Cuentos y mentiras

Se improvisa con el gas, se miente sobre el terrorismo y el traslado de campesinos a Pando se vuelve una chacota. Es  todo una chapucería.

ElNuevoDia Editorial El Día

El ministro de Hidrocarburos, Óscar Coca, resumía ayer en una anécdota de pasillo la absoluta chapucería con la que maneja el Gobierno la política del gas. Cuando el dignatario se encontró en el hotel Los Tajibos con uno de los responsables de la Fundación Milenio le dijo que no había por qué preocuparse tanto, ya que los yacimientos de gas siguen bajo tierra, que no han desaparecido y que tan sólo hace falta algunas inversiones para sacarlos a la superficie.



Sí, señor ministro, hace millones de años que están ahí, sólo que en los últimos tiempos parecen haberse ido más al fondo, al punto que hoy no se tiene un dato exacto de cuánto gas hay en el país y lo que es peor, al ritmo que se va, esas riquezas se quedarán enterradas indefinidamente.

El curioso episodio se dio en el marco del segundo Congreso de Gas y Energía, en el que se pudo evidenciar que es puro cuento el repunte en las inversiones del que ha estado hablando YPFB en los últimos meses. Estamos igual que antes, con la gravedad de que los únicos clientes del gas boliviano, Brasil y Argentina, ahora tienen proveedores más seguros y confiables. Las “pequeñas” inversiones para arrebatarle un poco de gas a la Pachamama tendrán que esperar, seguramente, hasta que haya gente más seria manejando un tema han importante.

En realidad, además de gas enterrado, lo que más abunda en estos días es la falta de seriedad. Se dijo que el traslado de los campesinos de Pando obedecía a un plan bien estructurado de distribución de tierras con fines productivos. Hoy se sabe que esa pobre gente ha sido llevada con engaños a esas selvas inhóspitas y que son mantenidos allí poco menos como cautivos, para que no huyan como lo hicieron hace unos días 150 acarreados.

Pura charla, puras mentiras, pura pose, como las del presidente que acusaba de terrorismo a Estados Unidos la semana pasada cuando se produjo el atentado contra la esposa del dirigente sindical Fidel Surco, quien ahora está recibiendo ayuda justamente de la embajada norteamericana para llevar a la mujer a un hospital de Miami.

En relación a este mismo episodio, también habló de la participación de sicarios peruanos contratados por “la derecha”, hecho que tuvo que ser negado inmediatamente por el embajador boliviano en Lima para no generar un nuevo impasse diplomático. Tras reconocer que no hay ninguna prueba de lo que dijo el Primer Mandatario, la cancillería peruana se ha declarado satisfecha con la explicación. Y hasta la próxima.

Sobre otro despropósito masista, veremos qué dice la diplomacia brasileña. Nos referimos a la broma pesada de ofrecer dos mil cocaleros como guardias del presidente Lula cuando visite el Chapare.

Por aferrarse a un proyecto político foráneo, cuyo único fin está en la conquista y el mantenimiento del poder a cualquier precio, los gobernantes bolivianos que pudieron haber despertado alguna ilusión de cambio en el país, se han sumido en la más vergonzosa improvisación. Las grandes líneas directrices que llegan desde Caracas y Cuba se mantienen con mucho vigor, gracias a que cuentan con un soporte militar importante. ¿Hasta dónde alcanzará esta fuerza, mientras la “revolución” que les han confiado se maneja con puros cuentos y mentiras?