“El modelo que escoja Egipto fijará el de toda la región”

dbnews_Javier_Solana Javier Solana, el hombre que encarnó la diplomacia de la Unión Europea hasta hace poco más de un año, considera que las revoluciones de Túnez y Egipto ponen en evidencia "un cambio muy profundo en las sociedades de una parte del mundo que se había quedado atrás en el proceso de globalización mundial". Los cambios que se han producido son "irreversibles", piensa, y el camino que emprenda Egipto marcará la senda al resto de la región. Solana, reconvertido ahora en profesor de Esade, es optimista. Quienes se han levantado contra el régimen de Mubarak no son peligrosos islamistas radicales, sino jóvenes que quieren "dignidad y exigen respeto". A Israel, añade, ya no le servirá la excusa de ser la única democracia de la región: deberá adaptarse para garantizar de otro modo su seguridad.

Pregunta. ¿Cuáles son las consecuencias de lo sucedido?

Respuesta. La primera es que esto es irreversible. Ya nada será igual. No solo en Egipto o Túnez, sino en toda la región, incluso en países que hoy parecen ajenos a los acontecimientos, algo está pasando. Tres cosas están claras. La primera es que el esquema que se había impuesto de que solo había dos opciones, radicalización del islam o represión, se ha venido abajo. Aquí hay unos jóvenes que dicen: queremos ser libres sin renunciar a ser musulmanes, no queremos utilizar la religión como ideología política, queremos ser como otros ciudadanos del mundo y vivir con dignidad y respeto; las dos palabras que más se han usado en la plaza Tahrir. La segunda es que el modelo que Egipto tome para salir de esta situación marcará lo que suceda en los demás países. La tercera es que Egipto es clave para la evolución del conflicto de Oriente Medio y determinará los elementos positivos del proceso de paz.



P. ¿Qué piensa del discreto papel de los Hermanos Musulmanes? ¿Podrían secuestrar la revolución como sucedió con los clérigos en Irán?

R. Aún es pronto, pero habría que hacer un análisis en profundidad de todo lo que significan los Hermanos Musulmanes. Los más malpensados aseguran que han pasado a la retaguardia a la espera de que les llegue su momento. Otros piensan que hay una verdadera evolución en su pensamiento. En cualquier caso ya han renunciado a instaurar un modelo social. Pero la situación en Egipto no tiene nada que ver con la de Irán en 1979, más bien creo que la gente de El Cairo tiene mucho en común con quienes salieron a la calle en Teherán tras las últimas elecciones.

P. ¿Qué efecto tendrá en Irán?

R. Irán no ha resuelto los resultados de las últimas elecciones. Hay algo por debajo que sigue sin resolverse y en consecuencia se endurece más la superficie.

P. ¿Cómo afectará a Israel?

R. Israel tiene que sacar lecciones. Ha sido un error muy grave la pérdida del año 2009 para haber puesto en marcha el proceso de paz, aprovechando la llegada de un nuevo presidente norteamericano, Barack Obama, y su discurso en El Cairo, que también estaba en el ambiente de la plaza Tahrir. Israel tiene que darse cuenta de que tendrá que adaptarse a los cambios en la ciudadanía de sus vecinos. La seguridad es muy importante, pero los medios para conseguirla pueden cambiar. Algunos sectores de Israel siguen prefiriendo la represión por los militares porque garantiza la previsibilidad. Pero la seguridad también se puede obtener por un acuerdo libre de convivencia, algo que requiere el esfuerzo de todos. Lo que está claro es que no habrá un régimen de ordeno y mando en Egipto.

P. ¿Qué hace falta para la transición en Egipto?

R. Los militares, que van a seguir tutelando el proceso, lo tienen fácil. La Constitución de Egipto está bien; el problema son las enmiendas. La que define quién se puede presentar a las elecciones tiene 20 páginas… Levantando el Estado de excepción no hará falta mucho esfuerzo para formar una mesa de negociación que tenga como objetivo limpiar rápidamente la Constitución para que se perciba el cambio.

P. ¿Y el papel de Europa?

R. Estoy frustrado con nuestra respuesta. Estos días no se podía hacer mucho más, pero debería haberse hablado más y acompañado mejor. Ha sido difícil en todos los sitios. Obama ha hecho equilibrios extraordinarios dentro de su propio Gobierno, pero ha marcado él la línea y, sin duda, la ha marcado bien. Ha tenido una postura clara, un sí sonoro. "Tenéis derecho, os apoyamos", ha dicho. España tiene una gran responsabilidad, debería actuar como catalizador en el seno de la UE.

El País – Madrid