Chapare. Vive el boom económico

Cambios. El cato de coca y el poder atrajeron el desarrollo en la zona. Evo Morales está retribuyendo a Chapare el apoyo incondicional que lo llevó a la Presidencia.

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Proceso. Una productora de coca lanza la hoja al aire para que caiga suelta encima de un hule, donde se secará al sol



El Deber

Roberto Navia 

La cara de Chapare ya no es la misma. Los tambores de guerra que tronaron cuando la coca era una mala palabra para los gobiernos de los años 90 y finales del siglo XX, ahora sólo vienen a la memoria al ver las cruces que quedaron sembradas a los costados de los caminos empedrados, donde se libró la mayor lucha antidroga del país, que en más de una  década dejó por lo menos 70 campesinos muertos y 700 heridos, entre cocaleros y conscriptos de cuartel. 

En el Chapare de Evo Morales presidente, los bloqueos de carretera, las bombas cazabobos y la enemistad a muerte entre cocaleros y militares son ahora una historia sepultada. Por el contrario, un notorio boom económico se ha posado sobre esa tierra caliente y húmeda y ahora es común ver vehículos de última generación transitando por esos caminos que, cuando sale el sol, sirven además como plataforma para hacer secar las hojas de coca recién cosechadas. También es notoria la presencia de sucursales financieras. Hasta hace algunos años no había ninguna, ahora hay cuatro y hasta un cajero automático en Villa Tunari, que fue colocado por orden del mismo mandatario de Estado. 

Recorriendo las entrañas de Chapare, es decir, alejándose de la carretera asfaltada y metiéndose por las sendas que llevan a una docena de esos pueblos donde la vida le enseñó a Evo Morales sus primeras lecciones de dirigente sindical, se puede ver que las casitas de madera donde antes se observaba a campesinos con harapos y a niños descalzos, están siendo reemplazadas por viviendas de ladrillo, y los televisores en blanco y negro por los de color. Los canales locales y nacionales que llegan por señales del extranjero son bajados por antenas parabólicas que muchos campesinos se compraron a $us 300 ó 500, como un pequeño lujo que la coca, ahora que ya no está prohibida, les  permite. “Esto es para no aburrirnos”, dice Fermín Olivares, un cocalero que apunta hacia dos parabólicas que tiene en su patio, cerca de donde su mujer cuelga la ropa lavada.      

Olivares vive en una casa de madera de una zona rural cerca de Eterazama, localidad ubicada a 50 Km de la carretera asfaltada y que en los tiempos de la ‘guerra antidroga’ era el cuartel civil donde Evo, el sindicalista, se refugiaba de las balas de los miliares. A la entrada de ese pueblo que ya no huele a pólvora ni a gases lacrimógenos, el Presidente les está construyendo un estadio con capacidad para 15.000 personas, y 30 km más allá, en Villa 14, donde Morales acostumbra sufragar para las elecciones, se levanta otro de similares características.

“Estamos tomando en serio el fútbol. Apostamos a tener un equipo en la liga profesional”, explican en la Alcaldía de Villa Tunari donde, además, informan de que por cada infraestructura el Estado está invirtiendo Bs 4,3 millones.

“Hasta hace tres años, ¡qué íbamos a soñar con un estadio!, ni siquiera había una miserable cancha polifuncional”, rememora Evangelina Requena, cocalera y madre de tres hijos que, según ella, se mueren por conocer un estadio en vivo y directo, porque hasta ahora sólo lo han visto por la tele. 

Pero la historia ha cambiado y ahora lo que menos escasean son los campos deportivos. Sólo en el municipio de Villa Tunari, desde que Evo está de Presidente, se construyeron 12 coliseos y 18 canchas para jugar frontón, uno de sus deportes preferidos.

En otros pueblos también se edificaron otros inmuebles. En Lauca Eñe, por ejemplo, la sede de encuentros sociales de los cocaleros que antes era un tinglado que a decir del propio Presidente parecía un gallinero, ahora es un coliseo y a su lado opera la radio comunitaria, en un edificio anaranjado, forrado con cristales en una parte de su fachada.

En Shinaota, la oficina de los campesinos es un edificio de tres plantas donde el ejecutivo sindical Eulogio Barcaya tiene una oficina de primer mundo en la que no está completamente cómodo. “Esto es un modelo sacado de otro país. Parece un nicho más bien”.

