Rubias o morenas, pero todas divas

Penelope_portada El cabello de las mujeres en el cine sirve de hilo conductor a una peculiar y ambiciosa muestra en el museo de la cinemateca de París.

A nadie se le había ocurrido antes, y sin embargo, sobraba el material. De la sulfurosa morena Louise Brooks, a la sensual rubia platino Marilyn Monroe, sin olvidar la elegante melena pelirroja de Rita Haywroth inmortalizada en Gilda y el hipnotizante moño de Kim Novak en Vértigo, el cabello de las mujeres en el cine sirve de hilo conductor a una peculiar y ambiciosa muestra actualmente expuesta en el museo de la cinemateca de París. Titulada Brune/Blonde, la exposición utiliza la eterna rivalidad entre la morena y la rubia como excusa para recorrer, de la mano de las grandes divas de la historia del cine, la representación del cabello femenino en el celuloide y en otras artes como la fotografía, la pintura e incluso la escultura.

La exposición se abre con el auge y caída de la dominación de la rubia. Retratada inicialmente como la buena mientras que el pelo oscuro se asociaba con el papel de vampiresa, a partir de los años 30 -coincidiendo con la generalización del tinte- la rubia asume sin complejos el papel de femme fatale relegando a la morena al ámbito doméstico. El modelo de la melena clara se impone entonces en Hollywood como el de la mujer por antonomasia, dejando a un lado la minoría afroamericana y latina. La oposición rubia/morena y virtuosa/peligrosa se complica sin embargo con la visión de realizadores como Alfred Hitchock, que utiliza el color del cabello como un elemento a veces central de su intriga, y la utilización de pelucas en cantidad de cintas.



Más allá de esta dicotomía, -y sin olvidar a las pelirrojas, que irrumpen con fuerza con la llegada del technicolor-, omnipresente en todo el recorrido está el erotismo asociado al cabello femenino, retratado por fetichistas como Luis Buñuel y perfectamente reflejado en aquel plano de Belle de Jour en el que Catherine Deneuve se suelta lentamente el pelo. La muestra también explora la utilización del peinado como símbolo de rebelión en contra de las normas establecidas, como con el pelo a lo afro o el pelo entonces radicalmente corto y algo andrógino a lo Jean Seberg.

A los abundantes extractos cinematográficos expuestos se suman contadas pinturas en las que la melena femenina asumen el mismo protagonismo, que abarcan desde el siglo XIX hasta el arte pop, pasando por Pablo Picasso y Fernand Léger. A este diálogo se suman contadas piezas de escultura así como la fotografía, de la mano sobre todo de Man Ray, sin olvidar los retratos de las grandes estrellas, como la melena en movimiento de Sofia Loren captada por Richard Avron hasta una Kristin Scott Thomas que posa para Bettina Rheims retirando una peluca rubia.

Fuente: El País