¿Dónde está el legado democrático de los mártires de la Harrington?

A 30 años de los dolorosos hechos del 15 de enero de 1980, cuando ocho miembros de la dirección nacional del Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) fueron acribillados por la dictadura de Luis García Meza, una de las sobrevivientes de esa masacre, Gloria Ardaya, habla del legado democrático que dejaron estos hombres con su sacrificio y hace una evaluación de lo que fue la izquierda de esa época y la que ahora dirige los destinos de Bolivia. La condecoración “Marcelo Quiroga Santa Cruz” a las Fuerzas Armadas, las últimas medidas económicas del Gobierno, el rumbo que está tomando el proceso de cambio y la presencia de algunos líderes de la izquierda moderna en el escenario internacional, son algunos de los otros temas abordados.

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¡OH!:  Respetando sus sentimientos, ¿cómo evalúa la masacre de la calle Harrington, a 30 años de haber acontecido?



Fue un hecho absolutamente inédito en la historia de cualquier partido político en el mundo. Nunca se había dado que prácticamente toda la dirección nacional de un partido, en este caso el MIR, haya sido masacrada. Fue un golpe muy duro. A 30 años de esa masacre uno tiene que recuperar de la muerte de los ocho compañeros dos tipos de memorias: la memoria de la dictadura que en nuestro país es bastante frágil y también la memoria de la democracia. En ese momento estábamos luchando por implantar la democracia en nuestro país.

Entendíamos la democracia como una conquista histórica, ya se había dado en otros países. La Dirección Nacional dejó su vida por la democracia y quisiera que el país rinda un homenaje a esos compañeros porque primero su lucha y luego su muerte, contribuyeron a que se dé el proceso de transición a la democracia.

¡OH!:  Con el desenlace que ha tenido el proceso democrático que comenzó en 1982 y que fue posible en parte por esa entrega, ¿valió la pena su sacrificio y el de estos ciudadanos que estaban entregados a una causa de izquierda y murieron asesinados por la dictadura?

La democracia, no sólo en nuestro país, sino en el mundo, ha dejado muchos muertos pero también ha dejado vida. Sí fue un sacrificio, un sacrificio por el que seguimos luchando para que no sea inútil. Para que esas muertes no hayan sido en vano y para que las nuevas generaciones sepan que la construcción democrática no es fácil y que por la persistencia de autoritarismos tenemos que lamentar muertes. En aquel momento, como Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) luchábamos contra un régimen autoritario, combatíamos para abrir una nueva etapa y para que no se impongan este tipo de regímenes. El autoritarismo, venga de donde venga, impide el desarrollo de la sociedad e incluso el progreso de un buen Estado.

¡OH!:  ¿Cuál o cuáles serían, en su evaluación el legado o legados dejados luego de la masacre de la calle Harrington?

La democracia. Lo que ocurrió el 15 de enero de 1981 fue un hito central para que se produzca la transición casi dos años después. No fue fácil. Los ocho compañeros no fueron los únicos que ofrendaron sus vidas. Ahí está Marcelo Quiroga, Carlos Flores Bedregal y otra gente que dejó su vida en esa transición. Conozco a muchos amigos que después de haber sido sometidos a cárcel y torturas, nunca más fueron los mismos. Esos costos de la democracia no se contabilizan. Como no se contabilizan el exilio, el encarcelamiento, lo que sufre la familia.

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¡OH!:  ¿Al margen de García Meza y Arce Gómez hubo otros procesados?

Hubo un juicio de responsabilidades donde lamentablemente no se incluyó a todos. Hay personas que no fueron procesadas. Dejo ese tema a la justicia boliviana y a que la sociedad recuerde que esos delitos contra la democracia, la ausencia del Estado de derecho, la ausencia de libertades públicas sean condenados permanentemente. Prefiero quedarme ahí porque nuestro país es uno de los pocos que tiene presos a miembros de una dictadura militar. No ha ocurrido casi en ninguna parte y ése es un gran avance que tenemos que reconocer, es absolutamente importante mirar hacia adelante en la construcción democrática. El odio y el resentimiento no construyen un proyecto, no nos dejan mirar el futuro y nuestro país tiene que salir del “muera” y del “viva”.

