La red como instrumento de socialización

mauricio_aira3.JPG Mauricio Aira

La vigencia de las disposiciones supremas 27329 y 214 de 31 de enero del 2004 la primera y la segunda de julio de 2009 relativas a la transparencia en la información del Poder Ejecutivo deberían ser la mejor forma de lograr la participación ciudadana y el derecho a estar informada. Ambos DDSS tienen relación estrecha con la capacidad para difundirla mediante internet, a cuyo proceso algunos llaman de socialización. Ningún otro medio resulta tan eficaz como el de internet que por sus condiciones específicas ha superado a la radio, la tv, la prensa escrita aunque también es la mayormente sensible como está ocurriendo ahora mismo con el Presupuesto General de la Nación convertido en un misterio porque el Gobierno dispuso su desaparición de la red y si algún visitante del sitio no tuvo la precaución de grabar (poner en la memoria de su PC el PGE) se habrá perdido el texto en forma irreversible. Podrán colocar uno nuevo, pero aquel permanecerá desaparecido contrariamente a lo que ocurre con el texto impreso de un diario que se archiva para siempre.

La utilidad del internet para transparentar la acción pública es inapreciable y el verdadero sentido del control social está ahí, los ciudadanos se convierten en los controladores virtuales, de ahí que cada ministerio, prefectura, alcaldía, etc. tan trascendental en el manejo de internet deben proponerse –sine quanon- la disciplina de actualizar sus páginas. Se opera la socialización cuando el ciudadano adopta los elementos socioculturales del medio y los integra a su personalidad, es decir cada uno según su saber y entender, en una labor que es personal, íntima aún siendo compartida por el ámbito familiar y de los grupos sociales del entorno propio dentro de un mecanismo incesante que se repite cada día en círculos concéntricos de onda expansiva como una cadena sin fin.



Bolivia no es ajena al proceso de socialización y de manera veloz está asimilando el uso de las herramientas de control social que ya nadie puede ignorar. Cualquier error administrativo, cualquiera adulteración de la verdad con fines propagandísticos o de corrupción vendrá siendo revelada por la socialización de la información pública. Ningún funcionario podrá eludir el deber de transparentar sus acciones so pena de caer descalificado, aniquilado por sus mandantes, o por sus subalternos, o por el público usuario de un servicio cualquiera.

Internet destaca frente a los demás medios con la rapidez de establecer contacto lo que supera a la vida real, aunque se va perdiendo el calor humano, no se escucha otra voz que el zumbido del ordenador, en la red los usuarios pueden mentir sin parar lo que se dificulta si la relación es cara a cara. No todos los usuarios mienten, pero pueden hacerlo hasta ser descubiertos y entonces pierden la credibilidad, lo que tratándose de políticos o funcionarios es el acabose, porque entonces ya nada de lo que digan los primeros es creíble. Todo se pone en duda y si pretende convencer de su verdad tiene que exhibir pruebas irrefutables. Han surgido recursos para mejorar el mensaje de la socialización como los chats, los Messenger y las redes sociales para hacerla más activa, más amplia, con un simple click se puede alcanzar a todos los amigos que de otro modo por teléfono o carta se demoraría días o meses. Lo deseable sería el uso de tales herramientas para todos porque se crearon para reforzar y ampliar la vida social, de respeto, de simpatía, de consideración hacia otras personas. Se ha probado que difundir noticias, hacer comentarios, mostrar evidencias en videos, sonido, galerías o interrelacionar unos con otros resulta la forma más práctica de socializarlo todo, partiendo de una comunidad en las ideas, los ideales, las creencias, la fe, el vínculo familiar o local de las viejas y nuevas amistades o sea un verdadero milagro viviente de la comunicación humana y virtual.

Es evidente que en pequeña escala se han dado casos aberrantes de lo que ahora se conoce como “los hikikomori japoneses” y los suicidios colectivos entre jóvenes cercanos a los 20 años , “fanáticos del internet que se encierran para jugar, ver películas, escuchar música, conversar entre ellos y compartir actividades”. Felizmente el mal ejemplo no ha cundido demasiado, pero no deja de ser un peligro latente que será superado por la instrucción pertinente y los usos positivos del internet.

La intención de nuestra digresión está dirigida a los gobernantes, para crear la voluntad de hacer del internet, la herramienta cotidiana de socialización en la diafanidad de la información, con la honestidad y responsabilidad exigidas. Desoír tal conseja puede llevar a la pérdida de conciencia, de aceptación de las conductas y en consecuencia del apoyo razonado que todo funcionario público, o autoridad debe gozar de los ciudadanos que son en verdad los componentes del pueblo boliviano.

En resumen. No basta crear páginas de información por el simple hecho de estar en la red. Se las tiene que actualizar y nutrir de irrebatibles contenidos si acaso la intención es obtener el apoyo de los ciudadanos a determina medida impuesta desde la autoridad. Es deber de cada uno interactuar y exigir este nuevo derecho.