Una lección democrática

La pandilla bolivariana ganó por la tolerancia de algunos presidentes acobardados y abúlicos, pero recibió una bofetada que no se la van a sacar con nada.

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Manfredo Kempff Suárez*, La Razón



No se debe confundir el origen democrático de un régimen con el funcionamiento democrático del Estado. Hay en nuestra región gobiernos que se valen de los resultados electorales para justificar su deseo de restringir las libertades individuales y perseguir a sus adversarios. Se valen de un mecanismo democrático, para subvertir las bases de la democracia. Un verdadero demócrata, si no tiene oposición, debe crearla. Demuestra su éxito en los frutos de su trabajo y no en el producto de sus represalias. Demuestra su poder abriendo hospitales, caminos y universidades, y no coartando la libertad de opinión y expresión. Un verdadero demócrata demuestra su energía combatiendo la pobreza, la ignorancia y la inseguridad ciudadana, y no imperios extranjeros, conspiraciones secretas e invasiones imaginarias. Esta región, cansada de promesas huecas y palabras vacías, necesita una legión de estadistas cada vez más tolerantes y no una legión de gobernantes cada vez más autoritarios…”.

¿Oiría el Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia el discurso pronunciado por su colega costarricense Óscar Arias en la decepcionante Cumbre de Río en Cancún? ¿Se daría por aludido o pensaría que la referencia era a Obama? ¿No estaría distraído haciéndose guiños con el comandante Chávez o preguntándole a Choquehuanca sobre cómo está nuestro programa espacial? Esperemos que no, porque lo dicho por Óscar Arias no tiene desperdicio por ningún lado. Es más, parecería que Arias hubiera vivido en Bolivia en los últimos cuatro años. Aunque no sería necesario porque algunos estadistas como Arias leen mucho, se informan, escuchan, y saben lo que sucede en cada país americano.

En todo caso, si S.E. no oyó lo dicho por Arias, es seguro que el resto de la pandilla bolivariana no le perdió tilde al discurso. Chávez, que no tiene un pelo de tonto, ha debido tomar debida nota de todo, pero no para corregir su política ni para enmendarse, sino para buscar venganza en la primera oportunidad que se presente. La pandilla bolivariana se anotó un triunfo en Cancún, sin duda, pero tuvo que escuchar con náuseas a Óscar Arias y a Álvaro Uribe.

Cuando Uribe le dijo a Hugo Chávez que sea varón y que dé la cara y no insulte desde lejos, el Presidente de Bolivia salió en defensa del jefe de la pandilla. Menos mal que lo dicho por S.E. quedó en agua de borrajas y que Uribe no le hizo caso. Una andanada del colombiano sobre cómo andan las cosas por aquí habría sido demoledor, porque vaya que se están fraguando cosas feas y peligrosas para aniquilar definitivamente a la oposición y a todo aquel que no esté con el MAS.

“Honrar la deuda con la democracia quiere decir mucho más que promulgar constituciones políticas, firmar cartas democráticas o celebrar elecciones periódicas. Quiere decir, construir una institucionalidad confiable, más allá de las anémicas estructuras que actualmente sostienen nuestros aparatos estatales. Quiere decir, garantizar la supremacía de la ley y la vigencia del Estado de derecho, que algunos insisten en saltar con garrocha…” ¿Pero acaso no parece que Arias habite en este sufrido país? ¿Acaso no les está pisando los callos a estos demagogos que anuncian la llegada del Pachacutec y lo que llegan son unos sujetos mesiánicos cargados con bolsas de pichicata?

Si dentro de la oposición parlamentaria, tan menguada, no se ha escrito algún alegato de la calidad y claridad de lo dicho por Óscar Arias, pues que lean su discurso de Cancún que comentamos. Nadie les puede prohibir a los parlamentarios de la minoría que lo lean todos los días en la Asamblea para ver si algo de lo dicho les queda en la mollera a quienes están para obedecer los tejemanejes del Poder Ejecutivo.

La pandilla bolivariana ganó por la tolerancia de algunos presidentes acobardados y abúlicos, pero recibió una bofetada que no se la van a sacar con nada. Es que ya es hora de que se diga la verdad como la ha dicho Óscar Arias. Ya no se soportan más cobardías cuando los pandilleros preparan el nudo para el ahorcado.

*Manfredo Kempff Suárez

es escritor y diplomático.