de redacción de ese texto se ha puesto en duda su legalidad.

¿A quién se le ocurriría siquiera pensar que los autores del proyecto de CPE no han reparado en que podrían estar excluyendo nada menos que a la mayoría de la población del país?

Si los dos primeros artículos contienen semejante omisión, no es raro pensar en que el resto del texto inspire desconfianza. Lo cual, por supuesto, no significa que los demás artículos, sin excepción, sean inconvenientes para la vida de los bolivianos.

En el mundo, no hay razas ni conglomerados humanos puros; por lo tanto, aseverar que los indígenas son la mayoría, como si no fueran producto de mezcla alguna, es una falacia.

Y aquello de crear 36 naciones dentro de una más grande llamada Bolivia, muchas de ellas conformadas por pequeños grupos étnicos, constituye un contrasentido con el discurso de unidad. ¿Los mestizos acabarán siendo ajenos en su propia tierra?