Pánico en el sur de Chile por terremoto: miles de evacuados

CHILE Una vez más los habitantes de la zona centro sur de Chile –La Araucanía, Biobío y Los Ríos– fueron sacados abruptamente de la placidez y el relajo del primer domingo del año cuando a las 17.20 horas un fuerte sismo de 6,9 grados en la escala de Richter les hizo revivir el pánico del violento terremoto y maremoto del pasado 27 de febrero con su estremecedor balance de muertos, desaparecidos y destrucción.

Al igual que en aquél movimiento telúrico que alcanzó 8,8 grados, el epicentro del sismo de ayer estuvo ubicado bajo el mar, en la región del Biobío, donde desde este fin de semana miles de personas comenzaron sus vacaciones de verano.

A pesar de que el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada (SHOA) descartó una alerta de maremoto, afirmando que no existían condiciones para una evacuación masiva, miles de personas que pernoctaban en la zona costera de La Araucanía y parte del Bíobío se evacuaron de inmediato hacia los sectores altos ante el temor de que nuevamente el mar se saliera violentamente de sus límites.



Según la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), 14 mil personas dejaron sus casas en Puerto Saavedra, 11 mil en Toltén, 15 mil en Teodoro Schmidt y 500 en Tirúa. El sismo provocó cortes de energía eléctrica y agua potable en muchas zonas afectadas. La información se propagó por el país aumentando el pánico, lo que colapsó el sistema de telefonía móvil y fijo.

En Santiago, si bien el sismo no se percibió, también hubo fuerte inquietud ante la gran cantidad de habitantes de la capital que se desplazaron a esa zona para pasar las fiestas de fin de año o iniciar sus vacaciones. Pero sí se sintió con débil intensidad en Valparaíso y Viña del Mar, ya copada por veraneantes de distintas regiones de Chile y principalmente de Argentina.

El pánico se acentuó entre los habitantes de esas dos ciudades, ya que a las 4.52 de la madrugada habían sido despertados por un temblor de 3,7 grados en la escala de Richter. Fue el primero de una serie de otros cuatro sismos que remecieron distintos puntos de la región centro sur y norte con diferentes intensidades hasta culminar con el de mayor envergadura que sacudió la misma zona devastada en febrero pasado.

Dos de ellos causaron terror a los habitantes de Pichilemu, un pueblo costero que en el verano cuadruplica su número de habitantes. Otro temblor se sintió a las 2.42 en las regiones de O’Higgins y Maule, y un nuevo remezón perturbó a las 2.52 a los miles que escogieron la región de Coquimbo para pasar sus fiestas de fin de año. También tembló Los Vilos y otros pueblos de alta demanda en estos días.

El temor a nuevas réplicas se confirmó en las regiones de O’Higgins y Maule a las 12.12 horas con un temblor de 4,7 grados Richter. Si bien no se informó de heridos o daños materiales, la inquietud aumentó entre los habitantes de la zona centro sur y norte del país ante la disparidad de información oficial sobre la intensidad de los temblores entre el Servicio Geológico de Estados Unidos –que le daba grado 7,1 escala de Richter al sismo más fuerte de la zona del Bíobío– y los 6,5 que le otorgaba el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile, que luego corrigió a 6,9.

Ello provocó que miles de personas de las zonas costeras de la Novena Región decidieran mantenerse en las áreas altas, recordando que el pasado 27 de febrero el SHOA descartó un maremoto minutos antes de que las olas devastaran pueblos y ciudades. Allí, miles de personas aún viven en casas de emergencia.

La incertidumbre hizo que el propio presidente Sebastián Piñera se desplazara a la sede de la Onemi para tener un balance de lo ocurrido. Poco después el mandatario informó al país que no había pérdidas humanas ni daños materiales y felicitó a quienes se autoevacuaron ya que el fuerte sismo no permitía mantenerse en pie.

Clarín – Buenos Aires