El «Dios» del Olimpo aymara amplía sus mandamientos

Tiene el «mérito» de haber ensayado todas las variables para decir la mayor cantidad de sandeces y embustes en el menor tiempo posible y a no negarlo, lo hace cada vez mejor y sus perspectivas para desarrollar esta habilidad innata todavía no muestran un límite.

imageCeremonia indígena en Oruro

En la conferencia de prensa que dio este lunes, Evo Morales se superó a si mismo y volvió a la carga contra el presidente peruano, Alan García usando nuevamente el término de “chabacano” aunque es dudoso que se haya preocupado por enterarse de su significado.



Esta vez el pretexto fue la denuncia hecha por el mandatario peruano sobre la existencia de conversaciones secretas entre los gobiernos de Bolivia y Chile, que es evidente que existen pero no tienen nada que ver con la solución del problema del enclaustramiento marítimo y si con la entrega de los recursos acuíferos del manantial del Silala a cambio de una cuantas monedas y de las calculadas zalamerías que le lanza la diplomacia mapochina.

También volvió a patear el tablero y dejó entrever que podría imponer, como ya se le ha hecho costumbre, las normas que más le favorezcan en su carrera electoral, esto es el padrón mixto (fraude garantizado) cuya vigencia significaría entregarle en bandeja de plata el poder por los 50 años que tanto desea.

Pedir que el empadronamiento alcance a más de 4 millones de ciudadanos es un deliberado despropósito dirigido a sabotear e imponer reglas que la Corte Nacional Electoral no podrá cumplir por la simple razón de que no existen esos cuatro millones de potenciales electores.

Esa cifra la sacó Evo de un padrón antiguo que fue amañado de forma sistemática y que le permitió eludir la revocatoria de su mandato con abultado porcentaje y, además, hacer aprobar una constitución que esta a la vista no implica un pacto social entre todos los bolivianos, sino la hegemonía de un sector supuestamente indígena sobre el resto de los ciudadanos.

Querer imponer los 4 millones no significa otra cosa que pretender que se reediten los vicios y anomalías del antiguo padrón electoral y servirá como coartada para imponer, contra viento y marea, el padrón mixto, es decir el fraude a favor del caballo del corregidor.

La prensa no se salvó de una arremetida y Evo dijo que había que “disciplinar” a los periodistas. La palabra, de por sí, muestra la inclinación marcadamente autoritaria del presidente que se ha autoasignado un puesto en el Olimpo y desde ese lugar dirige sus rayos contra los simples mortales.

Todo se debió a que alguna reportera levantaba su brazo de manera insistente para poder formular una pregunta lo que, por lo visto molestó mucho a Evo, para quien cualquier pretexto es bueno para amedrentar y humillar a los periodistas, a los cuales utiliza cuando le conviene.

Ya podemos imaginarnos lo que en el concepto de Evo significa “disciplinar” a la prensa. Lo que quiere es que los periodistas, puestos de hinojos, eleven loas a su gran sabiduría y canten salmos deseándole muchos años en el gobierno, como lo hacen los funcionarios de la Red Patria Nueva, canal 7, la agencia ABI y los supuestos comunicadores de mas de un centenar de radios comunitarias.

Para el autócrata presidente y candidato cualquier intento de desarrollar una actividad periodística libre, al margen de la propaganda gubernamental, debe ser severamente sancionado.

A pesar de que de cuando en cuando Evo quiere mostrar algún acercamiento con la prensa por motivos electorales, su verdadera cara es esa, la del torvo aspirante a gobernante perpetuo que solo admite reverencias.