Termómetro político

Los prefectos, en lugar de vender en público lo único que les puede salvar (¡la autonomía!), están dedicados a proclamar cosas políticas que nadie entiende.

termometro politico El Nuevo Día

La temperatura política

En una escala del 1 al 10, donde 1 significa mucha estabilidad política y 10 una alta inestabilidad, ¿cómo calificaría la situación actual en Bolivia?



Las cosas transitan por un 8. Como siempre la cosa está caliente. Esa calentura es la que le conviene al gobierno popular.

La semana pasada y la que hoy comienza

La semana anterior vino calmadita: contra todo pronóstico. La razón fue que el gobierno popular, tuvo que ocuparse de una pelea bastante anodina y aburrida (aunque, dicen, muy simbólica) y dejó en espera las grandes y reales batallas que normalmente libra contra los autonomistas.

El gobierno, en efecto, tuvo que ocuparse de pelear contra los sucrenses por algo relacionado con un bicentenario. Eso impidió que siga hundiendo a los autonomistas; a quienes -en general- se percibe más desorientados (asustados) que nunca.

En esta semana, la que hoy comienza, lo lógico es que el gobierno vuelva a sus aventuras y termine de aniquilar a los autonomistas. El gobierno aprovechará que ya no hay Corte Suprema, ya no hay Tribunal Constitucional, ya hay decreto hecho a medida contra sus opositores y sobre todo, aprovechará la desorientación, la desorganización y el susto (salvo excepciones, claro) de los camaradas autonomistas.

Como es obvio, la magnífica estrategia de poder del gobierno para hundir a cualquier oposición está funcionando. Y funciona por dos razones. Una, porque es una estrategia pensada y sostenida por profesionales externos (es decir, no es una estrategia hecha por el Santos Ramírez de turno). Y dos, porque los prefectos andan de mal en peor.

Los prefectos, en lugar de vender en público lo único que les puede salvar (¡la autonomía!), están dedicados a hablar y a proclamar un montón de cosas políticas que nadie entiende. Los prefectos no se enteran que a sus electores, en el fondo, no les interesa la política, ni la pelea contra el MAS. Lo que les interesa de verdad, es tener esperanza; la esperanza de que un día, sus pueblos sean autónomos.

Los prefectos, si se recuperan del actual soponcio, deben comenzar a vender esperanza y autonomía. “Vender” significa que deben proclamar, publicitar, ofrecer, mostrar y uniformarse con la autonomía y sólo con la autonomía: mañana, tarde y noche. Vale decir, los prefectos deben hacer lo que siempre hicieron hasta septiembre del 2008: vender la esperanza de la autonomía. Lo demás (la pelea, el insulto, la pataleta, el berrinche, las traiciones internas entre los propios autonomistas, la bravuconada contra el MAS, etc.), es campo donde, prefectos y cívicos siempre la sacarán mal. Y eso es más que evidente a esta altura.

Pero los prefectos están ocupadísimos en vender ante sus electores cosas y peleas políticas bastante absurdas y lejanas de las necesidades de la gente: “nos vamos a reunir con los candidatos…”. ¿Qué miércoles les importa eso a los cruceños autonomistas? Lo que les importa a los cruceños autonomistas (quienes pronto comenzarán a desorientarse igual que sus líderes, si no reciben los mensajes que buscan) es la autonomía. Y les importa la autonomía porque creen que con ella, Santa Cruz seguirá progresando en libertad, habrá más trabajo y la vida irá mejor. Es todo, un tema de esperanza e ilusión.

Y lo que definitivamente trae sin cuidado a los tales electores autonomistas, es que sus líderes se dediquen a reunirse entre políticos, a hablar en lenguaje político y a traicionarse mutuamente como chiquillos asustadizos.

Si los prefectos venden  autonomía, cada ataque que reciban del gobierno será un ataque contra la autonomía. Si los prefectos venden política, pataleo y susto (como lo hacen cada día desde hace varios meses) cada ataque del gobierno es un ataque contra políticos dados al pataleo y al susto. Por favor, caballeros, serénense.

Y por si todo esto fuera poco, la semana que hoy comienza tendrá un nombre antipático en Santa Cruz: la gripe del cochi. Vamos bien.