Hidrocarburos en campo minado

Tampoco han sido desvirtuados hasta ahora los resultados de un estudio que demostró cómo el Gobierno había pagado más de 250 millones de dólares a los inversionistas de la empresa…

laPrensa La “nacionalización” de los hidrocarburos en el país, convertida en principal bandera de la actual gestión gubernamental, sigue a los barquinazos sobre un tortuoso camino que parece atravesar por un campo minado por los estallidos escandalosos relacionados con hechos de corrupción que se han vuelto frecuentes en aquel estratégico y complejo ámbito. Las últimas salpicaduras tienen que ver con la denuncia pública efectuada inopinadamente por el ahora ex presidente de YPFB Transporte Gildo Angulo sobre una millonaria evasión impositiva y otras supuestas irregularidades de las que responsabilizó al titular de la empresa estatal del petróleo y cuyo directorio desconocía los problemas económicos por los que atravesaba la transportadora.

Angulo fue “volado” del cargo casi al mismo tiempo de haber sido acusado por el presidente de Yacimientos, Carlos Villegas, de “pretender desestabilizar el proceso de nacionalización” del sector. No obstante, el mandamás de YPFB admitió que la compañía transportadora adquirida (Transredes) tenía unos pasivos por 50 millones de dólares que deben ser pagados al Servicio de Impuestos Nacionales (SIN).



Hace un mes, el Presidente del Senado había presentado al Poder Ejecutivo una petición de informe para que se explicara detalladamente las adquisiciones efectuadas a título de la “nacionalización”, cuestionando la falta de transparencia en la compra de Transredes con el respaldo de decretos supremos firmados por el propio Jefe de Estado. El requerimiento no tuvo respuesta como tampoco han sido desvirtuados los resultados de un estudio que demostró cómo el Gobierno había pagado más de 250 millones de dólares a los inversionistas de la empresa sin haber establecido su precio real, lo que induce a suponer que la costosa operación se hizo a ciegas.

Junto a Angulo, que duró poco más de un mes en funciones, fueron destituidos los directores que se oponían a Villegas y como resultado del casi previsible “barrido”, YPFB Transporte estrena nuevos mandos a la cabeza de un economista especializado en el rubro y a cuya dilatada experiencia se apuesta para recomponer las cosas.

Para tomar en cuenta las observaciones efectuadas por especialistas sobre la situación planteada y que ponen énfasis en la “absoluta falta de gestión” en el sector petrolero y en el manejo de empresas estratégicas como YPFB como “botín político” en vez de apostar a su administración empresarial.

Pero habrá que tomarle la palabra al nuevo directorio de la transportadora de Yacimientos porque “se compromete a trabajar de manera decidida y responsable en la consecución de resultados favorables, garantizando la calidad del servicio y el uso soberano de los hidrocarburos, en una línea de absoluta transparencia”, según las partes salientes de un comunicado público divulgado en las horas precedentes. Un compromiso que, por lo que puede colegirse, olvidaron asumir los anteriores ejecutivos en poco más de tres años de accidentada gestión. ¡Qué pena grande!