¡OH!:  ¿Quiénes fueron los que ayudaron a esclarecer los crímenes de la dictadura?

Hubo muchas personas e instituciones que colaboraron con el esclarecimiento de estos hechos y a quienes el pueblo boliviano les reconoce esa ayuda, pero también hubo gente a la que no se le ha considerado el mérito. Fueron muchos, tanto del ámbito público como privado, que contribuyeron con recursos, con investigaciones sobre los hechos, que no aparecen públicamente pero que su aporte fue muy grande. En ese sentido, el juicio de responsabilidades fue un hecho colectivo donde no se puede atribuir los logros a una sola persona. La acción fue de conjunto.
¡OH!:  Entrando ya en la relación de lo que fue esa izquierda de la que usted formó parte activa y lo que se tiene ahora como izquierda que dirige el país desde el Gobierno, ¿se podría decir que es la misma izquierda?

Nosotros éramos de la llamada izquierda nacional. En aquel momento tuvimos el gran mérito, que no fue poca cosa, de transitar de nuestra visión socialista a la visión democrática, sin dejar de ser socialistas. De alguna manera, incluso sin saberlo, el MIR siguió las lecciones de Gramsci en su momento y realmente nos hicimos democráticos. Había gente que no estaba muy convencida de ese tránsito.

Pero el logro fundamental de esa izquierda, en la que milité en ese momento, fue ver que en esa coyuntura era jugarse por la carta democrática y nosotros lo hicimos. También proponíamos temas que la izquierda tradicional no se planteaba en ese momento como el bloque social revolucionario, donde participaban la clase obrera, los campesinos y las capas medias. Eso era inédito en ese momento, de ahí nuestra alianza con Genaro Flores y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb). Nos planteamos el tema campesino, el tema de las distintas diversidades, entre otros el tema de género, el tema regional y de la descentralización, asuntos que tienen plena actualidad pero que no nacieron hoy, fueron madurando en estos 28 años de vigencia de la democracia. Una democracia con muchos déficits y con asignaturas pendientes. No nos podríamos explicar el actual proceso de cambio si no vemos esa construcción de objetividades y subjetividades que se dieron en esos años de democracia.

¡OH!:  ¿Hay diferencias sustanciales entre aquella izquierda del MIR y ésta?

Sí, hay diferencias. Aquella izquierda se hizo democrática, la izquierda que gobierna actualmente no es democrática porque plantea un pensamiento único, o estás conmigo o estás contra mí. Una característica central de la democracia es el pluralismo, otra es el disenso. La izquierda que gobierna plantea “la línea correcta” y en democracia no hay línea correcta, hay una multiplicidad de criterios. Nuestro país no es homogéneo, es una sociedad, como decía Zavaleta, “completamente abigarrada”, tiene contradicciones regionales, étnicas, clasistas, de género inclusive. Lo importante es construir a partir de esa diversidad un sentido de nación, de Estado común para toda la gente y que lamentablemente eso no lo estamos logrando en la actual coyuntura. Incluso me atrevería a decir que no veo que se construya una comunidad política y menos un destino común para Bolivia.

¡OH!:  ¿Se podría decir que la izquierda de esa época, la de los mártires de la Harrington luchó por la misma causa y por los mismos ideales que ahora postula el Gobierno?

Hay ideales que son permanentes. Para mí en este momento ser idealista es ser democrático, pluralista y tolerante, es tener una buena gestión, es hacer que la sociedad tenga su propia economía y que no estaticemos a la sociedad. Queremos que el Estado tenga su papel pero la sociedad también. En este momento hay una indiferenciación muy grande entre Estado y sociedad. Es absolutamente importante democratizar al Estado, democratizar la sociedad, pero también es importante buscar la equidad. Si uno ve los últimos datos del informe de Desarrollo Humano, la media luna es mucho más equitativa que el altiplano y los valles. La pregunta que la izquierda debe plantearse ahora es: ¿qué está pasando?

