Alcaldía, Alcaldía, ¿dónde estás?

Ovidio Roca

Ovidio%20Roca1 Hace más de veinte años escucho hablar del Proyecto de Mercado Campesino y de una forma inexplicable la Alcaldía, pese a que reiteradamente se discursea sobre la necesidad del mismo, no lo ejecuta. Si mal no recuerdo también hace añadas ya se tenía el terreno, apoyo y financiamiento del JICA de Japón para construirlo, pero como siempre se hablo y escribió mucho pero nada se hizo.

Si uno camina a pie, pues en automóvil es imposible, por el tercer Anillo Externo de la ciudad de Santa Cruz, frente del Parque de las Flores, consigue además de una infección, elementos para hacer una Tesis sobre la crisis urbana y municipal, educación ciudadana, coprología, libación horizontal, contaminación, drogadicción y guerra originario campesina.



En este tramo del Tercer Anillo se puede ver infinidad de camiones con frutas y vendedoras sentadas con sus hijos en la calle y aceras. Y en medio de la basura se vende, mientras paralelamente hacen sus necesidades fisiológicas. Orinan y defecan en todo el entorno pues allí no hay servicios higiénicos, pues se trata de calles donde deberían circular libremente los vehículos y aceras donde los peatones puedan caminar sin contratiempo, y no de mercados.

Al lado y sobre la vereda hay unas carpas donde una caterva de borrachos compra chicha y la beben recostados en la vía pública. Por todos lados se vende pitillos, clefa y pasta base, todo baratito como lo pueden atestiguar los palomillos y otros palomotes que pululan por allí.

El caos vehicular, el bullicio y la suciedad es tremenda y en este lugar situado entre dos áreas verdes: el Parque de la Flores ausentes y el exclusivo Country Club Las Palmas, vemos la ausencia de Gestión Municipal, de cultura ciudadana y de apego a la higiene.

Entre la fila doble de camiones, un cliente estaciona su Taxi y mientras regatea y carga racimos de plátanos, guineo, naranjas, sandias, yucas y otras pilchas, el trafico se para y se produce tremendos embotellamientos. Los “pacoforos” andan como “sepes desbarbaos”, pero “paveando” y tratando de no acercarse donde los conductores bocinean e insultan a los otros que hacen lo mismo. Los gendarmes municipales vencidos por la desidia buscan una mandarina para calmar su sed y su hastío.

La Alcaldía recibe la plata de arriba y una de las formas mas efectivas y fáciles de gastarla es haciendo pavimento en una ciudad que se expande horizontalmente cual mancha de aceite en el agua, sin ningún orden ni control y con tremendos costes para los servicios públicos. Es fácil y también necesario hacer el pavimento y además me imagino que las empresas constructoras han de ser muy generosas con estos paladines municipales. Un poco mas difícil es hacer Gestión urbana, ordenamiento de las actividades y servicios, construcción de infraestructura publica, servicio de limpieza, higiene, educación ciudadana y vial, temas en los que no se abunda y que parece que no son preocupación del Municipio.

En estos últimos días hemos visto por la Tele los juegos de guerra que se libran en esta zona. Los gremialistas, las logias de los pobres, obviamente quieren y necesitan vender. Y venden porque la gente andando sobre la mierda y protestando por las trancaderas va allí y compra y porque la Alcaldía no ofrece una alternativa de asentamiento adecuada.

Si hubiera cultura ciudadana hace rato se hubiera organizado un boicot a este tipo de comercio y con la sola decisión de no comprar se habría solucionado el problema. Pero esto no esta en la preocupación de la población, vamos pues adelante con los juegos de guerra. Y ya que los hacen, deberían para atraer el turismo de aventura y para los amantes de lo horrible, darle mas colorido usando equipos de Paintball pero con el cuidado de no subir las imágenes al Facebook para evitar problemas con los fiscales del caso Rozsa.

La Alcaldía negocia y los vendedores piden un tiempito más. Hace veinte años se repite el mismo espectáculo, lo natural hubiera sido que ya contemos no solo con uno, sino con varios mercados mayoristas, pero no se hizo nada y la pregunta es ¿ahora que y quien?.

Me viene a la memoria una obra de teatro donde el personaje confesaba: “Yo soy culpable, porque existo y puedo seguir existiendo mientras todo esto sucede”.

Realmente los ciudadanos somos culpables, pero mayoritaria y penalmente lo es la autoridad municipal. Servidores públicos a los que se les paga para que trabajen y velen por los intereses y bienestar del ciudadano y que lamentablemente no cumplen con su misión.