“Pablo, Pablo, ¿por qué me persigues?

image HOMILIA DEL CARDENAL JULIO TERRAZAS

Domingo 25 enero de 2008

Hermanos y hermanas:



1.-Hoy en primer lugar es el Día del Señor, ese Señor que para hacernos sentir la fuerza de la Pascua nos congrega cada domingo y cada domingo nos dice una palabra que pueda orientar nuestra vida y pueda hacerla un signo de Pascua, de alegría, optimismo y esperanza.

2.-Hoy miramos con atención la figura del Apóstol Pablo, el que llevó la buena noticia a todos los pueblos, el que sufrió también por ser fiel a este mensaje. Hoy recordamos su conversión. La Iglesia dedica mucha atención a este paso que da Pablo, de perseguidor de la Iglesia a ser el Apóstol, el apóstol que recorrió muchos pueblos, que escribió muchas cartas, el apóstol que sufrió más que cualquiera, que tuvo naufragio, persecuciones, asaltos, que estuvo en la cárcel. Este hombre sacó esa fuerza apostólica por haberse encontrado con el Señor. En ese momento que él se encuentra con El, recibe una fuerza extraordinaria: “Tú también irás a todos los pueblos alejados, a todos los pueblos gentiles, paganos a anunciar esta Buena Noticia”. El recibe de esta manera extraordinaria el mandato que Jesús le da a todos los discípulos cuando les dice: “Vayan por todo el mundo, proclamen el evangelio a toda la creación”, quien crea se salvará, quien no crea se quedará en la ignorancia y esa es precisamente la condenación de no poder gozar de la presencia del Señor.

3.-Los manda el Señor a los apóstoles y les dice, va haber signos, van a comprender a muchos pueblos y muchos pueblos los van a comprender a ustedes como si les estuvieran hablando en sus propias lenguas; van a ser signos de vida, van a terminar con todo lo que sea diabólico, van a expulsar a los demonios, a los autores del mal, a los que no quieren caminar por este sendero de paz y de justicia que nos ha traído el Señor. Vayan, tomarán serpientes y aunque beban veneno no les hará daño, sanarán a los enfermos.

4.-Todos signos de vida, todos son signos de la presencia de un Dios que no quiere la muerte del pecador, que no desea la muerte de nadie. Ese es el meollo del mensaje que llevan los apóstoles y Pablo recibe esta misma orden, pero de manera extraordinaria, él iba a Damasco para apresar a los creyentes, él era el perseguidor más fuerte, él mismo dice Yo era el más brutal de todos, su gozo era exterminar la Iglesia del Señor, porque le tenía odio, porque no la podía ver, pensaba que se oponía a todo lo que él creía, toda su fe basada en el antiguo testamento y entrando a Damasco una gran luz lo ciega y escucha esa voz: “Pablo, Pablo, por qué me persigues?

5.-Pregunta que debemos hacernos todos también hoy como creyentes, pregunta que debe llevarnos a escuchar al Señor que hoy también nos habla: ¿Quién eres tú?, Yo soy Jesucristo a quien tú estás persiguiendo, anda, entra a la ciudad, toma contacto con la comunidad de creyentes, allí te van a decir todo lo que yo pienso, todo lo que yo estoy eligiendo para ti y Pablo enceguecido, llevado por los otros se va al centro de la ciudad, entra a la casa de Ananías y allí él le dice: Hermano, el Señor te ha elegido para que lleves el mensaje a todos los pueblos paganos, para que seas su apóstol de verdad fuera de los límites de Jerusalén, para que nadie diga que este mensaje del Señor hay que circunscribirlo en un solo territorio, para que la presencia se haga universal, es el Dios de la vida que quiere vida en todos los pueblos, el Dios de la justicia que quiere que vivamos en un clima de justicia y de respeto entre todos.

6.-Y ahí se queda Pablo, recupera la vista y se siente elegido por Dios, va de pueblo en pueblo y se ve que en muchas partes no le faltaron las críticas: “Pero si este era perseguidor, si éste no creía en la Iglesia, si éste ha hecho tanto mal a los creyentes”, por eso es que Pablo, en su carta a los gálatas les dice: “Lo que yo he traído es Buena Noticia, es el Señor que me lo ha revelado directamente, me ha hecho ese gran favor, yo no lo vi cuando estaba en la tierra, al menos no estuve en el grupo de los doce, pero el Señor ha querido entrar en mi vida con la fuerza de su Espíritu y ha creado en mi un hombre nuevo, ha creado en mí el portador de la palabra de vida, me ha hecho el evangelizador y yo reconozco que fui perseguidor”.