También es importante que exista una buena administración pública, que ésta cumpla su función, que la meritocracia esté vigente. Entendamos los intereses de los otros, incluyendo a los empresarios. No podemos construir comunidad política eliminando a uno de los actores centrales de nuestra sociedad. Incorporemos a los indígenas, a las capas medias, a los obreros, a los campesinos pero también a los empresarios que tienen su papel en la sociedad. Avancemos en la verdadera interculturalidad, en la convivencia de dos culturas, en el diálogo de dos culturas iguales.

clip_image001[6]¡OH!:  Actualmente, una persona que militó activamente en las filas de la izquierda del MIR de esa época, Walter Delgadillo forma parte del gabinete ministerial del presidente Evo Morales. ¿Ud. conoce de cerca a Delgadillo, encuentra que él está luchando por los mismos ideales?

En la izquierda boliviana hay un mito o estás con Evo o estás contra él. Pienso que hay gente ahí adentro que está porque tiene miedo a ser tildado como alguien de derecha o neoliberal. Yo no participé por suerte en ningún gobierno neoliberal y tengo la más absoluta libertad de hablar desde la izquierda y desde la consecuencia de lo que ha sido mi vida y mis principios.  Walter Delgadillo es uno de los que también sobrevive al 15 de enero porque él, Juan Del Granado, Coco Pinelo, Pedro Mariobo y Ernesto Araníbar tenían que estar en esa reunión y no llegaron por distintas razones. No he hablado con él hace mucho tiempo, pero mi opinión es que nosotros estamos en la obligación de revalorizar la democracia en el cambio y también de saber los límites del cambio.

Lo que veo es que estamos repitiendo experiencias anteriores en un contexto absolutamente distinto, no nos estamos modernizando.

La idea de socialismo no es tener una burocracia llena de empleados públicos. La idea de socialismo está ligada a la lógica de la sociedad antes que a la lógica del Estado y del mercado. En este momento estamos confundiendo Estado con sociedad y es de absoluta sanidad mental el diferenciar entre uno y la otra.

Es una tarea de la izquierda recuperar la política y luchar contra el pensamiento único, contra el sectarismo, el dogma, la línea correcta y buscar permanentemente coherencia entre el discurso y la práctica.

Paralelamente también encontramos ex militantes del viejo MIR en la oposición, una de esas personas es Juan Del Granado, ex alcalde de La Paz, que si bien comulgó con el partido de Gobierno en un inicio, hoy es uno de sus más férreos opositores.

¡OH!:  ¿Este paso de Del Granado a la oposición podría entenderse como lo opuestos que están los caminos de estos dos proyectos políticos?

La situación de Juan Del Granado entra en el contexto de eliminación del otro diferente. Desde hace cinco años se ha intentado eliminar a los que piensan distinto. Se ha hecho lo imposible, incluso se han utilizado estrategias militares en contra de la oposición. Una vez que Juan Del Granado es echado del Gobierno, no le queda más que entrar a la oposición y lamentablemente ahora no se admite oposición de ninguna clase.

¡OH!:  ¿Es Del Granado una amenaza para Evo?

Pienso que sí. Es una amenaza creciente a la cual no puede atribuirle ser de la oligarquía oriental o ser de la CIA. Juan, de alguna manera está retomando algunas de las demandas que tuvo la oposición con respecto al pensamiento único, con respecto a la participación democrática. A partir de la oposición en general se van planteando algunas ideas de hacia donde vamos. De vez en cuando el Vicepresidente indica hacia donde vamos.

¡OH!:  ¿Hacia dónde dice Álvaro García Linera que vamos?

Por ejemplo, al poder total. Es importante aprender a gobernar en democracia, saber que la política debe estar vigente, que la lucha cultural sea un elemento para lograr hegemonía y recuperar el espacio público que en este momento no existe lamentablemente. En la oposición también hay problemas porque no introduce los temas adecuados.

