La Patria y la Familia: dos dimensiones diferentes

image Mario Blacutt Mendoza

En una de mis novelas hay dos ejércitos dispuestos a la batalla; el líder de uniforme negro arenga a sus tropas: “Soldados, venceremos al enemigo por la grandeza, la gloria y el esplendor de la Patria”



Al otro lado, el líder de los verdes les dice:

“Compañeros: a nuestras espaldas están nuestras esposas,  padres, hermanas, novias; allí, frente a nosotros, están los soldados enemigos: si ellos pasan por encima nuestro, no habrá quien defienda a quienes quedaron atrás”

¿Cuál de los ejércitos gana la batalla? Estoy seguro que la mayoría se inclinará por los verdes, tal como sucede en mi novela

Cuando los políticos, en actos de concentración masiva, hablan de la Patria, afirman que es “lo más grande, lo más noble, lo más sagrado, lo más….” y por eso se debe saber que “Primero está la Patria”

Sería interesante que se presentara la oportunidad en la que los divinizadores de la Patria deban decidir entre fusilar a sus respectivas familias, incluyendo esposa e hijos, o renegar de la patria

¿Qué sucedería en ese momento? Con toda seguridad que la familia se salvaría del fusilamiento; es que el concepto de “Patria” no tiene más de cinco mil años, mientras que el sentido de la familia viene prácticamente desde la ameba

Para poner en claro el escalafón de prioridades que nos lleva desde la familia a la Patria, voy a permitirme reeditar un ejemplo que usé hace tiempo

Supongamos que, en San Lorenzo (¡San Lorenzo!9) Tarija, un nuevo vástago nace en el seno de una familia; sus primeros sentimientos de cariño serán para sus papás, sus hermanos y demás

Crecerá, tendrá amigos y desarrollará un sentido de pertenencia a su municipio; cuando San Lorenzo tenga problemas con Canasmoro, su sanlorenceñidad surgirá de inmediato

Cuando la provincia Méndez, cuya capital es San Lorenzo, tenga problemas con la provincia O’Connor, el sanlorenceño será mendeño

Cuando Tarija tenga un problema con el gobierno central, entonces el mendeño será tarijeño; y cuando crea que Bolivia corre peligro de desintegrarse, entonces sí será boliviano, al igual que cualquier otro ciudadano nacido en nuestro país; todos ellos recorren el  mismo escalafón de sentido pertenencia

Comprender el peregrinaje emocional que nos lleva desde el cariño innato que sentimos por nuestra familia hasta el sentido de pertenencia a nuestro país, es algo que debe formar parte de la educación de todo político

Hay una tira de Quino en la que el dueño del local comercial le pregunta a Mafalda: ¿Vas a la escuela? Mafalda responde que sí, para preguntar a su vez: y usted ¿paga sus impuestos?

En las cuatro figuritas que diseña Quino se encierra lo que se espera de un niño en el seno de la familia y de un ciudadano con relación a la Patria, en una clasificación muy clara de los deberes

El buen ciudadano es el que cumple sus deberes y también ejerce sus derechos;

Pero nunca, en la historia de algún país, se da el caso de que un ciudadano diga: “no voy a robar del erario nacional por el bien de la Patria”, no existe tal cosa

Lo que sucede en el mejor de los casos es que el ciudadano diga: no voy a robar del erario nacional porque hacerlo es un delito, penado, además, por ley

Una madre siente amor por su hijo, un amor que surge de un cromosoma misterioso que ha quedado desde la época en que la vida empezó a aparecer en el planeta

Un ciudadano no trae, implícitamente, un amor a priori por la Patria; al contrario, aprende a respetarla y a defenderla cumpliendo con sus deberes de ciudadano

Llegado el momento, se defiende a la Patria yendo al campo de batalla, donde se va, no a morir por la Patria, sino, a la moda de Patton, a hacer que el soldado enemigo muera por la suya

De cualquier manera, pretender priorizar el cariño de un ser humano por decreto, afirmando que “Primero está la Patria” es confundir lo que es el amor por los seres queridos, sentimiento innato, con una dimensión muy diferente: el cumplir con los deberes de ciudadano, algo que se aprende.

Por eso es que el amor a la madre no está legislado; los deberes del ciudadano sí lo están.