Petróleo y gas – Los extremos del espectro

image Carlos D’Arlach

La asistencia a la convención anual de geólogos petroleros americanos en Denver ha tenido, como todo, satisfacciones y desilusiones. El hormigueo incesante de miles de profesionales de todas partes del mundo intercambiando experiencias y conocimientos, la propaganda de centenares de compañías de servicio buscando vender nuevas tecnologías a decenas de compañías petroleras internacionales, conferencias magistrales y mesas redondas para abordar temas específicos como las leyes que regulan la industria, el cambio climático, o los combustibles alternativos.

Entre las estrellas del evento estaba Brasil, nuestro principal cliente y ahora foco de atención mundial por el descubrimiento de reservorios supergigantes que han dormido millones de años frente a sus costas por debajo de un horizonte de sal, y que han sido descubiertas gracias a un programa exploratorio iniciado diez años atrás. Petrobrás acaparó la atención del público al hablar con orgullo de los resultados obtenidos. Nació a la vida en 1954, 18 años después que YPFB, con la misión del autoabastecimiento. Por entonces Brasil producía 51.000 bpd y su consumo era de 220.000 bpd, para conseguir recién 50 años mas tarde la ansiada meta con la autosuficiencia con 1.800.000 bpd, gracias a una política de estado basada en la perseverancia, el desarrollo del conocimiento geológico, el entrenamiento continuo del personal, y la seguridad jurídica, a tal punto que la próxima convención internacional será en Río de Janeiro en noviembre de este año. En otras palabras, una política abierta donde Petrobras, su empresa estatal que tiene en parte capital privado, y muchas otras compañías han puesto a Brasil en la lista de los grandes del petróleo mundial.



La desilusión provino de las ausencias. Entre los miles de rostros de todos los colores, moros y negros africanos, amarillos del oriente, blancos del norte, mestizos de todas las latitudes, faltaban los nuestros. Tal vez los profesionales de YPFB estaban muy ocupados aprendiendo alguna lengua nativa para conservar el puesto o la política de austeridad impuesta por el régimen impide viajes tan útiles como éstos. Es que estamos en el otro extremo del espectro, sin norte alguno, como un barco a la deriva al mando de capitanes que nunca fueron marineros cambiados cada seis meses o cada vez que estalla un escándalo de corrupción mayor que el anterior. No podemos explicar el DS 0148 promulgado el 29 de mayo de 2009 que obliga a las compañías operadoras en Bolivia a “invitar” a YPFB a proveerle equipos y servicios en el desarrollo de sus operaciones petroleras, le pague, y luego YPFB le devuelva ese dinero como costos recuperables. Este decreto inexplicable e ilegal, ya que viola cada uno de los contratos de operación que han sido aprobados por el Congreso como leyes de la república, será en la práctica un freno burocrático que desacelerará aun más la ya lenta actividad petrolera y ensanchará la puerta de la corrupción abierta con los fideicomisos. ¿Es la visión del gobierno hacer de YPFB la patrona o la empleada de las transnacionales?.

Si el gobierno no cambia a una política petrolera abierta y sigue empeñado en que a YPFB la puede gerentar cualquiera con buenas credenciales de masista, nuestra autosuficiencia energética, dependerá únicamente de la capacidad de importar combustibles. Bolivia y Brasil están pues hoy en los extremos del espectro, y lo mas grave, es que nuestro principal cliente se convertirá en competidor a corto plazo.