El estado plurinacional, plurisalvaje y multibrutal

image Daniel A. Pasquier Rivero

“Bolivia, libre, independiente, soberana, multiétnica y pluricultural, constituida en República unitaria” (Art. 1, CPE 1995), es un recuerdo. Algunos recién se enteran, por no haber leído antes la CPE aprobada el 2009, a través de la ratificación vía decreto del gobierno de Evo Morales. La nostalgia invadirá a la mayoría de los bolivianos, los historiadores patalearán inútilmente, los políticos tratarán de sacarle partido al tema, mientras que los principales apoyos al gobierno defenderán contra viento y marea la nueva definición aunque sea sin entenderla y, los verdaderos autores festejarán con la convicción de “misión cumplida”.

La nueva definición: “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario” (Art. 1, CPE 2009). No hay antecedentes coloniales ni republicanos, es un país sin pasado, sin historia, y quien prescinde de su pasado no tendrá cimientos para construir el futuro. Se eliminaron las “trabas” territoriales, jurídicas y culturales. El nuevo Estado, en diseño libre de los teóricos del “indigenismo andino comunitarista”, ajustado al “modelo bolivarista” o socialismo siglo XXI, concebido a su vez entre los escombros de los que fue el socialismo del siglo XX, con los derechos individuales hechos talco, la pobreza transformada en miseria de los pueblos que pasaron por el experimento, con los millones de muertos y la libertad perdida en países enteros. Hasta un analfabeto puede acceder a la información sobre el costo de implantar el marxismo en Europa, Asia, África y Latinoamérica.



La utopía trata de borrar las evidencias. Se insiste, sin fundamento, en el país de indígenas y originarios, presente a los ojos de fanáticos y ONGs extranjeras, todas del mismo color. Un estudio del Fondo para la Democracia de la ONU (marzo 2009), confirma que el 68% de los bolivianos se considera mestizo, una realidad comprobable para todo el quiera ver y entender a este país, contradice las bases del discurso masista; sólo el 20% se reconoce como indígena originario y el 5% blanco. No se justifica redactar una constitución racista, a favor de nadie, y menos de una minoría. Los privilegios están sirviendo de escudo para todo tipo de tropelías, correteadas a chicotazos a quien no les cae bien, a miembros de las fuerzas del orden que entorpecen el negocio de la fabricación y tráfico de droga, líderes históricos que reclaman honestidad en el manejo de las reivindicaciones sociales, autoridades legítimas pero rebeldes al oficialismo o a caudillos lugareños, confiscación de bienes por rencillas personales o parroquiales, o para sentar la mano. Y entre medio, las víctimas de la pugna por el poder entre los principales actores del gobierno, que se libra en especial en las recaudadoras de impuestos y controles aduaneros.

Los poderes del nuevo Estado se convierten por momentos en unipersonales. Políticas que deben nacer de equipos técnicos, que afectan al estado de cuentas del país, como fue la decisión por “precio justo”, de pronto se tratan de resolver en una sentada. Las pérdidas, cientos de millones de dólares y empleos, se analizan en razón de las próximas elecciones, para buscar votos. Igual se juega con la imagen del país adelantando sentencias en temas que afectan las relaciones internacionales con quienes mantenemos reivindicaciones centenarias, complejas y de difícil solución. ¿Qué hace intervenir en pleito ajeno y fuera de nuestra competencia? ¿Reforzar la imagen del presidente como un sabelotodo, o llenar la prensa, como reza el dicho, “aunque hablen mal de uno”? El 2/6 se anuncia el viaje de Evo a la posesión del nuevo presidente de El Salvador, pero en horas, ya no va, porque Hugo Chávez tampoco va. La solidaridad con el correligionario mayor se impone y el representante de los ex guerrilleros del FMLN deberá conformarse con su ausencia. El Estado Plurinacional no garantiza independencia ni soberanía. En unos días, a lo mejor, se empieza a tumbar las estatuas de Colón, Ñuflo, René Moreno, Andrés Ibáñez, Melchor Pinto, etc., para seguir con guión ajeno y acabar con los resabios coloniales y republicanos.

El presidente ordenó “el operativo” donde fueron ejecutados tres “presuntos terroristas”, encapuchados detuvieron y encarcelaron a otros, se tortura (comprobada por Derechos Humanos) para conseguir involucrar a casi toda la dirigencia cruceña que ahora se ve amenazada, chantajeada y sometida a interrogatorios fuera de la ley, frente a fiscales y jueces sin competencia. ¿Cómo es posible que se organicen células terroristas y el magnicidio públicamente y durante meses, en pleno conocimiento del gobierno mediante sus organismos de inteligencia? El montaje ha conseguido su objetivo, desmantelar por ahora a los grupos de oposición que, por derecho ciudadano democrático y constitucional, tienden a organizarse ante la convocatoria del 6 de diciembre. Lo importante para el MAS es la reelección de Evo, con las formalidades democráticas si es posible, si no, será con la presión en las calles, con la dictadura de los movimientos sociales, al precio que sea. ¿Acaso no se vivió lo mismo en octubre del 2003?

El Estado Plurinacional muestra en su andar torpe y descontrolado una actitud propia de salvajes, sin noción del Derecho, ni de las personas ni de las instituciones. La crueldad lo mancha todo, Huanuni volando a dinamitazos, Urresti torturado y colgado, la matanza a mansalva en La Calancha, la espantosa frialdad con que se ejecutó el plan Pando con El Porvenir y Cobija de luto, la persecución a “enemigos políticos” en todo el territorio de la ex Bolivia, con presos sin juicio en el Panóptico de La Paz y miles de exiliados, así lo atestiguan. La violencia con la que ha decidido el gobierno manejar la actividad pública, la política y a los políticos, tiene firmes trazos de irracionalidad. ¿Cómo es posible enfrentar el carácter brutal del accionar del gobierno? Al menos, hay que empezar reconociendo el carácter de plurisalvaje y multibrutal al nuevo Estado Plurinacional.