Jerjes Justiniano no exageraba cuando advertía a los electores de Santa Cruz que si el MAS no gana en la región soplarán fuertes vientos de confrontación con el centralismo. El presidente Morales ya dio la primera señal de lo que se viene, cuando el miércoles dejó plantados a sus candidatos en el Parque Urbano y se fue a El Alto a cantar victoria donde sí puede hacerlo y a levantar el dedo y amenazar con castigar a aquellos departamentos que no acepten su chantaje. Esa no es ninguna novedad y ahí está Pando para testificar hasta dónde puede llegar la vendetta de un régimen que lo quiere absolutamente todo. Lo importante aquí no es la amenaza de Evo Morales, porque no es la primera ni va a ser la última. Tampoco es la obsecuencia de algunos líderes que ganarán las elecciones con el disfraz de opositores, sino la valentía de un pueblo que expresará por séptima vez en cinco años una opción libre y democrática y que una vez más le exigirá respeto a Evo Morales. Es más que seguro que el presidente no va a entender este mensaje, lo triste es que los supuestos vencedores, tampoco.
Bajo el penoco – El Día