Cuenta el pecado y el pecador

Centa2 Centa Reck

No importa a que clan pertenece Gildo Angulo, queda en el anecdotario si pertenece o perteneció al grupo de Santos Ramírez. Es en cierto modo importante que sepamos que al interior del Mas, tal como antes sucedió con otros partidos que accedieron al gobierno, existen clanes que pugnan por cuotas de poder, y saber además que estos encarnan las misma guerras internas que llevaron a cabo los miembros del ejecutivo o caciques que se hicieron del poder en anteriores gestiones. Quizás ahora la guerra es más dura porque el escenario es más propicio también, porque el gobierno les pide a sus ministros acción permanente, juego de cintura, decisiones estructurales y andar permanentemente por la cornisa a fin de llevar a cabo su proyecto revolucionario que implica romper y romper estructuras e incluso instituciones.

Gracias a que a Santos Ramírez “lo cayeron en desgracia”, situación por la que ahora se encuentra preso (de todos modos es más respetable preso que si hubiera seguido haciendo de las suyas por la borrachera de poder que lo había llevado a perder el rumbo), bueno, gracias a esta caída se supo que el clan de Santos pugnaba frente al clan de Juan Ramón Quintana, que es ahora el más importante y fuerte clan de los que se juegan por espacios y que son capaces de hacer cualquier cosa para ganar indulgencias frente al Presidente, conscientes de que el poder se gana palmo a palmo, que nadie lo regala sólo por simpatías, sino que hay que ser un buen lugarteniente, un adelantado, un general de guerra, hay que ganar batallas para que el poderoso entregue un título, le considere indispensable y le otorgue las ansiadas cuotas de poder.



Todo esto viene al caso de que es cierto que Gildo Angulo y Carlos Villegas están enfrentados por el poder, por pertenecer a bandos, grupos o clanes de poder que están en pugna, pero no es menos cierto que gracias a estas guerras internas están saliendo a flote importantes casos de corrupción y verdades sobre la nacionalización- imposible, la nacionalización que no fue sino a costa de comprar prácticamente las empresas.

La compra de las empresas no es tampoco el óbice, pues esto tenía que ocurrir, el asunto es de que manera se hicieron estas compras-nacionalizaciones y a que costo para el país, y si luego de comprarlas sirven de algo, son rentables, están produciendo o se compraron sólo a la quete para cumplir promesas políticas y comer política, y luego emborrachar al pueblo con promesas, políticas y borrachera amarga “de les compré estas empresistas, pero con ustedes seguiremos comiendo pan y cebollas” porque las empresas se las di a unos ineptos, a mis casiquitos y les aguanto sus peleas, se las escondo, se las alcahueteo, me hago el de la vista gorda y dejo que todo se vaya por el tubo, que el país se nos vaya por el caño.

Lo que queremos decir es precisamente lo contrario de lo que dice Gildo Angulo, cuando le soba el lomo y le lame los zapatos al Presidente, cuando sólo reduce su pelea a Villegas y lo acusa a Villegas, del mismo modo que el ex Gral López sólo se enfrentó con Quintana.

Lo que queremos decir es que aquí el pecado es lo que importa, porque los pecadores ya los tenemos absolutamente identificados y deberían ser relevados de sus puestos, y el Presidente debería tomar las riendas y apuntar al pecado que es la corrupción y la falta de transparencia, y si la corrupción la admitió ipso facto, o los malos negocios los admitió por ignorancia, por desconocimiento, etc, debería igual echar afuera a los ineptos y buscar gente proba, debería mostrar que es capaz de gobernar, de exigir que el Estado no sea sólo recaudador o quitador de bienes y de impuestos, porqué es él quien debe exigir que el Estado sea productor, que industrialice, que genere empleo, producción y materia prima suficiente, que le de a los privados su parte y que todos generen, que el Estado deje de hacerse jauja los recursos y las empresas que son dizque de los bolivianos.

Entonces cuentan los pecadores más allá de sus enredos (porque los pecadores sólo se redimen y alcanzan algo de dignidad cuando se los procesa y se les exigen cuentas claras) y cuenta el pecado también porque no se puede seguir perseverando en mantener pecados y pecadores en la más absoluta impunidad y en un revoltijo de luchas por quien le quita al otro el montón.

Este es el momento en el que el presidente Morales debe mostrar su hechura y su pasta.