Un poder legislativo decorativo

Es probable que pronto tengamos dos poderes legislativos. Uno decorativo y otro real, el que de facto viene organizando el MAS

Los Tiempos. Editorial.

Mientras la atención de todo el país se concentra en el referéndum sobre el proyecto de Constitución Política propuesto por el MAS, en otros escenarios, dando prematuramente por hecho el triunfo de la opción oficialista, comienzan a moverse importantes fichas previendo la manera como se gobernará a Bolivia durante el “periodo de transición”.



En este sentido, se sabe ya que desde hace semanas trabajan tras bambalinas diversas comisiones de “legisladores” del Movimiento al Socialismo, a quienes se les ha encomendado la tarea de elaborar las leyes que sustentarán al nuevo régimen, lo que significa que está en plena actividad una especie de Poder Legislativo de facto elegido por y entre las élites gobernantes.

Tal situación, desde todo punto de vista incompatible con las formalidades propias de un Estado de Derecho, no ha merecido mayor atención de parte de los congresistas en general, enfrascados como están en sus pugnas internas, aunque pueden ser ellos los más inmediata y directamente afectados. Es así porque, como comienza a especularse en círculos oficialistas, ha quedado abierta la posibilidad de que el Parlamento Nacional sea cerrado o, en el mejor de los casos, reducido a la condición de figura decorativa.

La idea no es nueva pues salió a luz hace algún tiempo, pero ha recuperado actualidad ahora que, clausuradas las sesiones de la gestión 2008, se hacen los preparativos para organizar las directivas camarales de la próxima. Cabe también recordar que hace algunos días el presidente Morales amenazó con gobernar por decretos después del 25 de enero, en caso de que los parlamentarios no acepten buenamente someterse a las condiciones que les imponga el partido gobernante.

Las posibilidades que ante tales anuncios quedan abiertas son dos. La primera, que los parlamentarios de la multifragmentada oposición acepten dichas condiciones y durante el próximo año se limiten a realizar “labores fiscalizadoras” renunciando a su función legisladora. La segunda, que se nieguen a ello y asuman el riesgo de iniciar prematuramente una larga vacación.

Uno de los factores que permite suponer que será la primera opción la que se instaure es la ardua labor en que están empeñados algunos parlamentarios de lo que fue Podemos para suscribir una alianza con el oficialismo. El senador Carlos Böhrt, quien lidera esa corriente, se propone para ello como próximo presidente del Senado a cambio de dar camino libre al proceso de transición conducido por el MAS. Así, tendríamos desde el próximo mes dos poderes legislativos. Uno decorativo, el legalmente vigente, y otro real, el que de facto viene organizando el frente en ejercicio del mando.