Los exabruptos del Presidente

El dicho popular “en boca cerrada no entran las moscas”, se ajusta a los deslices que comete el presidente Evo Morales Aima, que no medita antes de opinar.

elDiario Editorial El Diario

Se ha expresado hasta el cansancio que sus “asesores” y los colaboradores más próximos no cumplen su misión y están más interesados en la figuración, son personajes inútiles que se aferran a los empleos que les dio el oficialista Movimiento Al Socialismo, incluso algunos son designados por influencia familiar o de amistad con altas autoridades nacionales o dirigentes del MAS. Esta crítica es producto de los errores del gobernante boliviano, no sólo a nivel interno, sino internacional. En Bolivia esos gafes pueden pasar desapercibidos o mal justificados por los que quieren aparecer como salvadores o enmendadores de las torpezas del Presidente, el que se encuentra huérfano de consejeros que le hagan notar sus excesos.



Esa forma de actuar del Jefe de Estado se la nota, por ejemplo, cuando improvisa sus discursos o los prolonga, como si no supiera qué más decir. Al parecer quiere imitar a Fidel Castro o Hugo Chávez, cuyos discursos se prolongan por varias horas. El presidente Morales se refiere a cosas que no vienen al caso o recurre a lanzar ataques contra quienes considera sus enemigos, sin tomar en cuenta las repercusiones que originará. Al respecto ejemplos sobran, porque incluso el Jefe de Estado de un país vecino con mucha altura y elocuencia le dijo cuál debería ser su comportamiento y que se dedique a gobernar para todos los bolivianos sin preferencias ni discriminación, porque es Presidente de todos los bolivianos y no de un determinado sector.

Así la personalidad del Primer Mandatario refleja autoritarismo, soberbia y dogmatismo y nadie le hace notar la incidencia negativa que está causando esa conducta, por lo que debería buscar asesores o consejeros de verdad, que eviten que continué cometiendo exabruptos, sobre todo en materia internacional. Por ello ha causado sorpresa la disculpa pública del Presidente de Bolivia ante sus homólogos y aliados, las presidentas de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner y de Chile, Michelle Bachelet, por haber manifestado su temor de que en las próximas elecciones la derecha gane los comicios en los mencionados países. Como ese criterio fue rechazado por las cancillerías de ambas repúblicas, que lo calificaron de intromisión, en menos de 24 horas Evo Morales reconoció el exceso cometido y pidió las disculpas del caso. Pero debería actuar de la misma forma y con la misma presteza con su colega peruano Alan García y también con el de Colombia Álvaro Uribe, incluso con los gobiernos de Croacia, Irlanda y Hungría, a los que responsabilizó anteriormente de haber enviado a terroristas, sólo por que pidieron información sobre cómo murieron tres de sus súbditos.

Otro hecho que deja mal parado al Presidente boliviano es la respuesta que dieron los presidentes de Chile, Michelle Bachelet y de Paraguay, Fernando Lugo, a su homólogo colombiano, cuando en reuniones sostenidas este último les explicó las razones por las que dispuso la instalación de tres bases militares de EEUU en su territorio. Bachelet y Lugo le respondieron que respetan esa forma de actuar, a diferencia del mandatario boliviano que directamente rechazó esa instalación, además que anunció que solicitará a la Unión de Naciones del Sur una resolución rechazando esos puestos militares en toda la región. Empero la posición de Morales queda huérfana porque dos de sus aliados no concuerdan con su planteamiento, aunque seguramente será apoyada por Cuba, Nicaragua y Venezuela. En el resto de estados, unos apoyarán dicha iniciativa y los más respetarán la decisión de Colombia.

Antes de comentar temas no sólo de carácter internacional, sino también nacional, el Primer Mandatario de Bolivia tiene que analizar si lo que plantea es correcto y qué repercusiones puede cuasar. Es hora para que los asesores de Palacio de Gobierno trabajen en serio a fin de que Morales Aima no caiga en ridículo ante la comunidad mundial. Si no lo hacen, significará que no le tienen respeto y que el dicho popular mencionado se ajusta a la conducta de quien rige el destino del país.