¿Qué le digo…?

Entre paréntesis…Cayetano Llobet T.

Me encuentro con un amigo que vuelve a Bolivia después de dos años. Me pide que le explique. Al salir del aeropuerto de Santa Cruz, se encontró con un letrero gigante: la foto de Evo Morales feliz proclamando “Autonomía Sí”. Él seguía convencido de la campaña que hace tiempo hacía Evo pidiendo el No a las autonomías. Eran separatistas, conspiradoras, malditas. Le mostré las fotos de los prefectos de La Paz y Oruro en su reunión con el Presidente, “para acordar los términos del próximo referéndum autonómico”: ¡ La Paz y Oruro autonomistas!  Imágenes del Presidente gritando ante los manifestantes, ¡autonomía, autonomía! Resulta que ahora el Sí a la autonomía –el símbolo de la oposición regional-,  está asociado a la aprobación de la nueva Constitución… ¿cómo diablos le explico?

Mi amigo fue uno de los que festejó la nacionalización de los hidrocarburos y el proyecto de hacer de YPFB una especie de PEMEX y de Petrobrás (recordaba exactamente la frase). Han pasado tres años y se quedó azorado cuando vio las kilométricas colas de motos y autos esperando por unos litros de gasolina. ¿Le cuento el cuento oficial del contrabando o le explico lo de la falta de inversión, desastrosa gestión y repugnante corrupción?  Me dio vergüenza y no le dije nada.



Me preguntó, a propósito de contrabando, por qué en el último escándalo de los treinta y tres camiones sólo figuraba gente del gobierno –en versión civil y en versión militar- o allegada al gobierno. Desde luego, se moría de curiosidad por saber cómo se había castigado a tan importantes responsables… ¿tenía que contarle la verdad?

Mi amigo es querendón de Bolivia y pregunta todo. Le relaté lo sucedido en los últimos seis meses del año pasado. La derrota de las regiones. Casi con rabia, me preguntó cómo habían asumido su responsabilidad los conductores de esa derrota. Me dio pena contarle que nadie había asumido esa responsabilidad y peor aún: en conferencia de prensa el prefecto más importante de la oposición, Rubén Costas, llegó a decir: “¿por qué están tristes, si hemos ganado?” 

Se agarra la cabeza y me pregunta qué diablos es esa reunión en Sucre en la que se reza por el No. Le iba a decir sencillamente que era la certificación pública de desesperación por su incapacidad de hacerle frente al gobierno. Quizás citar aquello de “a Dios rogando…”  Pero mi respuesta no pudo ser tranquila, porque ví el spot televisivo con ese espantoso “Elige a Dios y vota por el No”. Y cuando mi rabia ya era total, se me ocurrió ver a don Mario Cossío, prefecto de Tarija, cuando declaraba, “estamos protestando porque quieren sacar a Dios de la Constitución y quieren hacernos perder la fe”. Como no puede haber explicación para  el tamaño de semejantes imbecilidades, me quedé callado. Cuando se usa a Dios para el ejercicio de la estupidez, uno se alegra de no ser creyente. En todo caso, le aclaré que mi posición republicana sigue siendo la afirmación de la necesidad de un Estado laico, aunque Evo Morales no entienda un rábano de filosofía republicana.

Y le recordé los riesgos de incorporar los temas de religión y de fe en la política. El gobierno ya ha introducido y profundizado, con éxito, el tema del racismo. Si ahora se introduce el tema de la religión, estamos ante los dos elementos que han generado las peores confrontaciones y desastres en la historia de la humanidad ¡Son unos locos irresponsables los que hacen política y buscan triunfos usando el color y usando  el alma!

No pude explicarle nada… se quedó con mis deseos de un feliz año.