México: la peor masacre

fosa taxco En el respiradero de una mina de Taxco (una turística población del estado de Guerrero, situada apenas a 170 kilómetros de la capital) se han encontrado 55 cadáveres, atribuidos al crimen organizado. Es la fosa clandestina más grande que se haya localizado en la historia reciente del México. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos dijo que el hallazgo de la narcofosa “es algo mucho peor que el Pozo Meléndez de Iguala, que era el tiradero de cadáveres durante la guerra sucia contra la guerrilla de los años 60 y 70”.

Personal de protección civil de Guerrero indican que podría superar el centenar el número de cuerpos encontrados a 180 metros de profundidad, en el fondo del respiradero de la mina “La Concha”. Las instalaciones del servicio forense en Iguala y Chilpancingo han quedado rebasadas, por lo que los restos se han tenido que colocar uno sobre otro.

Alberto Guinto Sierra, encargado de despacho de la fiscalía, explicó que tres estaban decapitados, tres momificados y dos en reducción esquelética. Añadió que algunos corresponden a hombres jóvenes, incluso de unos 17 años de edad.



En la entrada de la mina se han reunido centenares de familiares de desaparecidos de distintas ciudades, por si pudieran ayudar a identificar los restos. Los 10 primeros diez cuerpos recuperados, tenían entre 10 y 20 días de haber sido asesinados. La mayoría presentaba huellas de haber sido torturados; aparecieron con los ojos vendados y atados de pies y manos. Con pocas excepciones, tenían un tiro de gracia en la frente.

Sólo se ha logrado identificar a cuatro de los 57 cuerpos rescatados; uno de ellos es el director del penal de Iguala.

La fosa clandestina de Taxco no fue el único hallazgo macabro registrado en México al inicio de semana. En Cancún, principal destino turístico del país, fueron localizados los cadáveres de tres hombres, dos mujeres y un menor con una letra Z marcada en el abdomen, como una posible referencia al cartel de narcotráfico de Los Zetas. A varios cuerpos se les había extraído el corazón.

La Vanguardia – España