Un viejo cuento

penoco Este Penoco estuvo dándose una vueltita por tierras vallunas ¡Qué manera de comer! “Y liiindo”, como decían en el pueblo. La ciudad, también linda como siempre. Los cochabambinos ya se acostumbraron a tener calles, parques y plazas decentes y quien quiera que sea el alcalde, tiene que cumplir. ¡Qué envidia! En fin, con ese paisaje y “la clima” que nunca decepciona, Cochabamba es el sitio ideal para hacer turismo, vivir y disfrutar. Un paseíto por las afueras de la capital, Quillacollo, Sacava y otros pueblitos, sirve también para comprobar el auge de las construcciones. Dos pisos, como no podía ser de otra manera, balaustres de cemento, cisnes y enanos, hormigón en el jardín y algunas paredes con azulejos cerámicos, como para no volver a pintar nunca más. “Caramba que les está yendo bien”, comentó este inocente turista, mientras se le venían a la mente viejas imágenes de hace unos veintitantos años. “Es pues la ‘Blancanieves”, respondió con picardía uno de los albañiles que terminaba de revocar la pared de una de estas viviendas. Un largo “Ahhhhh” se escuchó en el grupo.

Fuente: Bajo el Penoco – El Día