La lealtad tiene precio

Con bombos y platillos, en el marco de la anticipada campaña electoral emprendida por el gobierno, el presidente entregó a los funcionarios públicos un bono de mil bolivianos. Los empleados hacían esfuerzos por disimular el mal humor provocado por el madrugón en pleno frío ya que llegaron al coliseo a las 6.30 y el dúo Evo-Álvaro recién a las nueve; «todo por un pinche bono», comentaron.

Un beneficio que nace disminuido por los aportes «voluntarios» que cada uno debe hacer mensualmente a la campaña del MAS. Sin embargo, de acuerdo al libreto, expresaron su pleno respaldo al gobierno mediante pancartas y discursos preparados en el Ministerio de la Presidencia.

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Foto. Una de las manifestaciones «espontáneas» de apoyo al gobierno, en que funcionarios públicos se unen a las «organizaciones sociales» en plaza Murillo.

Este bono al funcionario público se suma a los otros como Juancito Pinto, Juana Azurduy de Padilla y el de los beneméritos de la Guerra del Chaco, todos con el mismo fin, aprovecharse de la necesidad de la gente y ganar votos para el 6 de diciembre. El que pierde es el país porque la fiebre de bonos más la Renta Dignidad le costará al erario público, este año, más de 280,3 millones de dólares y está en camino el «bono bachiller».

Según se sabe, el bono a los empleados públicos tiene además ciertas condiciones. En primer lugar, el funcionario deberá demostrar su lealtad al «proceso de cambio» manteniendo la asistencia a las concentraciones partidarias y a cuanta movilización se determine desde el palacio de Gobierno, como ocurre desde hace tres años.

Existen varias denuncias en sentido de que circulan en las dependencias de Estado, planillas en las que el funcionario es «invitado» a inscribirse al partido de gobierno, pero el que se niega pone en riesgo su cargo o, en el mejor de los casos, anula por completo toda expectativa de superación profesional sobre la base de sus méritos y como está la situación con el alarmante nivel de desempleo nadie se arriesga a perder la pega.

Los responsables del sector económico dicen que el bono beneficiará a unos 11 mil funcionarios, con mas de un año de antiguedad, pero se sabe que los empleados públicos superan ampliamente este número; están los eventuales, los consultores y a todos por igual se les solicita el correspondiente aporte al partido. La instructiva emitida desde palacio de Gobierno estipula que la contribución “voluntaria” deberá realizarse entre los meses de junio y noviembre, es decir seis meses, lo que representa decenas de millones de bolivianos. Queda claro que el MAS quiere hacer una campaña a lo grande.

Los aportes “voluntarios” no son un tema nuevo, en gobiernos anteriores existieron denuncias al respecto, lo que es nuevo es el método coercitivo y expeditivo empleado por el MAS y que desde el inicio del gobierno practicaron diferentes caciquillos, entre estos el diputado Gustavo Torrico en su grupo de los «satucos». El que quiere ingresar a este grupo y conseguir luego una “pega” debe pagar. Con este dinerillo el «satuco» se habría hecho de un canal de televisión que oportunamente estará en el aire los próximos días, en etapa electoral. Mientras tanto Evo condena a los «buscapegas» y corruptos, instando a los «compañeros» a denunciar tales hechos. Buena actuación señor presidente.