Honores y el parte y las manzanas no son cebollas

En cada una de sus llegadas al país, Hugo Chávez provoca alguna especie de remezón y obliga al vocero presidencial a hacer malabarismos argumentales para intentar justificar lo injustificable. Esta vez el venezolano contó con la complicidad del comandante de guardia del palacio de Gobierno.

imageimage Palacio de Gobierno • El presidente Hugo Chávez recibe el informe de la Guardia Presidencial.(17 de julio de 2009)

Resulta que como es su costumbre Chávez ingresaba muy orondo al palacio Quemado acompañado de Evo Morales (ojo, no es que Chávez acompañaba a Evo) y en el patio lo esperaba formada una columna del regimiento escolta presidencial cuyo comandante, sable en alto, brindó, muy comedido, un parte al presidente venezolano.



Esta situación que en otro país hubiera resultado muy embarazosa intentó ser explicada, con poco éxito, por el portavoz oficial, Iván Canelas, quien a estas alturas ya ha perdido toda la ecuanimidad que pudo haber tenido en sus épocas de periodista. Evo, quien no es muy hábil en el arte de la argumentación, intentó lo mismo con resultados lamentables.

Ambos, presidente y vocero, echando mano a sus respectivas experiencias indicaron que se trataba de una práctica cotidiana esa de que se rinda parte a los visitantes. Evo indicó que en sus viajes a Francia, a Rusia y otros países, era recibido con columnas de honor, salvas de cañones y otras fanfarrias. Iván con absoluto descaro llegó a decir que cuando ejercía como periodista fue testigo de los partes que la guardia brindaba a los ilustres visitantes.

Resulta que ambos, de manera deliberada, intentaron confundir los honores militares, que evidentemente se brinda a los presidentes que nos visitan o los embajadores que presentan sus cartas credenciales, con el parte diario que cotidianamente la guardia palaciega brinda al presidente de la república.

imageLa caricatura lo dice todo (autor LápizTOLA, La Prensa)

Se trata de dos aspectos diferentes. El dar parte implica la existencia de una cadena de mando, de una relación de subordinación que, al menos en términos formales, no debiera hacerse tan evidente con el presidente venezolano.

Pero pese a la encerrona que sufrieron los periodistas ese día en palacio, la luz de los hechos es irrefutable: es Chávez y no Evo quien recibe el parte de la guardia presidencial y por lo visto, el comandante encargado no hizo más que expresar una situación que se hace cada día más evidente y que denota una franca relación de subordinación del gobierno boliviano respecto al venezolano.

No se trató del primer caso. Recordemos que a las pocas horas de asumir Evo Morales el mando de la Nación(enero de 2006), Chávez emitió desde Tiahuanacu su programa “Aló presidente” durante el cual el entonces comandante general del Ejército le brindo un pormenorizado informe de la situación nacional, “llunqueada” (en aimara) o «lamida de botas», que le sirvio para permanecer en el puesto algún tiempo más.

Esa relación de dependencia y subordinación está muy bien remachada por los petrodólares que envía Chávez  a Morales en el marco del programa “Bolivia cambia, Evo cumple” y que traducido significa que el que pone la plata manda y el que la recibe obedece. Y..¡adelante con las clases de dignidad y soberanía!