La oposición argumenta que tiene la desventaja de tener al frente dos tercios oficialistas que no le permiten hacer mucho en la Asamblea.
Sí y no. Porque aquí lo que hay que tener es una lucha cultural. Con ese argumento la oposición  está demostrando la profunda estatización de las instituciones de la democracia. En esta tarea de querer nacionalizarlo todo, se ha terminado estatizando a la sociedad y eso es grave porque nuestra tarea debe ser democratizar al Estado y democratizar a la sociedad. Es una asignatura pendiente porque ahora será más difícil hacerlo. Han vuelto al espacio público los viejos instintos autoritarios impregnados en la sociedad boliviana. Estamos cada vez más en el reino de la discrecionalidad y de la informalidad, eso  también diferencia al actual momento del de hace 30 años. Han cambiado las bases sociales. Antes había una COB que organizaba el espectro de la protesta social, ahora hay una dispersión muy grande porque está vigente el reino de la transgresión. No estamos viendo las consecuencias inmediatas en violencia,  en ausencia de instituciones, en ausencia del Estado de derecho, en ausencia al respeto de la libertad de prensa, en ausencia de las libertades democráticas.

¡OH!:  ¿Qué posición tiene Ud. sobre  las declaraciones del presidente Morales que afirman que los golpes militares en Bolivia no deben atribuirse a las Fuerzas Armadas como institución, sino que fueron montados por el imperialismo norteamericano?

En el caso concreto del golpe de 1980, hay que recordar que se hizo contra la política exterior norteamericana que en ese momento peleaba por los derechos humanos con Carter. Bolivia no tuvo relaciones diplomáticas con Estados Unidos durante la dictadura militar.

Estados Unidos retiró a su embajador, entre otras razones porque era una dictadura ligada al narcotráfico. En la lucha por la recuperación democrática, los Estados Unidos fueron en ese momento un aliado coyuntural.

¡OH!:  En esa misma línea, ¿se justifica la afirmación presidencial de que los militares golpes no fueron actos de las Fuerzas Armadas como institución sino actos individuales de militares que actuaron a título personal?

Por suerte hay memoria gráfica, hay videos, filmaciones, archivos que muestran como las dictaduras militares hablaban del Gobierno de las Fuerzas Armadas. Y ningún militar hubiera tenido éxito si hubiera actuado a título personal. Fueron las guarniciones, las pequeñas, las grandes que apoyaron el golpe de julio de 1980 para citarte una que viví a las seis de la mañana, la primera sublevación.

¡OH!:  ¿Ud. cree que los militares de esa época, de las dictaduras que  humillaron a este país, “…sólo recibían órdenes” como ha dicho Evo Morales?


¿Quienes eran los que daban las órdenes? ¡Por supuesto que ellos mismos! O ¿venían del cielo?

¡OH!: También ha causado polémica la “revelación” hecha por el primer Mandatario de que no existirían archivos para desclasificar en las Fuerzas Armadas, en el marco de lo que es el penoso calvario que llevan adelante hace años los familiares de los desaparecidos de las dictaduras, muchos de los que hasta ahora no saben donde están sus restos. ¿En su opinión existen estos documentos o no?

Claro que los documentos existen, las Fuerzas Armadas son una institución y en ese momento se llamaba la institución tutelar de la patria. Existen archivos. De hecho existió un archivo de la masacre de la Harrington que sé que circuló en varias guarniciones o regimientos militares.

La siguiente consulta es sobre la decisión del Senado -avalada por el Gobierno de Evo Morales- de premiar a las Fuerzas Armadas con la orden al mérito democrático que lleva el nombre de Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder socialista que desapareció por acción de las propias Fuerzas Armadas.

Es la ausencia de memoria histórica y también la ausencia de comportamientos democráticos. Fue una bofetada a la gente que sufrió muerte, persecución y exilio.
¡OH!:  ¿Cuáles serían los retos para una izquierda democrática en el país en las actuales circunstancias? ¿Considera que hay algún germen?

