El narcotráfico se extiende

Se encuentran fábricas de procesamiento de cocaína con una frecuencia nunca antes registrada, en ciudades donde jamás en el pasado se hallaron indicios de producción.

laPrensa Editorial La Prensa



Bolivia fue considerada como uno de los principales países productores de coca del mundo y como uno de los de mayores fabricantes de pasta base de cocaína, estado anterior al del clorhidrato, la droga más pura y, por lo tanto, la más cara. La mayor parte de los laboratorios de cristalización estaba en Colombia. Bolivia era el proveedor del producto casi terminado. El Chapare era el centro de mayor producción.

En torno a la población de Sinahota se tejieron fantasiosas historias del narcotráfico y de narcotraficantes que todavía se pueden

leer en los diarios de los años 70 y 80 del siglo pasado. Durante la época de las dictaduras militares esta ilícita actividad estaba en auge. Se calculaba que alrededor de 1.000 millones de dólares, que en ese momento representaban algo así como el 50 o 60 por ciento del valor total de las exportaciones, se reciclaban en la economía.

Se hablaba y escribía sobre la impenetrabilidad de las fuerzas del orden en el Chapare y que aquello era aprovechado por los narcotraficantes para sus suntuosas fiestas, violentas reyertas y criminales ajustes de cuentas. Más tarde, en épocas ya democráticas, se habló de los “peces gordos” del narcotráfico, encabezados por el tristemente célebre Roberto Suárez Gómez, quien quiso pagar toda la deuda externa del país y murió en la cárcel, o su sobrino Roberto Roca, apodado “Techo de paja”, y de cinco o seis “peces gordos” del narcotráfico que se acogieron a un plan gubernamental del arrepentimiento.

El narcotráfico nunca desapareció del país, pero bajó la producción y las incautaciones se hicieron menos frecuentes hasta hace un par de años. Pero ahora, no sólo las regiones que eran habituales centros de producción han vuelto a funcionar, sino que se encuentran fábricas de procesamiento de cocaína con una frecuencia nunca antes registrada, en ciudades donde jamás en el pasado se hallaron indicios de producción.

También el avance de la tecnología llegó a la fabricación de cocaína y se han abandonado los sistemas antiguos y más riesgosos.

El hallazgo de cocaína se ha tornado excesivamente frecuente y parece obedecer principalmente al hecho de que la producción está aumentando. Cuanto más hay, es más fácil encontrar y se presume que eso ocurre con la cocaína. Se la encuentra con mucha facilidad en vehículos de transporte, en fábricas sofisticadas de la selva, en casas particulares de diferentes ciudades, en avionetas que se caen, en fin, en distintos lugares, con un enorme crecimiento de la delincuencia y los supuestos espeluznantes ajustes de cuentas, lo que también supone un menor control que va paralelo al crecimiento de los cultivos de coca.

Las autoridades deben intensificar la lucha contra el narcotráfico si no quieren que este delito alcance niveles incontrolables en el país y deben empezar, naturalmente, por fiscalizar el aumento de la producción de la hoja coca y el ingreso de precursores químicos al país.