Micheletti acepta adelantar las elecciones hondureñas

image El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, viaja este viernes a Tegucigalpa

JOAQUIM IBARZ – TEGUCIGALPA (ENVIADO ESPECIAL LA VANGUARDIA)

El presidente de facto de Honduras, Roberto Micheletti, acepta adelantar las elecciones generales del 29 de noviembre como un medio para encontrar una salida pacífica y consensuada a la crisis provocada por el derrocamiento de Manuel Zelaya. Ante el anuncio del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, de que hoy viajará a Honduras, Micheletti dijo que será "bienvenido" y que lo escucharán.



Micheletti afirmó explícitamente: “Estoy  "totalmente de acuerdo en adelantar los comicios. Podemos adelantarlos dentro de la ley, no hay ningún problema, yo no tengo ninguna objeción si sirve para resolver la crisis”, indicó Micheletti.

El enfrentamiento político que vive Honduras tiene su génesis en la pretensión de Zelaya de que en los comicios se instalara una urna adicional para preguntar a los hondureños si aceptaban convocar una Asamblea Constituyente que le permitiera reelegirse.

Insulza llegará dentro de unas horas a Tegucigalpa junto con una comisión que mantendrá contactos con representantes del poder judicial; no se ha confirmado que Insulza se entreviste con Micheletti.

"Los vamos a escuchar, quizá no se reúnan pero van a hablar con la fiscalía, la Corte Suprema de Justicia. Yo soy la última parte en caso de que haya que dialogar con ellos", afirmó Micheletti.

Insulza llegará a Honduras un día antes de lo previsto. En principio, debía viajar este sábado acompañando al derrocado presidente  Manuel Zelaya en su intento de regresar al país.

Al ultimátum de la OEA, Micheletti respondió con un decreto que suspende numerosas garantías individuales y colectivas durante las horas en que rige el toque de queda (de diez de la noche a las cinco de la mañana). El régimen se atrincheró, dispuesto a resistir a toda costa el aislamiento político y financiero.

La izquierda hondureña considera una medida desesperada y sin sentido que el Gobierno de facto limite por decreto las libertades mientras en todo el país se multiplican los llamamientos a un diálogo nacional, con inclusión de todos los sectores.

Las manifestaciones a favor y en contra de Zelaya se suceden a diario por diferentes puntos de Honduras, aunque las promovidas por los adversarios al retorno del presidente derrocado son mucho más nutridas. En una marcha celebrada ayer en el parque del Obelisco de esta capital, decenas de soldados dificultaron, incluso con gases lacrimógenos, que la gente pudiera reagruparse. Un manifestante gritó a los militares: “Gordos golpistas, apártense, dejen que circule el pueblo”.

Tomás Andino, diputado del Partido Unificación Democrática (PUD), que con sus cinco parlamentarios es el tercer grupo político del país, dijo a “La Vanguardia” que “el Gobierno golpista restringe las libertades porque tiene miedo a la movilización, en la oscuridad de la noche pasan muchas cosas, pueden golpear a los líderes populares para descabezar las protestas”.

Andino señala que la situación hondureña es muy compleja porque el frente interno que se opone a Zelaya está muy unido y dispuesto a enfrentar las consecuencias del bloqueo. “No tengo muchas expectativas sobre los efectos de la presión internacional. Si el aislamiento dura mucho tiempo, el Gobierno de facto puede actuar como una fiera acorralada, provocando medidas desesperadas muy dañinas”, señaló el diputado del PUD. 

Andino subraya que si no cede ninguna de las partes, la situación conduciría a “enfrentamientos civiles”.

“El país está muy polarizado. Zelaya tiene en contra a todas las instituciones, a la clase media y al sector empresarial. La base de Zelaya es el movimiento popular organizado, sobre todo campesinos del interior del país, sindicatos y trabajadores pobres a los que benefició durante su gobierno. Conciliar los intereses de dos sectores tan confrontados es difícil. Esta lucha ya no sólo es por el retorno de Zelaya. Aunque no volviera, el movimiento seguiría presionando por los cambios sociales”, señaló Andino.

Andino aclara que el PUD, que se identifica con la izquierda revolucionaria, no es incondicional de Zelaya. “Mantenemos una postura crítica con el presidente, con él se abrían expectativas de apertura social. El movimiento popular no avala delitos de nadie. Pero si Zelaya vulneró la ley se le debe juzgar desde la legalidad. También deben llevarse ante los tribunales a 40 altos cargos del Gobierno acusados de corrupción, los jueces no los investigan pese a que varios fiscales hicieron huelga de hambre para que se abriera el proceso”.

Renan Valdez, presidente del PUD, declaró a “La Vanguardia” que “el decreto de supresión de garantías es un disfraz para maquillar el estado de sitio; la medida ratifica que aquí hubo golpe de Estado, con capturas de líderes sociales, represión y eliminación de libertades”. “Decretan el estado de sitio porque tienen miedo al acercamiento de Zelaya con los movimientos sociales y a las organizaciones progresistas que están movilizados en las calles”, señala.

Valdez subraya que el PUD y los movimientos populares organizados son seguidores de los programas revolucionarios de Hugo Chávez, pero también del boliviano Evo Morales y del ecuatoriano Rafael Correa. “Siempre nos hemos inspirado en Cuba”, recalca. Según Valdez, el retorno de Zelaya tampoco resolvería los problemas, porque con todos los sectores en contra tendría poca capacidad de gobernar. Admite que la situación es “muy complicada, Honduras no tiene capacidad de resistir la asfixia económica, es un país vulnerable””.