7.-Esa carta a los gálatas es extraordinaria: “yo fui perseguidor, el más duro de todos, yo iba a Damasco con cartas para encarcelar, para que maten a los creyentes, yo estaba furioso con esa comunidad porque no tomaban en cuenta la ley antigua, pero desde el momento que me reveló, desde el momento que sentí que él era el hijo de Dios el que me amaba y me enviaba, mi vida cambió. Pablo se transforma y en todo momento, es Cristo el centro de su vida, es Cristo su orgullo, es Cristo el único que lleva la salvación a todas partes, El es el servidor, él es el que ha dicho “Ay de mí si no predico el evangelio”, porque si uno tiene una buena noticia hay que decirla, hay que proclamarla; algunos van a creer y se salvarán, otros no van a creer, dice el Señor y se condenarán.

8.-Extraordinaria figura la de Pablo, cuya conversión estamos meditando hoy en toda la Iglesia, en este año en que la Iglesia ha dedicado todo el año a redescubrir el espíritu y entusiasmo de Pablo, la convicción, la coherencia de su vida, la capacidad de sufrir, la capacidad de soportar tantos ataques de sus enemigos, la capacidad de decir que sólo sigue sirviendo al Señor y no se arrodilla ante otros.

9.-Hermanos, esta figura de Pablo y el espíritu de estas palabras del evangelio, quizás nos ayuden también a comprender y captar que en este domingo, Día del Señor, se nos pide a todos dar signos de vida, se nos pide que reavivemos la presencia de ese Cristo de la pascua, ese que es capaz de hablar más allá de cualquier frontera, ese que es capaz de cambiar, de transformar a la persona, sacarla de su maldad para que realmente sea sembrador de la vida y esperanza en medio de tantos pueblos.

10.-Hoy nos toca a nosotros, en esta circunstancia especial que estamos viviendo como bolivianos, dar signos de pascua, de un Señor que ha resucitado, de un Señor que ha vencido a la muerte, de un Señor que de una vez por todas nos saca de cualquier servidumbre, sea secular o sea nueva, nos quiere liberar. Esos signos son los que deben llevarnos ahora a hacer que nuestra conciencia defina qué es lo que realmente deseamos, qué es lo que realmente queremos. No hay otra manera, es el día en que nuestra conciencia, de esos tres y medio millones de bolivianos tiene que sentirse, ejercida en momento de libertad, en momento de intimidad, en un momento en el que el decir su deseo tiene que ser no pensando sólo en cada uno, sino en lo que el bien común nos pide y nos exige.

11.- Si lo vivimos así en ese espíritu, yo creo que el Señora dará nuevamente a todos los creyentes en Bolivia, la capacidad de entusiasmarse, la capacidad de seguir sembrando paz y esperanza, la capacidad de sentir que todos somos hermanos y de vivir como tales.

12.- Ese es el mensaje, esa es la meditación a la que ha llamado nuestra Iglesia en Bolivia y ojalá que hoy la podamos plasmar no en cualquier gesto, sino en gestos de Pascua, que la vida comience a ser abundante, que la justicia esté al alcance de todos, que la verdad se imponga por encima de nuestras pequeñas o grandes mentiras, que el amor sea la base, el fundamento de un pueblo que quiere seguir caminando, anunciando la vida y la fuerza que viene de Dios.

13.-Es el pueblo de Dios el que hoy tiene que vivir este desafío. Por supuesto que vamos a acompañar este acontecimiento con la oración, porque el orar es parte de nuestra existencia, orar lo podemos hacer en cualquier lado, pero hoy de manera especial vamos a procurar hacerlo en ese silencio que respeta al otro, en ese silencio en el que Dios habla y dice maravillas a cada uno en su corazón y en su conciencia.Vamos a pedirle al Señor que nos dé la capacidad de sentirnos felices por haber hecho hoy lo que en conciencia tenemos que hacer siempre. AMEN!