De defensor del Pueblo a defensor del Estado

Las circunstancias en que fue designado Villena no fueron de las mejores. En realidad su nombramiento se produjo de una manera que no deja margen a la duda de que será totalmente incondicional al gobierno; que antepondrá el “derecho” del “Estado Plurinacional” al derecho de los ciudadanos. El mismo hecho que haya sido el tercero en la calificación  da la pauta  de que no llegó al cargo por méritos propios.

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De entrada al nuevo “defensor del pueblo”, Rolando Villena le rayaron muy bien la cancha y le dijeron de manera por demás explícita cual es el ámbito en el  que deberá moverse advirtiéndole que no deberá salirse de los límites que le han impuesto.



El vicepresidente Álvaro García, en uno de sus frecuentes y exasperantes  arranques teorizadores, le dijo en el acto de posesión que el Defensor del Pueblo tiene la función de frenar algunos abusos que podría cometer el Estado en contra de algunos ciudadanos. Hasta ahí todo bien.

Sin embargo Álvaro García siempre tiene algo nuevo y con sus poses de figurín no tardó en aclarar que eso solo se da “en circunstancias normales” y que en realidad Villena tendrá la función de defender al Estado “revolucionario”, al Estado masista, entiéndase bien,  ante cualquier supuesto intento por afectarlo. El ciudadano, bien gracias.

Evo Morales fue también meridianamente claro. Dijo que el Defensor del Pueblo tiene la función de defender al pueblo pero resulta que “Evo es el pueblo”, “el pueblo es gobierno”  y en consecuencia es a él a quien tiene que defender Villena. Se trata de un torpe silogismo que desnuda sus verdaderas intenciones: instaurar  un gobierno que controle de manera absoluta todas las instituciones del Estado para que estén única y exclusivamente a su servicio.

Es decir, bajo un disfraz pretendidamente teórico o con un grotesco juego de palabras han dicho con claridad qué es lo que debe hacer Villena. En un supuesto “proceso de cambio” no se le vaya a ocurrir que  tiene que defender al ciudadano; eso es pura retórica para consumo de incautos. 

Villena ha pedido que le otorguen el “derecho a la duda” y afirmó que cumplirá con todas las labores que son inherentes al cargo. Sin embargo el ciudadano sí se reserva el derecho a dudar de que vaya a ser así.

Es que las circunstancias en que fue designado Villena no fueron de las mejores. En realidad su nombramiento se produjo de una manera que no deja margen a la duda de que será totalmente incondicional al gobierno; que antepondrá el “derecho” del “Estado Plurinacional” al derecho de los ciudadanos.

El mismo hecho que haya sido el tercero en la calificación  da la pauta  de que no llegó al cargo por méritos propios y eso, naturalmente, hace que esté en manos de quienes lo impusieron contra viento y marea.

La verdad es que quisiéramos creerle y que su gestión al frente de la Defensoría del Pueblo  observará y tomará en cuenta todos los postulados con que fue creada esta institución, como una de las expresiones más avanzadas del sistema democrático.

Pero para ello deberá ocuparse de todos aquellos casos en los que los derechos ciudadanos y el derecho a la debida defensa han sido vulnerados. Sería también interesante que efectúe una investigación imparcial y libre de toda injerencia sobre los acontecimientos de Caranavi.

Ese sería un buen comienzo que nos daría la impresión de que realmente defenderá a los ciudadanos y no al gobierno de Evo Morales.