Asentamientos: su limitación básica

a_saavedra3 Agustín Saavedra Weise * / El Deber

La palabra inglesa ‘manpower’ significa en castellano brazos disponibles para trabajo, defensa, etc., o la totalidad de elementos humanos con que se cuenta para diversos propósitos. Un Estado con escasa capacidad de manpower no generará nada duradero trasladando gente de un lado al otro. Creará simultáneamente un profundo desequilibrio en el propio sector que se abandona. Es el caso boliviano. Acá, con nuestra inmensa superficie y apenas 10 millones de habitantes, los asentamientos concluyen en peligrosas faltas de balances adecuados entre regiones y afectan a la propia integración nacional. Al llevarse gente, en la zona abandonada se producen bolsones imposibles de rellenar. El resultado no será bueno, con las excepciones del caso.

China –para citar un ejemplo, otro podría ser la India– sí puede hacer los traslados que desee. Rusia en el pasado lo hizo, llevando pueblos enteros a Siberia. Además, su manpower al final le concedió la victoria en las invasiones que sufrió. Hoy, el factor población de Rusia está disminuido, su tasa de crecimiento vegetativo es negativa. Volviendo a China, sus más de 1.300 millones de habitantes le dan el manpower necesario para imponer a la etnia dominante (los han, 90% de su población) en cualquier parte del territorio. Esto se ha venido haciendo sistemáticamente en Turquestán oriental, hoy XinJiang. Poco a poco, se minó la cantidad de nativos uigures con el asentamiento masivo de los han. Los uigures son ahora minoría en su propio suelo.



Los incas practicaban los ‘mitimaes’ como penalidades y para consolidar su dominación. Se trasladaban pueblos hacia lugares remotos para ‘castigarlos’ o se trasladaba gente propia para asimilar y conquistar grupos rebeldes. Hay casos contemporáneos de traslados que terminaron en atroces genocidios, como aquellos impuestos en la época de Pol Pot durante su régimen de terror en Camboya. Otros procesos siniestramente similares se han dado en los Balcanes con la ‘limpieza étnica’. Asimismo, en varias regiones africanas, como fue el horrendo caso de Burundi.

En definitiva, todo se resume en la cantidad de gente, en el manpower que ostenta quien hace la maniobra. Si poseo abundantes recursos humanos, puedo hacer lo que quiero, desde defenderme del agresor hasta ser yo mismo el agresor si así fuera el caso. Obviamente, también puedo ocupar con mi masa humana lo que se me ocurra. En Bolivia no es ése el caso, nuestra población es escasa y las etnias son muchas. Aunque una o dos etnias pretendan dominar a las otras, aun así les faltará manpower, no son suficientes. Cada asentamiento generará pérdidas netas en el lugar de origen aunque logre ganancias artificiales en el lugar escogido como objetivo. Desde el punto de vista de un desarrollo armónico interno, la cosa no camina. Esta falta de manpower provoca una limitación básica. Mejor es respetar la unidad en la diversidad.

En lugar de las especulaciones actuales acerca de asentamientos en uno u otro lado, cabe brindar oportunidades en Bolivia para todos en sus propias comunidades y que sea posible presentar a los individuos esperanzas y posibilidades positivas en sus terruños de origen. Algo de movimiento es y será inevitable, la gente tiende siempre a desplazarse, pero la limitante básica de los traslados masivos –planificados políticamente– es la cantidad de recursos humanos. Si el manpower es escaso, los resultados serán esmirriados. Con esta lógica elemental, cabe no aventurarse en políticas de costos altos y magras recompensas. Mejor usar recursos estatales escasos en algo de probado éxito: un crecimiento balanceado nacional, pacífico e integrador y con mutuos respetos.

* Ex canciller,

economista y politólogo, www.agustinsaavedraweise.com