Cero en diplomacia pero hace noticia

La falta de tino diplomático del presidente está ocasionando que en el ámbito internacional solo se lo escuche para comentar sus «metidas de pata».

imageMichelle Bachelet y Evo Morales

Existe la sospecha debidamente fundamentada de que el presidente Evo Morales, en su trajín diario debido a una intensa campaña electoral, ha perdido el sentido de las proporciones y se arroga el derecho de intervenir en los asuntos internos de los países vecinos y con su elemental criterio de la teoría política, decidir quien es de “izquierda”, quien es de “derecha” y elucubrar, además, sobre las consecuencias que tendría que los candidatos que considera de “derecha” lleguen al gobierno particularmente en Argentina y Chile.



En primer lugar, el razonamiento que utiliza para definir a los candidatos en ambos países como de “derecha” o de “izquierda” es definitivamente arcaico y arbitrario.

Considera de “izquierda” a todo aquel que se alinea con la corriente chavista y de “derecha” a todo aquel que no lo haga. No se requiere ser cientista político para evidenciar que ante la precariedad de su formación, nuestro presidente opta por reducir todo a la categoría de negro o blanco y se niega a hacer un esfuerzo para aterrizar de verdad en el siglo veintiuno.

image

Cristina Kirchner y Evo Morales

Todas estas deficiencias podrían pasar desapercibidas si se circunscribieran al ámbito interno, mal que bien los bolivianos ya lo conocemos y lo sufrimos, pero cuando a Evo se le ocurre opinar sobre lo que ocurre o puede ocurrir en otros países la cosa se complica. A su visible desconocimiento se agrega su proverbial falta de tino.

Ya no se trata solo del Perú a cuyo presidente quiere dar hasta sugestiones sobre la forma de evitar el exceso de peso, sino también de Chile cuyos gobernantes, cualquiera sea su ideologia, son muy quisquillosos y no les gusta que nadie se meta en sus asuntos.

La reacción de la cancillería chilena ante el exabrupto de Evo Morales, que se dio el lujo de cuestionar a los candidatos y anticipar una hecatombe si en el vecino país triunfan los “pinochetistas” en las próximas elecciones, era previsible.

Existen normas diplomáticas que impiden que uno u otro gobernante pueda referirse a la política interna de un país que no es el suyo y más aun de la forma descomedida en la que lo hizo Evo, quien, como persona, puede tener sus preferencias o por conveniencia política desear que triunfe uno u otro, pero lo que no puede hacer es expresar públicamente esas preferencias por cuanto se trata de un jefe de estado y su palabra compromete a Bolivia.

La cancillería boliviana ya ha demostrado que perdió totalmente la capacidad de aplicar una política exterior medianamente coherente. Quienes divagan sobre el sexo de las piedras prefieren incentivar en el presidente boliviano la visión que tiene de si mismo como libertador de los pueblos indígenas, lo que según ellos, le da el derecho de opinar sobre los asuntos internos de todos los países de la región.

Es evidente que el presidente tiene un pésimo asesoramiento en materia de política exterior, pero lo peor le viene de si mismo, de su incapacidad para medir sus limitaciones y para frenar su adicción mediática a los discursos simplistas, lo que está ocasionando que en el ámbito nacional e internacional solo se lo escuche para comentar sus «metidas de pata», que como en este caso ha generado problemas a sus aliadas, las presidentas Michelle Bachelet, de Chile y Cristina Kirchner, de Argentina.

Y como se trata de presidentas «tan solidarias» con su gobierno, Evo arregló rápidamente el entuerto y «con mucha humildad» pidió disculpas a Chile y Argentina. Sin duda es una actitud que el presidente debiera aplicar con todos los mandatarios a los que agrede, aunque estos no formen parte del clan chavista y debiera también replicar el gesto en las regiones del país que no responden al silbato del MAS y que por esta razón son víctimas del sabotaje  gubernamental.

Pero estamos pidiendo peras al olmo porque tras expresar disculpas a unos, de inmediato Evo ha vuelto a atacar al gobierno de Alan García y de criticar al de Colombia.