¿UNASUR, UNASUR, qué estás haciendo….?

Sergio P. Luís. Profesional independiente.

Nuevamente es noticia: la Unión de Naciones de Sudamérica, la organización aún no nata, propiciada por la corriente que emergió en el Foro de San Pablo, acogió una perversa mentira. Es la UNASUR que convocó a una reunión en Santiago de Chile  para condenar -antes de que sea establecida la verdad- a los bolivianos partidarios de las autonomistas, por los sangrientos sucesos en el departamento de Pando de septiembre de 2008.

Es la UNASUR que también fue instrumento para la pretensión -hasta ahora fallida- de la agobiada presidenta de Chile para cobrar nuevo destaque interno.



Es la entidad no nata que organizó una comisión investigadora y que, a propuesta de la  presidenta Cristina de Kirchner, encomendó que la dirija un conocido ex militante del grupo guerrillero argentino ERP, el activista pro-guerrillero Rodolfo Mattorollo, que actuó fuera de su país, y que jamás tuvo el coraje de combatir.    

Esto, que es grave, implica  a UNASUR y a sus promotores. Acaba de descubrirse una tropelía indigna de este Mattorollo: mintió por escrito en un informe infame y santificó a un lado (los partidarios del gobierno, armados por el Movimiento al Socialismo) y condenó, sin prueba alguna, al otro bando. Jugó con nombres, torció hechos e inventó responsabilidades. Pretendió jugar al jurisconsulto y citó la legislación boliviana con evidente ignorancia y mala fe.

Hay un decir popular: "la mentira tiene patas cortas". Es cierto: tarde o temprano sale a relucir la verdad. Mattorollo y sus secuaces actuaron con mala fe y sirvieron indecentemente al populismo. La falsedad se estampó en el informe acogido por los presidentes de UNASUR. Mal comienzo para los que pretendieron conformar ó un instrumento de integración, de solidaridad, de nueva perspectiva en las relaciones intrarregionales y para su proyección a otros continentes. Y mal comienzo también para los simuladores que ven cómo se descubre la nueva inmoralidad del populismo. Resultó que evidentemente UNASUR es lo que Chávez, Morales y los otros buscaban: una caja de resonancia del extremismo intolerante.

Se dirá: ¿a qué viene este amargo "discurso" de quien escribe estas líneas? Quizá no ha trascendido suficientemente, y tampoco se ha reparado en el daño inferido a la honra de muchos bolivianos y aun a la comunidad internacional, especialmente a las naciones de nuestra región. Lo que sucede es que los "campesinos" asesinados por la "oligarquía" pandina, que figuran en la lista de Mattorollo, gozan de buena salud y no habían sido las víctimas de los feroces opositores al "bondadoso" gobierno de Evo Morales. Por lo menos uno de estos "muertos" está refugiado en el Brasil por la persecución desatada por el populismo boliviano. Otro de los supuestos muertos estuvo detenido en un cuartel militar de La Paz, por haber defendido la autonomía de su departamento. Esto ya lo sabía el lamentable Mattorollo y sus compinches, y mintió deliberadamente. Y mintió también sobre quién atacó a quién y quienes estaban armados.  

¡Qué mala suerte la de la señora Bachelet! Su coalición acaba de forzar la aprobación en la Cámara de Diputados de su país del tratado constitutivo de UNASUR, justo cuando se descubre que es un engendro perverso, al servicio del populismo. Con este nuevo traspié, se comprende por qué, su estrella política siguió en declinación, arrastrando a los partidos que la llevaron al poder.