De la austeridad al despilfarro

Que otros vivan austeramente y a la medida del país. Más importantes que los salarios de los trabajadores son sus aviones y sus necesidades. Él de la pobreza ya sabe mucho y le llegó el momento de desquitarse con esa vida que se le mostró mezquina en su niñez que para eso precisamente llegó al poder. Evo requiere vivir, acorde con sus pretensiones imperiales, como una especie de Versalles aymara.

imageMartín Sivak cuenta en su libro “Jefazo” que en el año 2007 Evo Morales visitó Nueva York y se le antojaron unos helados de sabores algo exóticos. Los ayudantes se informaron que el costo era elevado: tres dólares con envase y cucharilla por lo que optaron por adquirir el envase y la cucharilla en un mercado con lo que habrían logrado un sustancial ahorro. “Bien así, compañeros, la austeridad”, con esas palabras Evo habría destacado la actitud de sus ayudantes según el mismo Sivak.

Parece que desde esa época mucha agua ha pasado bajo el puente y los criterios de Evo Morales sobre la austeridad han cambiado de manera sustancial y Sivak muy bien podría agregar algunos anexos a su libro que den cuenta de esta transformación.



Sucede que Evo ahora no se preocupa por el precio de un avión de lujo y es poco probable que lo haga por el de un envase de helado. Pero eso no es todo; existen informes que dan cuenta que entre su planes se cuentan también una nueva residencia presidencial alegando que la actual ya no tendría los necesarios requisitos de seguridad, más aún si tiene en cuenta la dimensión internacional que ha adquirido su persona.

Es claro que las apetencias del “pobre indio discriminado” van creciendo con el tiempo y de las épocas en que pregonaba austeridad, así sea de dientes para afuera, ya ni se acuerda. Están muy lejanos aquellos tiempos en que Evo Morales transitaba en bicicleta por las sendas chapareñas, bicicletas que luego cambió por vagonetas de acuerdo a su condición de dirigente sindical.

Ahora los BMW presidenciales le parecen muy poca cosa; se acostumbró a ir a todo lado en helicópteros que están a su exclusivo servicio y para nada son utilizados para ayudar en casos de desastres. Los gastos que implica el vuelo de horas y horas cada día en estos helicópteros no le preocupan en nada; él tiene una misión histórica que cumplir y no se va estar fijando en minucias.

Pero tres helicópteros; uno venezolano y otros dos recién adquiridos no le parecen suficientes para cumplir la tarea que la ha encomendado la historia. Ahora quiere dos aviones: uno a la medida de un millonario equipo europeo de fútbol y otro quizás solo para sacarse el gusto; ambos dizque para difundir por el mundo su mensaje en favor de la “madre tierra”.

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(Interior de uno de los aviones que el Gobierno adquirirá)

En este nuevo escenario la casa construida para residencia presidencial naturalmente le parece demasiado pobretona, para neoliberales de miras estrechas que no tenían la presencia que él tiene en el ámbito internacional y que no tenían que convivir con toda una corte de adulones. Evo requiere de una vivienda acorde con sus pretensiones imperiales, una especie de Versalles aymara.

Que otros vivan austeramente y a la medida del país. Más importantes que los salarios de los obreros y trabajadores son sus aviones y sus necesidades. Él de la pobreza ya sabe mucho y le llegó el momento de desquitarse con esa vida que se le mostró mezquina en su niñez que para eso precisamente llegó al poder.