Incremento de cocales

La lucha contra el narcotráfico es una de las tareas de mayor importancia del Gobierno Nacional, pero éste prefiere dirigir sus acciones a otros rubros y politizar cualquier situación que se presenta, con la finalidad de desorientar a los bolivianos a fin de que no observen la falta de gobernabilidad.

elDiario Editorial El Diario.

El Ejecutivo se dedica a enfrentarse con los políticos de la oposición y con sectores sociales que reclaman atención gubernamental para sus problemas. Por ello el Gobierno, que se identifica como enemigo del narcotráfico, no puede erradicar esta ilícita actividad. Pero la elaboración, distribución, comercialización y consumo de sustancias prohibidas en Bolivia se ha incrementado de manera alarmante. Este fenómeno es de conocimiento de todos los bolivianos y sólo no quieren aceptarlo quienes están en función gubernamental. Con frecuencia se anuncia el descubrimiento de casas donde se fabricaba cocaína, así como la detención de personas que trabajaban en el lugar, aunque generalmente no se logra dar con los propietarios de las factorías. No se puede negar que las incautaciones de droga han aumentado de forma considerable en relación con los pasados años, pero ni al 50% de la producción se llega a abarcar, a lo que se adiciona la cocaína fabricada en el Perú que ingresa a territorio boliviano.



También llama la atención el incremento de hectáreas cultivadas con plantas de coca, pues en un principio se aseguraba que esos cultivos se ampliaron a territorios ajenos a ese vegetal, posteriormente se dijo que se descubrió grandes plantaciones ilegales de coca en el interior de varios parques nacionales, donde además fueron instalados modernos laboratorios de maceración y purificación de cocaína, siendo extranjeros los responsables de la elaboración de droga. La preservación de esas áreas protegidas es responsabilidad del Gobierno, pero todo indica que no cumple esa tarea, con la disculpa de siempre, por la falta de personal, recursos e infraestructura. Por eso no se puede hacer un control efectivo, no sólo para evitar plantaciones de coca, sino para preservar los recursos naturales que son objeto de depredación por parte de foráneos que cuentan con la ayuda y protección de algunos malos bolivianos, entre los que no faltan autoridades gubernamentales.

Hasta antes de que Evo Morales Aima asuma la Presidencia de Bolivia, había una corriente cocalera que exigía una autorización legal para incrementar la extensión de sus cocales, porque únicamente les estaba permitido un espacio no mayor a unas dos décimas de hectárea. Ante esta realidad los cocaleros a la cabeza del actual Primer Mandatario exigieron que se les permita cultivar coca en un cato que corresponde a una cuarta parte de hectárea, lo que fue aceptado. Posteriormente se exigió una mayor superficie, pero los pedidos no fueron atendidos, ni por el actual Gobierno presidido por un líder cocalero.

La Ley 1.008, referida a la coca y el narcotráfico, establece que en Bolivia deben existir 12 mil hectáreas de coca legal, y las que estén por encima de esa cantidad son excedentarias e ilegales, cifra que además es resultado de una Convención Internacional. Pese a dicha legislación se hicieron gestiones para que la coca legal abarque hasta las 20 mil hectáreas, con el compromiso de erradicar todas las que estén por encima de la cantidad mencionada. Aunque hay tareas y programas de erradicación, la destrucción de cultivos de coca ilegal debe abarcar más de 5 mil hectáreas, lo que no ocurre y aumenta la producción de coca ilegal.

Un informe anual de Monitoreo de Cultivos de Hoja de Coca en Bolivia, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), detectó que el año 2008 se cultivó coca en 30.500 hectáreas, lo que representa un crecimiento del 6 por ciento respecto al 2007. Con ese incremento queda demostrado que la coca excedentaria que supera las 10 mil hectáreas es utilizada por el narcotráfico, porque para el uso tradicional bastan las hectáreas legales. También se conoce que grandes volúmenes de hojas de coca son desviados para el narcotráfico, por lo que la fabricación de cocaína en Bolivia subió peligrosamente, hecho que tiene que preocupar al Gobierno y pueblo boliviano.

Que la producción de coca esté por debajo de la que corresponde al Perú y Colombia, no libera de responsabilidad a las autoridades que tienen que evitar la propagación de los cultivos de la hoja en Bolivia. Se debe cumplir con las metas de la erradicación para evitar la proliferación de cultivos de coca y la elaboración y tráfico de cocaína, aunque se dice que el organismo encargado de luchar contra esa ilícita actividad no tiene los medios necesarios para esa tarea, sobre todo después de la salida del país de la Oficina Antinarcóticos de los Estados Unidos (DEA), que sí hacía trabajos de inteligencia que ayudaban mucho en la lucha contra esa lacra de la humanidad que es el narcotráfico.