Racismo en aumento

Las penas de cárcel son para los delitos. Desde las esferas oficiales y privadas se tendría que trabajar sobre la mentalidad de los bolivianos, antes que amenazarlos con encarcelamiento. En otros términos, crear una mayor conciencia de que se tiene que convivir con el otro.

laRazon Editorial La Razón



Contra todo lo que podría suponerse que ocurra en Bolivia, donde el 64% de la población es mestiza, producto de la mezcla de sangre indígena y criolla, un estudio efectuado del 8 al 20 de julio llegó a la conclusión de que entre los bolivianos aumentó el racismo, en relación al pasado inmediato.

Un acto de alta significación social se produjo el 2 de agosto de 1953, con la reforma agraria. En lo económico pudiera no haber sido efectiva, pero eliminó la servidumbre gratuita de los indígenas, que era una expresión de racismo puro.

Aquel paso se completó con la reforma educativa. El resultado puede constatarse hoy objetivamente. Cientos, sino miles de personas de origen indígena, pasaron a formar parte del mestizaje predominante en el país. Luego advino su profesionalización académica y técnica, lo que explica que actualmente haya tantos profesionales distinguidos de cuna nativa. Que tuvieron vicisitudes racistas, ni duda cabe, pero salieron adelante.

Un estudio encargado por La Razón a la empresa encuestadora Ipsos Apoyo Opinión y Mercado estableció que los bolivianos consideran que en el país hay más racismo. De 2.188 personas (1.044 residentes en el eje troncal), el 66% (1.143 personas) cree que hoy es más racista que antes.

Los mayores índices de racismo están en Oruro y Potosí, ambos con el 78%. Les siguen Cochabamba, 72%; Santa Cruz, 67%; La Paz y El Alto, 65%; y Cobija, 64%. Las ciudades de menor índice fueron Tarija, 62%; Trinidad, 55%; y Sucre, 44%.

El 11% de los encuestados atribuye el crecimiento del racismo “al odio que se acrecentó entre collas y cambas”. El 10% considera que se debe a que “el Gobierno generó la distinción entre oriente y occidente”. El 7% sostiene que “el Gobierno generó que exista odio entre razas y clases sociales”. Otro 7% estima que se origina en “las diferencias de color de piel”. El 5% opina que es “por culpa de los discursos del Gobierno, que alientan el racismo”. Y el 5% piensa que es porque “la gente rica se cree superior a la gente pobre”.

Los datos puede que sean lo suficientemente ilustrativos para identificar la causa mayor de lo que sucede en cuanto al racismo en Bolivia. Pero hay también el hecho de que la sociedad se tornó más discriminadora, pero no lo reconoce. El estudio dice, a este respecto, que “implica que una persona percibe la discriminación (en que incurre), pero no reconoce que discrimina”. Existe, además, la circunstancia de que el 16% de los encuestados (579 personas) aseguran que el boliviano “no es racista”.

Un proyecto de ley que estudia la Cámara Baja, denominado “Prevención y Eliminación de toda forma de Discriminación”, prevé sancionar “a quien discrimina por raza, origen, identidad cultural, pertenencia a una nación o pueblo indígena, entre otros, con pena privativa de libertad de tres a seis años”.

Acerca de ello, cabe anotar que las penas de cárcel son para los delitos. Desde las esferas oficiales y privadas se tendría que trabajar sobre la mentalidad de los bolivianos, antes que amenazarlos con encarcelamiento. En otros términos, crear una mayor conciencia de que se tiene que convivir con el otro, por más diferencias que tengan. Se trata pues de un problema cultural, en caso alguno penal. En última instancia, sólo de actitudes o comportamientos circunstanciales o psíquicos.