Honduras- una lección de anatomía

Centa Centa Reck

Los regímenes del llamado Socialismo del Siglo XXI nos están dando una lección de anatomía, si es que nos atenemos a las acciones que han tomado y han hecho tomar a instituciones delegadas para intervenir y tratar de zanjar con sanciones inapropiadas y lineales el complejo caso que plantea Honduras frente al continente que pretende ser tomado por regímenes que se llaman democráticos por el sólo hecho de llevar una y otra vez a los pueblos a las urnas.

A esta altura del partido existen varias interrogantes que quedan como resultado de este caso complicado y de una lectura menos lineal que la que se pretende mostrar a simple vista, donde en primer término se abre el gran interrogante de lo que es tomado o no como democracia, y también pone en evidencia a quien o quienes favorecen en realidad las llamadas democracias que estamos viviendo, y a quienes responden organizaciones como la OEA, que se crearon bajo el principio de reunir a los países del hemisferio occidental en un foro multilateral bajo el mandato de fortalecer la cooperación mutua en torno a los valores democráticos, defender los intereses comunes y los derechos humanos entre otros temas como la lucha contra la pobreza, el terrorismo, las drogas y la corrupción.



Rembrard tituló uno de sus más famosos cuadros como “lección de anatomía”. Se trata del retrato de un evento que en su época (1632) resultaba esperado porque brindaba la posibilidad de que se practique una sola disección pública al año, la cual era muy esperada porque permitía investigar el cuerpo humano, considerando que esta práctica sólo se podía realizar en el cuerpo de un criminal ejecutado.

El caso de Honduras, se ha convertido en el presente en una verdadera lección de anatomía porque los cirujanos reunidos en torno al cadáver de la democracia que postula el Socialismo del Siglo XXI no pueden escamotearnos más la evidencia de cómo funciona el sistema en ciernes que pretende ser convalidado como democrático, mientras gran parte de los órganos internos, de la anatomía misma del sistema intenta ser negada y escondida a los ojos analíticos y estudiosos que saben que no están frente a un caso de democracia sino de una pseudo democracia que está tratando de ser salvada a nombre del sistema democrático al que contradictoriamente estas están destinando a una muerte segura y a una segura desaparición.

Decíamos que el caso Honduras es complejo, porque se plantea como un golpe de estado, cuando al mismo tiempo existen evidencias que se pretenden mantener ocultas, que muestran que en este país se ha entablado una lucha contra formas modernas y pre establecidas de golpe de Estado que pretenden hacerse pasar por democracias.

En el caso de Honduras, la OEA ha fijado una hoja de ruta con acciones mecánicas y lineales, cuando lo que está en juego es un tremendo embrollo entre los poderes que deben actuar con independencia pero también con interdependencia y en coordinación para que un país pueda ser considerado como verdadero signatario de un régimen democrático.

Pues bien, Honduras se ha convertido en el primer anfiteatro en el que yace frente al mundo el cadáver de la democracia que ha sido ahorcada por las mismas manos del poder que hoy la reclama: el poder Ejecutivo, que habiendo actuado de manera parcializada e ignorando al poder Legislativo y Judicial, ahora pretende imponerse y tomar para sí solo el país con la ayuda y cooperación de sus socios internacionales y las organizaciones que estos manejan.

La OEA que hoy por hoy es un cuerpo expuesto y agente de represión, tal como los gobiernos que van camino a dictaduras alegando que deben ser considerados democráticos, se han ocupado de convalidar sólo el poder Ejecutivo hondureño, pretendiendo ignorar los otros poderes que tienen que regir en un país, a saber el Legislativo y Judicial, que son tanto o más importantes porque establecen el equilibrio y el contrapeso de poderes que es parte indisoluble de las reglas de un juego realmente democrático.

Lo bueno es que tenemos ante nuestros ojos una de las primeras lecciones de anatomía de estás políticas que han sido practicadas en el cadáver de un condenado y ahorcado por sus acciones, pero que pretende ser restituido como un cuerpo vivo, sano y cultor de la democracia.