La izquierda en Bolivia no es homogénea, es heterogénea y es natural que así sea. Hay gérmenes de izquierda democrática entre las mujeres, en un grupo de mujeres. Soy una fiel lectora de María Galindo, por ejemplo, y pienso que Mujeres Creando es un grupo que ha colocado temas en la agenda política y social del país para democratizarlo más. Hay sectores indígenas, intelectuales que son portadores de una práctica y un discurso de izquierda y de democracia. En las regiones, en Santa Cruz hay grupos intelectuales orgánicos muy significativos que están apoyando a la vigencia de los derechos democráticos. Es gente que, con mucho esfuerzo y sacrificio, está apuntalando instituciones democráticas. También hablaría de la prensa, hay sectores que están creando opinión pública, que nos hacen pensar, que nos hacen saber los límites del cambio y también nos muestran la necesidad de cada día ser más modernos y no zapatear en el mismo lugar. En los últimos años los bolivianos estamos como la cueca, zapateando en el mismo lugar sin avanzar y estoy convencida que el país perdió una oportunidad histórica para avanzar en la modernidad, en la “democraticidad”  de la  democracia y la equidad. Afirmo que nos farreamos este proceso de cambio por la ausencia de liderazgos modernos que sepan insertarse en la coyuntura internacional, de liderazgos donde el resentimiento no sea su horizonte de vida. Estoy pensando en Lula, por ejemplo, un señor que se va con más del 80 por ciento de aceptación ciudadana y no se ha reelegido porque la ley se lo impide y él no quiso cambiar la ley. También pienso en Pepe Mujica, que se ha pasado 15 años en la cárcel, pero se lo ve con una vitalidad espectacular que me digo, cuando sea grande quiero ser como él. Me encantó una definición que hizo él de política, dijo “hacer política es negociar, negociar, negociar”.

¡OH!:  Gloria no podemos dejar de preguntarle sobre los últimos acontecimientos como consecuencia de la disposición del Decreto 748 de elevación de los precios de los carburantes, su casi inmediata abrogación y todo lo que dejó a su paso en relación a alza de costo de vida, conflicto, desconcierto, debilitamiento y falta de credibilidad en el Gobierno por un lado, señal de que escucha al pueblo por otro. En fin, ¿qué dejan estas acciones gubernamentales?

Cuando hablo de las características del liderazgo pre moderno insisto en que los líderes deben tener oficio político. El oficio político no se lo aprende en la universidad, se lo aprende en la permanente negociación, confrontación de proyectos, asumiendo la diversidad y el pluralismo. El olfato político no se lo adquiere de la noche a la mañana, puedes tener oficio barrial, oficio sindical, pero el oficio político es otra cosa. Es saber ver el país y el mundo en su conjunto, la ubicación, en este caso de Bolivia en el mundo. Otra característica del liderazgo moderno es la responsabilidad. Un líder no puede ser irresponsable cuando dirige una nación. En este caso, lo que nos han mostrado es la economía al desnudo. No estaba tan bien como decían y aquí podríamos entrar a analizar el tema del empleo y de cómo seguimos siendo una economía exportadora de materias primas. Además muestra el fracaso de la política hidrocarburífera porque son cinco años de Gobierno y ese tiempo para Bolivia es largo. No podemos achacarle la culpa al imperialismo, al neoliberalismo, aquí hay que asumir. Todo indica que el DS 748 fue una medida precipitada. No recuerdo que un gobierno, en materia de política pública, se haya dado la vuelta tan rápidamente.

Es evidente el fracaso de la nacionalización que, como todos sabemos, no fue nacionalización. Y surgen varias preguntas, ¿por qué estamos importando dos hidrocarburos? ¿Por qué las Fuerzas Armadas y la Aduana no controlan mejor el contrabando? Hay muchas preguntas por hacer. Se deroga el decreto pero no se dice qué se va a hacer, porque con la simple abrogación no se solucionarán los problemas de la gente. Éste ha sido un autogolpe a la credibilidad, a la confiabilidad, a la eficiencia.

Además, viéndolo en sentido macroeconómico era una medida que había que hacer. Se abre un escenario de una profunda inestabilidad porque el Presidente ha perdido mucha credibilidad. Esta falta de confianza se ha visto en los retiros bancarios, el desabastecimiento,  el sálvese quien pueda. No hay certezas. Con esto se han agudizado las incertidumbres.

Agradecemos a Gloria Ardaya, ahora dedicada a la investigación en ciencias sociales y a la docencia universitaria, por haber compartido generosamente sus percepciones y convicciones, claramente sustentadas por la memoria histórica que se proyecta en la necesidad de una izquierda moderna.

Fuente: Los Tiempos, revista iOH!

Texto    |    Gabriela Orozco