Pero, cuando la nostalgia del pasado le entra, él puede bajar por esa escalera larga que lo lleva hacia el galpón rústico donde almacenan la coca que luego se va a los mercados del país. Desde la ventana de su oficina, Barcaya observa una obra civil de unos tres pisos. Dice que será un hotel de varias estrellas que se unirá a los más de cien alojamientos que existen en todo Chapare. Algo que sorprende cuando se cruza la tranca de control de droga y precursores que va de Villa Tunari hacia los rincones de Chapare, es la metálica construcción de la fábrica de papel Papelbol, una promesa de Morales para dar empleo a 170 personas. Durante 10 años será administrada por el Estado y  luego pasará a manos de la Alcaldía de Villa Tunari. A esa empresa financiada por el Estado se suman otras tres: una industrializadora de coca, una compañía forestal y una procesadora  de cítricos.   

Las que no están sintiendo un beneficio del despertar económico de Chapare son las trabajadoras del sexo que ofrecen sus servicios en esas posadas temporales que gracias a los focos amarillos cubiertos por baldes rojos colgados en sus fachadas pueden ser vistos a lo lejos, desde la carretera, incluso en las noches sin pizca de luna. “Los mejores clientes tienen prohibido meterse en nuestras alcobas. Dicen que el presidente Evo les ha conminado a los militares a que eviten irse con putas”, cuenta una prostituta que trabaja en un local nocturno.

Renata es su nombre de ‘guerra’. Refugiada bajo la penumbra de una habitación alumbrada por un foco anaranjado, dice que de vez en cuando uno que otro soldado suele llegar, pero camuflado con ropa de paisano. Lamenta que los campesinos adultos no se den lujos carnales. “Los jóvenes, los camioneros y los turistas nunca fallan”.

Un cliente que estaba sentado en otra mesa, tiene una hipótesis del por qué la clientela oriunda escasea por esos lugares. “Es que las doñas les subieron el precio a sus tarifas y a la cerveza. Pensaban que como hay plata en los pueblos, los hombres se iban a despatarrar gastando. La gente prefiere antenas parabólicas que desperdiciar su plata en un polvo pasajero”, cuenta, y una sonrisa pícara se dibuja en su cara maciza. 

Hay una explicación oficial del porqué la economía de Chapare está viviendo un dulce verano. José Rony Ágreda, oficial mayor de la Alcaldía de Villa Tunari, dice que todo esto es fruto de lo ocurrido en 2004, cuando durante la gestión del ex presidente Carlos Mesa se aprobó un cato de coca por familia, lo que consiste en la licencia para producir la hoja en un terreno de 1.600 m2. Con ello, asegura, llegó la paz a Chapare y retornó la gente que se había ido por miedo a que una bala militar los atraviese el día menos pensado.

A causa de esa ola migratoria, cuenta Ágreda, los municipios tuvieron graves problemas en cuestiones de infraestructura educacional. “En 2005 teníamos 11.000 alumnos y ahora son 20.230”.

El oficial mayor recuerda que en 2005 había 17 núcleos educativos y que ahora hay 23. Las unidades educativas pasaron de 172 a 200. La autoridad, sentada en su escritorio y hurgando un pocillo de donde saca las hojas de coca que le hacen crecer el cachete izquierdo, confirma que la cara de Chapare ya no es la misma de hace tres años. 

    En el lugar    

18. Es la cantidad de frontones que se construyeron en en diferentes zonas de Chapare.

5. Son los municipios que hay en la zona: Villa Tunari, Chimoré, Puerto Villarroel, Entre Ríos y Shinaota

10. Además de los seis nuevos núcleos escolares que se construyeron, se están ampliando 10 colegios.

4. Son las empresas en construcción: fábrica de papel, industrializadora de coca, de cítricos y forestal .

Los datos   

– Un cato de coca mide 40 por 40 metros. En esa extensión de terreno se puede cosechar entre 100 libras y 250 libras cada tres meses. Los cocaleros se han acogido al Control Social para evitar que se produzca la hoja ilegal. Pero los mismos dirigentes afirmaron que hay campesinos que no cumplen ese compromiso y un reciente informe de la ONUDD señaló que existe coca excedentaria en Chapare y en Los Yungas.

– Con la migración también ha crecido la cantidad de vehículos, aunque en las alcaldías de Chapare no existe un registro de vehículos que revele la cantidad del parque automotor. 

– Los cocaleros empiezan a ordenarse en sindicatos a partir de 1960, utilizando métodos que han sido puestos de moda por la revolución de 1952.

Aplauden las obras, pero piden que se repliquen en todo el país

Cambios. Hay quienes consideran que Evo Morales está retribuyendo a Chapare todo el apoyo incondicional que ha recibido de esta zona para llegar a la Presidencia. Los pedidos abundan

imageModerno. Los vehículos de última generación no sólo se los puede ver en las grandes urbes. También recorren el trópico

Roberto Navia | El Deber

Probablemente nadie se oponga a la construcción de obras, mucho menos en un país donde la inversión pública no es una constante. Por eso, varios especialistas consultados aseguran que está bien que en Chapare, la tierra donde Evo Morales hizo sus armas políticas, se esté gestando el desarrollo, pero es necesario que ocurra lo mismo en el resto de los municipios de Bolivia.

