El país de Evo Morales

Los actos del bicentenario del primer grito libertario en América latina pusieron de manifiesto las profundas brechas que dividen la sociedad nacional.

image Renzo Abruzzese – [email protected]

La realización de dos actos y la tenaz insistencia del presidente Morales de llevar adelante uno en el Villar negando validez al organizado por las autoridades políticas y cívicas de la capital, no solo dejó la sensación de una revancha por la sistemática reivindicación de sus derechos democráticos y la capitalidad plena, sino, además, hizo explicito el fondo histórico del proyecto Masista encarnado en Evo Morales.



Desde el podio armado en una polvorienta vía troncal del humilde pueblito chuquisaqueño, la imagen que se desplegaba era la de un presidente instalado en su hábitat natural, cualquiera que haya seguido el desarrollo político del presidente Morales diría sin temor a equivocarse que allá, en el Villar, el presidente se sentía en su medio, cosa que de hecho es muy positiva, excepto que así como uno percibía que él se sentía entre los suyos, también se percibía que lo hacia en contra de los otros. El sustento oficial dirá que de ésta manera el Poder del Estado regresa a sus bases, comulga con el soberano y se mezcla con los ciudadanos de a pie, empero, una lectura mas serena muestra que más allá de las palabras, en la cruda realidad, los bolivianos tenemos un mandatario empeñado en recuperar una parte de la nación –la originaria campesina- en detrimento de otra, la mestiza republicana. Una rememoraba el grito libertario en el corazón mismo de la república, su capital, y lo hacia abajo la lógica de los estados unitarios modernos, por encima de las razas y en nombre de todos sus ciudadanos, la otra lo hacia en el llano, bajo la sombra de una visión de raza, como diciéndole al país esta es la única Bolivia real.

Para muchos, la meditada referencia a los próceres y la omisión de Zudañes ha sido un intento por reescribir de otra manera una historia que ponía en la misma rasante a mestizos e indígenas, pretender negar la importancia de los mestizos en el proceso emancipatorio borrando discursivamente a unos y remarcando la raigambre indigeno-campesina de otros, no habla de un acto de reivindicación histórica de nuestros héroes, porque los hubo indígenas tanto como mestizos, sino, más bien, de una visión de Estado marcada por el sentido de raza, tan propio del mandatario. Los chuquisaqueños tuvieron el acierto de insistir hasta el cansancio en la necesidad de realizar un acto con la participación del presidente y sus ministros, sin embargo, el encono presidencial fue tan grande que finalmente dejó ver una mueca de revancha; ¿de quien se vengaba? Los sucrenses dirían con justa razón que la vendetta no los hería solo a ellos, lesionaba la integridad de una nación de indios y mestizos a merced un puñado de hombres que están lejos de comprender en su justa dimensión el rol que les toca vivir en este momento de la historia. Después del exabrupto del acto paralelo, Morales puede ser declaro Libertador de unos pero los otros también podrán declararlo su opresor.

El episodio del Villar y la Capital podría haber sido asumido como una maniobra política más en el intenso enfrentamiento ideológico que vive el país, lamentablemente no solo es eso, es uno más de los síntomas en el síndrome de una confrontación que desde el inicio del gobierno de Morales ha tomado ribetes epocales: taras contra karas, oriente contra occidente, masistas contra neoliberales, izquierda contra derecha, ejecutivo contra legislativo y detrás de cada filón en disputa resuena arrogante aquella victoriosa sentencia electoral; “ahora es cuando”. En el traspatio millones de bolivianos nos preguntamos done vamos a llegar, votamos por la pacificación del país y conseguimos un campo de batalla, votamos por la vigencia democrática y conseguimos casi derrotarla, votamos por una nación de todos, y lo único que logramos fue invertir el orden de las discriminaciones, votamos por una Bolivia unida y logramos dos naciones, votamos para ser mejores y estamos cada vez peor, votamos para erradicar la corrupción y parece haberse incrementado, votamos por Bolivia y algunos sentimos que no tenemos patria y menos presidente.