Lo que se viene

Aumenta la persecución política y la justicia se cierra para quienes no son del MAS. ¿Qué clase de Estado se puede construir así?

ElNuevoDia Editorial El Día



Justo el sobrino del ministro Juan Ramón Quintana, el más artero operador de la cacería de opositores en el país, pretende hacer creer que actúa con independencia de la política gubernamental. Mauricio Julio Quintana es fiscal en Cochabamba y es quien ha ordenado la captura del ex candidato opositor Manfred Reyes Villa, cuyo abogado ha levantado las manos, porque dice que la justicia se cerró para quienes no pertenecen a este Gobierno. No hay adónde acudir, no existen instancias para hacer apelaciones, todo ha sido desbaratado en el Poder Judicial o copado por el oficialismo para articular el ajuste de cuentas del que hablaba el otro día un diputado del MAS.

Manfred Reyes Villa se ha negado a obedecer las citaciones judiciales que le hicieron porque sabe lo que le espera. Ahí está Leopoldo Fernández, quien ya dijo que frente a este régimen no habrá abogado en el mundo que lo saque de la cárcel. Con el ex prefecto de Pando no se han respetado ni los procedimientos ni la jurisdicción, está por comenzar el juicio en su contra en La Paz y seguramente ya se puede anticipar el veredicto.

Para colmo, es cada vez más frecuente entre las autoridades nacionales la repetición de lo que al parecer será el nuevo procedimiento que se aplicará en los procesos judiciales: “Que se presente, que venga a demostrar su inocencia”, ha dicho nada menos que la ministra de Justicia, Celima Torrico, quien podría pecar de desconocimiento porque no es jurista, pero ninguno de los expertos en leyes del Gobierno se ha molestado en aclararlo. A lo mejor no quieren contradecir al presidente Morales, que también lo dijo y que prometió modificar las leyes para meter preso a Reyes Villa. Dentro de poco comenzará sus trabajos la nueva Asamblea Plurinacional y no sería raro que dentro del paquete de leyes que se prepara se incluyan esas draconianas modificaciones.

El vicepresidente García Linera habló en un tono rimbombante al clausurar las sesiones del Poder Legislativo, lo que significa también el cierre definitivo del Congreso Nacional para dar paso a la naciente Asamblea Plurinacional. “Estamos enterrando un Estado, se acaba toda una vida política”, ha dicho el mandatario, quien afirmó que está naciendo un nuevo tipo de “republicanismo pluridemocrático, que ha integrado varios pueblos, varias civilizaciones y varias formas de entender y ejercer la democracia”. Suena bien, pero en los hechos esto parece traducirse en la revancha, la vendetta política y la eliminación de las garantías más elementales como el derecho a la defensa y la presunción de inocencia.

El Vicepresidente no ha explicado cuál es la democracia que puede nacer y prosperar con un Poder Judicial destruido y secuestrado por un poder que está dispuesto a conducirse al margen de las leyes. No se puede entender qué república es capaz de existir con un presidente insistiendo en que él debe ser quien controle los tres poderes del Estado y, por si algo falla…“meterle nomás”.

Está bien, han conquistado todo el poder con los votos, tienen el derecho a hacer lo que otros regímenes hicieron con menos apoyo popular, pero que no se hable más de cambio ni de evolución y menos del nacimiento de un Estado superador de lo que había. Porque en realidad, lo que se está dando a luz es un engendro que aún no tiene nombre.