Reality Show en Cuba

image Una impactante película justifica las polémicas destituciones de Lage y Roque

En el filme, Raúl invita a los acusados a "admitir sus errores", que estos niegan pero luego se desmoronan  |  El tono de Raúl es severo, pero los consultados lo ven justo; estiman que tomó una decisión audaz

Fernando García | La Habana. Corresponsal -  LA VANGUARDIA



Cuba es un país de película; su política y sus servicios de inteligencia, también. En sentido literal y figurado. La revolución cuenta con una factoría cinematográfica cuyas filmaciones pueden cambiar la vida de ciudadanos, dirigentes y en cierto modo del Estado. Es el caso de su más reciente y sofisticada producción, que el Partido Comunista (PCC) está exhibiendo a sus miembros, en sesiones restringidas y bajo control antipiratería, aunque ya toda la isla conoce los contenidos y comparte la “conmoción”, “decepción” y “tristeza” que está ocasionando. Es el vídeo de la sesión del Buró Político en la que, el 2 de marzo, el presidente Raúl Castro anunció, escenificó y justificó con vergonzantes grabaciones la fulminante destitución del entonces vicepresidente económico, Carlos Lage, y el ministro de Asuntos Exteriores, Felipe Pérez Roque, ambos aspirantes a suceder a los Castro; del vicepresidente y coordinador de la Batalla de Ideas –amplio proyecto de Fidel Castro–, Otto Rivero, y del jefe de Relaciones Internacionales del PCC, Fernando Remírez de Estenoz: los pesos más pesados entre la docena de altos cargos relevados en esa dramática y crucial remodelación.

Acusaciones al CNI

El ex delegado en Cuba de la Sociedad para la Promoción Industrial del País Vasco, el cubano Conrado Hernández, asegura en el vídeo del PCC que él trabajaba para el servicio de inteligencia español. La confesión se grabó en la cárcel. Lo que se sugiere es una traición de Roque y Lage vía Hernández y el CNI con derivación hacia la CIA, a la que se cita. Un locutor confirma la relación de Hernández con el CNI, que Madrid niega, e identifica a los últimos cuatro jefes de grupo del Centro en Cuba. El vídeo muestra al penúltimo comiendo con Hernández, al que pide que le escriba algo “en un papelito”. El asunto intriga pero es secundario en el vídeo. La relación de Lage, Roque y Estenoz con el presunto traidor se acredita con imágenes de una amigable reunión en la finca de este, finca a la que Lage hizo desviar un río. “¿Quién te dio ese poder?”, pregunta Raúl, que también muestra el pasaporte diplomático que Roque hizo a Hernández ilegalmente.

Moratinos ha negado toda relación del asunto con el reciente “relevo” de los agentes del CNI en Cuba.

La película, a medio camino entre el documental o reality show y el thriller político, tiene dos versiones: una de seis horas que han visto los altos jerarcas y otra de tres y pico para los niveles medios y rasos de una militancia de millón y medio de cubanos.

La situación creada por tan peculiar modo de administrar la información es extraña. Ningún medio cubano toca el tema. Y los periodistas extranjeros lo abordamos sin haber podido ver por ahora, en ningún caso, el vídeo en cuestión. Sólo los relatos ofrecidos por algunos de los miles de cubanos que sí lo han visionado permiten ya una aproximación fiable al documento.

En la sala del Buró Político aparecen sus veinte miembros, encabezados por Raúl Castro como segundo secretario del PCC en ausencia del primero -su hermano Fidel-, más los cuatro encausados. Raúl explica los amplios cambios que se propone hacer en el Gobierno y, siempre según los espectadores interrogados, pasa a tratar la “delicada situación” de Lage, Roque, Rivero y Estenoz, a quienes lanza preguntas sobre hechos concretos que reflejan su sed de poder, sus deslealtades y comportamientos lamentables. También les pregunta sobre su relación con un cubano que venía representando los intereses industriales del Gobierno vasco hasta que, el 14 de febrero, fue detenido junto a su compañera en el aeropuerto cuando iba a dejar la isla: Conrado Hernández, acusado de traición y espionaje.

Lage y Roque empiezan respondiendo con negaciones, evasivas y vaguedades. Pero, a la vuelta de un receso concedido por Raúl tras invitarles a “admitir sus errores”, empiezan a reconocer posibles patinazos y –nos dicen– a amilanarse. Castro sigue preguntándoles al tiempo que les recuerda las relaciones familiares y amistosas que ha mantenido con ellos y les enseña evidencias y adelantos de lo que más tarde quedará claro a base de conversaciones pinchadas, grabaciones con cámara oculta y fotos de reuniones y juergas impresentables.

Todos los testimonios coinciden: los acusados se van desmoronando hasta hundirse por completo. La tensión en el Buró, donde todos rehusan tomar la palabra, no deja de crecer. Lo mismo que en las salas de proyección para los militantes: algunos acaban pidiendo “que los fusilen”.

El tono de Raúl es “severo”, pero los consultados lo ven “justo”; en general, estiman que el líder ha tomado una decisión “audaz” al mostrar el vídeo a la militancia, aunque muchos quisieran que lo viera todo el mundo; creen que Raúl “sale reforzado” con la película, que permite comprender la decisión que adoptó contra los que fueron hombres de la máxima confianza de Fidel.

En una de las grabaciones, Lage y Roque aparecen en una fiesta en la terraza del hotel Ambos Mundos de La Habana el 23 de febrero del 2008, víspera de la constitución del Consejo de Estado. La tapadera es la boda de un primo de Lage, el doctor y ex dirigente Raúl Castellanos, detenido por traición el día antes del Politburó. Pero lo que en realidad iba a celebrarse era el esperado ascenso de Lage al cargo de vicepresidente primero. Este llega a la fiesta tras conocer la decisión de que no será él, sino José Ramón Machado Ventura, quien ocupará el cargo. Y lo cuenta violando el secreto. Entonces Roque estalla de furia y allí se escuchan toda clase de insultos y promesas de rebelión que nadie cumplirá.

Otra fiesta que sale en el vídeo es la que, con asistencia también de Lage y Roque, se celebró en el año 2006 en una sala del palacio de la Revolución no lejana a la habitación donde, en ese mismo momento, Fidel Castro casi agonizaba. Era el cumpleaños del secretario personal del propio Fidel, Carlos Balenciaga, también fulminado y hoy empleado en una biblioteca. Según los testimonios, Balenciaga aparecía haciendo gestos procaces. Todos bebían.

“Mientras mi hermano se debatía entre la vida y muerte, dos pisos arriba Carlitos y ustedes celebraban una fiesta indecente”, espeta Raúl a Roque y Lage antes de mostrar las imágenes.

Los dos hombres que durante largos años fueron los delfines de Fidel y parecían llamados a pilotar una transición en Cuba no se han recuperado todavía. No están presos: sólo bajo vigilancia y relegados a empleos de base. Pero su ruina social es absoluta.

Parece una obra de Shakespeare, pero es un vídeo y es real.