Vivir para contarla

La inseguridad ciudadana en las ciudades del país ha llegado a extremos alarmantes, sin que al ministro de Gobierno se le mueva un pelo y se asegura que está más preocupado por sortear los accesos de mal humor de su suegra María Martha, que a precautelar la vida de los bolivianos. 

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Es evidente que Alfredo Rada y familia, circulan muy bien protegidos en lujosos vehículos blindados y por ello desconoce la realidad cotidiana de millones de ciudadanos de a pie que andan con el Jesús en la boca sin poder asegurar si retornarán sanos y salvos a sus hogares.



El ministro y los jerarcas del gobierno hace bastante tiempo no tienen que lidiar con los delincuentes que han tomado las calles de La Paz , Santa Cruz y Cochabamba, principalmente, y por tanto este problema resulta para ellos, una lejana y vaga referencia, que no afecta su cotidianidad que solo se ve turbada por los berrinches de algún opositor político o por los fastidiosos medios de comunicación que tienen la mala costumbre de poner en evidencia la corrupción o los abusos del poder masista. 

Sin embargo  el «responsable de la seguridad interna del país» haría bien en darse un vueltecita, sin ir muy lejos por el Prado en La Paz, la Cañoto en Santa Cruz o por las inmediaciones de la Coronilla en Cochabamba y de esta forma se daría cuenta que ningún ciudadano puede transitar por esas vías con tranquilidad y ojo que no estamos hablando de siniestros barrios marginales o de El Alto, porqué ahí la cosa va en serio con asesinatos incluidos. 

El ministro Rada reduce al parecer su actividad a descubrir tenebrosas maquinaciones contra el gobierno y la suerte de los ciudadanos comunes lo tiene sin cuidado. Posiblemente suponga que cada uno debe ocuparse de sus propios asuntos y que él esta solo para cuidarle las espaldas a Evo y para mostrar como terroristas a miembros de grupos deportivos y a cuanto «camba» se le ponga al frente. 

Esta realidad ha sido constatada por el propio alcalde paceño, Juan del Granado, a quien nadie podría acusar de ser un opositor y que ha visto que la delincuencia se ha incrementado en forma alarmante, sin que al ministro Rada se le ocurra un plan efectivo y por ello ha dicho que recurrirá al propio Evo en busca de apoyo.

image Un operativo de la policía

Es muy difícil encontrar una persona que no haya sufrido, o alguno de sus allegados, un robo o un asalto pero Rada se resiste a ver esta realidad y pretende mostrar un país idílico en el que una persona puede transitar a pie, en taxi, micro o minibus (donde operan las bandas de cogoteros) sin temor alguno.

De lo que si esta muy ocupado Rada es de montar sofisticados sistemas de seguridad en las oficinas del Ministerio de Gobierno y de incrementar los recursos destinados a movilizaciones de apócrifos grupos con el “comité cívico y popular” y otros, que sirven de coartada al MAS para realizar sus tropelías contra la oposición.

Los hijos de Rada y del entorno del poder, acuden a sus colegios y actividades convenientemente protegidos por robustos guardaespaldas pagados con fondos públicos y contaran con esta eficiente «política de seguridad» mientras sus progenitores sigan en el gobierno. El resto de los ciudadanos del país seguiremos siendo víctimas de los delincuentes, por la indolencia e irresponsabilidad de las autoridades nacionales.