El clan Peredo de capa caída

Llegó la época de las misses, de los jefes de barras bravas, de los ex miembros de los hasta ahora tan vilipendiados partidos “tradicionales”. El clan Peredo, que durante los dos primeros años de gobierno de Evo Morales acaparó amplios espacios de poder, ahora está  de capa caída.

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Alfredo Rada, junto a un ahora distante aliado del masismo, Juan del Granado.



Llegó la época de las misses, de los jefes de barras bravas, de los ex miembros de los hasta ahora tan vilipendiados partidos “tradicionales”. Ya existen opiniones que el MAS está transitando el mismo camino que hace un par de décadas recorrió el MIR, un partido que se enfrentó con las dictaduras, pero que su papel en democracia fue, por lo menos,

El clan Peredo, que durante los dos primeros años de gobierno de Evo Morales acaparó amplios espacios de poder, ahora está  de capa caída. Las razones son varias. El pragmatismo puro y simple ha conseguido imponerse en el MAS y dentro de este esquema, evidentemente las posiciones “guerrilleristas” que expresaba el ex senador Antonio Peredo resultan sobrando.

Es claro que el clan no pudo imponer la candidatura de uno de sus miembros en Santa Cruz ni para dirigir la más michi de las juntas vecinales. Nos referimos a Osvaldo “Chato” Peredo, el de la aventura de Teoponte, el que fusiló a dos de sus compañeros por robarse una lata de sardinas y el que asaltó en 1977 a la empresa Ferrari Ghezzi en Oruro.

Pero el golpe más duro para el clan vino de adentro. Parece que al ministro de Gobierno, Alfredo Rada, que se le escape una tortuga en un cuarto cerrado no le ha hecho ninguna gracia a Evo Morales, quien no oculta la satisfacción que le causa el hacer sentir su poder a sus adversarios políticos y que no se siente muy bien cuando le privan de ese placer.

Primero fue “Chito” Valle, luego los ministros de Goni y la gota que colmó el vaso fue la escapada de Manfred Reyes Villa. Hay muchos testigos en Palacio de Gobierno que acreditan que la rabieta de Evo al enterarse de la fuga  fue de tal magnitud que hubiera puesto en figurillas al propio Mariano Melgarejo, que en cuestión de carajazos, llevaba hasta el momento el liderazgo en los anales de la historia.

Evo no se caracteriza por su mesura a la hora de llamar la atención a sus colaboradores y no se anda con pequeñeces a la hora de lanzar improperios y esta vez la víctima fue Radita, que es conocido por su obsecuencia desde que era viceministro y no perdía la oportunidad de aparecer ante las cámaras con cualquier pretexto, así sea para repetir todo lo que cualquier ministro o autoridad policial había dicho minutos antes.

El asunto es que con el tema  de Rada, se ha sellado el pase a retiro de todo el clan Peredo. Es conveniente recordar que Alfredo Rada está casado con la hija de Antonio Peredo, Estefania, pero que por razones de “seguridad”, al igual que muchos miembros de la familia Peredo, cambiaron su apellido por el de Prado.

El clan Peredo asentó sus reales particularmente en la Lotería Nacional lo que le posibilitó controlar el negocio de las máquinas de juego. Demás está señalar las andanzas de la “primera dama” de este clan, la esposa de Antonio, conocida por la distribución de pegas y azuzadora de los “movimientos sociales” de Plaza Murillo.

Como una muestra de que otros vientos soplan en el MAS, se indica que Evo habría dicho que no quiere saber nada de los Peredo y que a la primera de cambio todos ellos debían “saltar” de los importantes puestos en que se ubicaron, particularmente en la Cancillería.

Es claro que dentro del pragmatismo que está reemplazando al indigenismo y al guerrillerismo primigenio del MAS no encajan los criterios foquistas de los Peredo, así estos hayan sido totalmente testimoniales y ninguno de ellos haya disparado en tiro en su vida.

Llegó la época de las misses, de los jefes de barras bravas, de los ex miembros de los hasta ahora tan vilipendiados partidos “tradicionales”. Ya existen opiniones que el MAS está transitando el mismo camino que hace un par de décadas recorrió el MIR, un partido que se enfrentó con las dictaduras, pero que su papel en democracia fue, por lo menos, cuestionable.