Más de lo mismo

Persecución política, narcotráfico, actos de terrorismo, falta de gestión y avasallamientos. ¿Podrá el Gobierno buscar un camino sensato?

ElNuevoDia Editorial eldia.com.bo



Para darse una idea de lo que puede ocurrir en los próximos cinco años, hay que repasar lo sucedido en la semana transcurrida después de la aplastante victoria de Evo Morales en las elecciones del pasado domingo. El lunes, en la primera conferencia de prensa de la semana, el Presidente vuelve a atacar a los medios de comunicación y les dice a los periodistas que gozan de exagerada libertad (¿amenaza?); el miércoles explosiona una bomba en la casa de la esposa del ex presidente de YPFB, Santos Ramírez (el enésimo caso de terrorismo sin resolver); el jueves se conoce de la invasión a la hacienda una hermana del ex presidente del Comité Cívico, Branko Marinkovic. Ese mismo día el Gobierno reitera sus intenciones de encarcelar al ex candidato a presidente Manfred Reyes Villa y anuncia la reanudación de procesos judiciales contra los prefectos del Beni y de Tarija (sigue la persecución política); el viernes, el presidente de YPFB, Carlos Villegas, reconoce que la petrolera estatal apenas fue capaz de invertir el 16 por ciento de lo que había presupuestado para el 2009 (más de la endémica incapacidad de gestión gubernamental). El viernes también, la policía incautó más de 500 kilos de cocaína fabricada en Bolivia y  uno de los jefes antidroga dijo que nunca antes se habían producido hallazgos tan grandes –refiriéndose a los megalaboratorios de droga- y confiscaciones tan voluminosas (narcotráfico, el sello del gobierno).

En el plano internacional, Evo Morales trata reavivar la polémica por las bases norteamericanas en Colombia proponiendo un referéndum continental al respecto (la urgente necesidad de un enemigo externo); vuelve a atacar al presidente peruano Alan García a quien llamó “niño mimado de Estados Unidos” (más de lo mismo) y al final de la semana, Estados Unidos le hace una advertencia a Bolivia sobre los riesgos de continuar en los coqueteos con Irán, un país que se ha convertido en el principal exportador del terrorismo en el mundo.

Luego de su victoria, el presidente Morales reunió a su gabinete a orillas del lago Titicaca, supuestamente para hacer un balance y delinear las bases del futuro Gobierno. La conclusión del encuentro fue la ratificación de los ministros que llevan adelante las tareas sucias del régimen, sobre todo, la estrategia de persecución política y por si fuera poco, en aquella reunión se estableció claramente los nombres de los líderes que aún queda por “aplastar”. Obviamente, se establecieron también las bases para encarar la campaña rumbo a las elecciones de abril (más de un gobierno empeñado únicamente en la acumulación de poder).

Nadie puede dudar que la ratificación mediante el voto, ha renovado las esperanzas de cambio en muchos sectores de la población. La idea más repetida ha sido que el Gobierno del MAS ahora ya no tiene excusas para posicionar al país en un sitial más decente en el plano económico y social. Desde el exterior han llegado exhortaciones para que Evo Morales se conduzca por una senda más sensata, alejada del populismo autoritario. Tal vez una semana para hacer una evaluación acabada, pero son demasiados episodios para tan poco tiempo y que hacen pensar que en el futuro este Gobierno será más de lo mismo.