Un retorcido criterio de la propiedad

Se creen dueños absolutos de la plaza Murillo y ¡pobre! de aquel que intente en sus inmediaciones hacer campaña por el NO.

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El viceministro de Gobierno, Marcos Farfán ha anunciado que los únicos que tienen derecho a hacer campaña en la plaza Murillo son los masistas y que la presencia de cualquier otro grupo será considerado como una provocación.



 

Contrariamente a lo que podría dictarle su ideología y a lo que pretende imponer mediante su proyecto de constitución, el MAS tiene un muy arraigado sentido de la propiedad.

En primer lugar, el presidente Evo Morales ya se proclamó propietario ad perpetuam del vetusto edificio de la plaza Murillo que alberga al Poder Ejecutivo. Hace unos meses dijo que de ahí solo lo sacarían muerto y recientemente lo ratificó al indicar que había llegado hasta el palacio para quedarse para toda la vida. 

Pero al parecer el sentido propietario del MAS no se limita al viejo caserón, mudo e inocente testigo de los múltiples avatares de nuestra historia, sino que abarca más allá y comprende toda la plaza Murillo.

Casi desde el mismo inicio de la gestión del actual gobierno, ha sido posible observar que diariamente se congregan en el centro cívico del país, unas decenas de individuos que tienen una función muy específica: impedir de cualquier forma que alguna persona tenga la peregrina idea de manifestar en la plaza Murillo su oposición a cualquier medida del gobierno.

Los componentes de este grupo son ampliamente conocidos y asumen un denominativo de acuerdo a las circunstancias y requerimientos. Hasta hace poco se denominaban “comité cívico popular” pero este nombre tuvo que ser cambiado ante el evidente desprestigio en que habían caído debido a las múltiples tropelías que cometieron en contra de periodistas y ciudadanos en general.

El nombre que adoptaron ahora los ocupantes de la plaza Murillo es “organizaciones por el cambio”. Cambiaron el nombre pero sus métodos son idénticos e igual de violentos. Con la impunidad que les brinda la protección de la policía agreden a todo aquel que se anima a llegar por el lugar para hacer campaña por el No a la constitución masista.

Se trata de individuos que reciben diariamente la suma de cien bolivianos por plantonearse en la plaza para cumplir su ingrata labor. Individuos sin oficio ni beneficio provenientes del lumpen, delincuentes prontuariados que saben que, al menos por el momento, no recibirán sanción alguna por cumplir su violenta labor.

Para cumplir su tarea cuentan con la más que evidente protección de la policía. El propio viceministro de Gobierno, Marcos Farfán ha anunciado en forma clara y abierta que los únicos que tienen derecho a hacer campaña en la plaza Murillo son los miembros del MAS y que la presencia de cualquier otro grupo será considerado como una provocación con las consecuencias previsibles.

Jamás se había escuchado y visto a una autoridad gubernamental exhibir tamaño cinismo al dar abiertamente una autorización para ejercer la violencia contra los opositores. Será interesante ver cual será su actitud cuando se le pase la borrachera del poder y tenga que responder por sus actos.