Así coinciden analistas y autoridades que hicieron una lectura del despertar económico que está sucediendo en el trópico de Cochabamba, al que calificaron como un fenómeno que beneficia a la población, pero del que también hay que hacer una interpretación política, porque se trata de un bastión fuerte del Movimiento Al Socialismo (MAS).  

Para el politólogo Carlos Cordero, es absolutamente positivo que se haya construido una especie de polo de desarrollo económico en Chapare, pero considera que se trata de una especie de factura política que está pagando el Gobierno; es decir, una especie de bono de lealtad por el apoyo político que ha recibido de esa zona. Lo negativo, afirma, es que eso genere expectativas en otras regiones, que querrán lo que Chapare tiene. Si esas otras zonas no reciben algo de parte del Gobierno, el trópico de Cochabamba se convertirá en generador de oposiciones muy cercanas, incluso como la misma ciudad de Cochabamba.

Cordero considera que hay una correlación entre la economía de la coca y el boom económico en esa zona. “No estoy afirmando que sea producto de la actividad ilícita, pero el movimiento que se está dando puede ser sostenible porque la economía de la coca es muy fuerte.

El ex constituyente y ex vocal de la Corte Nacional Electoral, Jorge Lazarte, considera que hay que recordar que Evo Morales es presidente gracias a que fue dirigente sindical de las seis federaciones del trópico. “Tiene una deuda con los cocaleros y puede que ahora, con esas obras, les esté pagando. Lo importante es que habría que preguntarse de dónde provienen los recursos y cuáles son los propósitos de esas inversiones.

Por ejemplo, dice Lazarte, es entendible la construcción de un estadio, porque además de que puede que se trate de una demanda de la población, se sabe que el Presidente es afecto al fútbol. No obstante, considera que si se construyen dos estadios, quizá se trate de inversiones inútiles, porque podría haber bastado uno solo. “Es normal que cada comunidad quiera tener lo suyo, pero desde el punto de vista del Estado, uno tiene que preguntarse si se está haciendo una inversión correcta”. 

El Secretario de Planificación de la Prefectura de Cochabamba, Fabián Valeriano, dijo que no sólo en Chapare se están ejecutando proyectos, sino en los 45 municipios.

En lo que respecta al Trópico, dijo que se está trabajando en dos niveles: los que son encarados con recursos directos y los que se harán dentro de dos semanas con financiamientos concurrentes entre la Prefectura y los municipios. “Hay más movimiento en la zona. Son proyectos que se están realizando con diferentes programas del Gobierno, entre ellos, el de Evo cumple. Muchos con recursos del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo, que recepciona recursos del exterior”, afirmó.

El ex prefecto de Cochabamba Manfred Reyes Villa dijo que muchas obras se están haciendo con recursos que llegan como apoyo del exterior. Considera que el mandatario de Estado les está pagando por el apoyo que le ha dado Chapare en las últimas votaciones.

Según Reyes Villa, que también es candidato a la Presidencia de Bolivia en las elecciones previstas para el 6 de diciembre, en los otros municipios de Cochabamba no se ha movido una sola piedra y sus habitantes están esperando que las autoridades los atiendan para no quedar como ciudadanos de segunda clase ante el Presidente.

   Opinión   

El dinero y la buena inversión

Bismark Kreydler  / Experto en temas municipales

Para cualquier desarrollo social, las obras de infraestructura son necesarias, sobre todo para lugares donde la población va creciendo como en Chapare. Si son recursos generados por el municipio, mucho mejor, porque quiere decir que tiene condiciones para hacer su propia infraestructura. Pero tengo entendido que podría tratarse de ayuda de Venezuela. Si ha sido bien invertida está bien. Habría que ver hasta qué punto es sustentable este desarrollo y si son recursos lícitos. Si no es así, se sabrá de dónde vienen los recursos. Si la necesidad es de estadio y no de centros de salud, por ejemplo, quiere decir que el proyecto de desarrollo no es el más adecuado. 

Sabemos que el Presidente tiene prioridad en Chapare. Será muy difícil que San Matías, por ejemplo, reciba ayuda, porque no es prioridad para el mandatario. Morales tiene en los cocaleros su apoyo político. Sería recomendable buscar acercamientos de los municipios con el Gobierno para articular y desarrollar obras que sean prioritarias. Hacer obras por quedar bien con la población no es lo más recomendable. Tienen que ser de utilidad y si las de Chapare lo son, eso es bueno.