Deterioro y disenso interno en la era del Estado Plurinacional

Erick Fajardo Pozo

erick Terminada la jauja de los hidrocarburos y agotados los recursos de los fondos de pensiones, las condiciones económicas adversas van revelando la verdadera capacidad de gestión del gobierno de Evo Morales. Los problemas económicos empiezan a visibilizar las tensiones internas en el oficialismo, hasta ahora adormecidas por el derroche de prebendas, y se manifiestan las demandas sectoriales insatisfechas que hasta ayer permanecían subsumidas por la aparente invulnerabilidad del modelo.

De observar el deterioro de la relación gubernamental con sectores sindicales históricamente proclives al MAS, hemos pasado a presenciar las disputas internas dentro de la expresión legislativa del "instrumento político". El más notable: la renuncia de Rebeca Delgado al cargo de Jefa de la Bancada del MAS en la Cámara de Diputados, denunciando "imposibilidad de coordinar con la directiva oficialista de la Cámara Baja". El más bullado: el llanto y el disenso de la senadora oficialista Nélida Cifuentes frente a la decisión cupular de imponer la sede del Poder Electoral en La Paz, cuando Morales había comprometido con su partido que estaría en Chuquisaca.



Cifuentes propuso, a nombre de su región, el cumplimiento de la promesa presidencial de llevar la sede del Tribunal Supremo Electoral a Chuquisaca. La reacción del partido oficialista es una pieza de análisis de las vulnerabilidades del MAS y del gobierno en el manejo legislativo.

Son cuatro los errores que cometió el MAS durante la sesión de la Cámara de Senadores del lunes 31 de mayo, que debatía la Ley del Órgano Electoral Plurinacional.

1. Llevar a debate en plenario una Ley enviada por el Ejecutivo que no fue consensuada con los actores regionales. El planteamiento de la senadora chuquisaqueña Nélida Sifuentes (MAS) pidiendo, a nombre de la Brigada Parlamentaria Chuquisaqueña, la modificación del parágrafo tercero del artículo 11 de la Ley para permitir que la sede del Tribunal Supremo Electoral estuviera en Sucre, dejó en off-side al cardenalato masista en el Senado.

2. Dejar que la diferencia de criterios al interior del partido oficialista se objetive en debate abierto en el pleno camaral. Una cosa es dejar que un proyecto inconsulto llegue a la Cámara y que este desate las previsibles diferencias al interior del oficialismo, pero extender por dos horas el debate de posiciones, hasta llegar a las recriminaciones entre senadores oficialistas, se constituye en una muestra de falta de oficio parlamentario.

3. Prolongar el malestar y la polémica hasta permitir que el tema salga del hemiciclo y se convierta en parte de la agenda informativa nacional. Para la manera vertical y antidemocrática en que el MAS maneja a sus asambleístas resultaba más conveniente saldar el debate el lunes imponiendo la sede del TSE en La Paz (que al final eso mismo hicieron la tarde del martes), pero el MAS declaró un "cuarto intermedio" que permitió que la polémica sobre la sede se instale fuera del Legislativo, en la opinión pública.

4. Imponer, fuera de tiempo y con el problema ya hecho público, la permanencia de la sede del TSE en La Paz. Sólo hay una cosa peor que forzar una decisión, sin consenso interno y luego de una bullanguera pelea al interior del MAS. Y es forzar una decisión, después de que el escándalo interno es público, cuando el país entero está mirando lo que vas a hacer y cuando ya asumió posición.

Pero tanto lo de Cifuentes como lo de Delgado son la expresión objetiva de una crisis estructural y cíclica dentro de las organizaciones políticas nacionales. Se hace difícil gobernar y mantener la cohesión entre una pluralidad de actores políticos cuando es tiempo de vacas flacas.

Ahora hay un par de cosas que el país sabe con certeza del MAS y que antes no pasaban de rumores de la oposición, gravitando dentro la órbita del beneficio de la duda:

Que no existe independencia del Poder Legislativo y que las leyes las impone el Poder Ejecutivo. Que rara vez se toman ya la molestia de al menos socializar y consensuar el contenido de las leyes con sus legisladores.

Qué el MAS no es la estructura monolítica que aparenta y que sus legisladores no son la recua de ovinos que todos presumen, pues incidentalmente alguno responde al mandato y la agenda recibida de sus electores, aunque esto le signifique debatir y votar a contrapelo de la línea partidaria.

Que la tesis de la "representatividad absoluta" del MAS es un mito y que el MAS legisla para si mismo, antes que para sus colectivos y corporaciones. Que muchas veces hay conflicto de intereses entre la línea partidaria y la agenda social; que las directivas partidarias desplazan con frecuencia a las agendas regionales y las demandas sociales, poniendo en conflicto a sus representantes territoriales, electos para garantizar esas demandas ante el Estado.

Que la pretensión del "Estado absoluto" es una apariencia y que los asambleístas del MAS no son ni cautivos ni rehenes del "Gran Hermano". Que conforme la imposición del Ejecutivo se hace una constante, también el ejercicio de la soberanía y legitimidad individual de sus asambleístas se harán cotidianos. Su margen de maniobra va desde el disenso público hasta la renuncia a las jefaturas políticas.

Que la supuesta eficacia legislativa y mediática del MAS son otro mito. Que los oficialistas tienen poco oficio para resolver crisis legislativas y mucho menos oficio para evitar que las crisis legislativas mal resueltas se filtren y se conviertan en crisis de opinión pública.

El MAS es de carne y hueso. Su "sobrenatural" capacidad para manejar crisis y su maestría para legitimarse en los momentos de mayor tensión social eran apenas el reflejo de una situación de bonanza económica sin precedentes, en que al precio ventajosos del gas y de los metales, se sumó el patrocinio del chavismo.

Hoy, la crisis económica estatal, contrae incremento del desempleo y la pobreza; la desocupación y la pobreza contraen incremento de la criminalidad, que ahora no sólo se expresa en la delincuencia callejera, sino en la migración de comunidades enteras hacia el ejercicio organizado de actividades económicas delictivas como el narcotráfico y el contrabando.

La inseguridad estructural desafía al Estado y un Estado socavado desde dentro es incapaz de responder con contundencia a las criaturas del desgobierno y la ausencia de Estado.

Evo es humano. Las castañas queman sus manos y la benevolencia internacional con el idílico gobierno indígena se deteriora, conforme el país tiene menos recursos estratégicos que ofrecer y conforme el protectorado chavista se debilita en su propio intento de perpetuarse.