Las reflexiones de Fidel Castro y Mubarak

marcelo-ostriaMarcelo Ostria Trigo

La lucha popular que comenzó a fines de diciembre pasado en Túnez contra un régimen autoritario y corrupto, se ha expandido a más de media docena de países árabes gobernados por largas dictaduras, incluyendo al Irán de los ayatolas. Esta dramática circunstancia ha despertado no sólo esperanzas, temores e incertidumbre, sino también cinismo y oportunismo.



Unas notas, publicadas regularmente por la prensa oficial cubana –las “reflexiones” de Fidel Castro–, dan la sensación de que el ex presidente se niega a vivir en el mundo contemporáneo; que está detenido en el tiempo y sigue con la retórica de la guerra fría. No acepta que el enfrentamiento entre la OTAN y el Pacto de Varsovia terminó hace ya más de una década y que únicamente quedan en el mundo muy pocos resabios del modelo marxista leninista. Mientras tanto, todavía hay nostálgicos y soñadores que festejan los estridentes y ya malgastados dichos del patriarca socialista.

El “reflexionador” tampoco oculta su vieja aversión a los Estados Unidos y al mundo capitalista, a los que no perdona que avancen mientras su sistema languidece y su hermano y sucesor, está ahora en la afanosa tarea –que habría sido humillante para Fidel– de desmontar la estructura que llevó a los  cubanos a la terrible situación en que se encuentran. Pero se mantiene el aparato de terror para reprimir a los que se atreven a pensar diferente. Precisamente, como ejemplo de que todo sigue igual en cuanto a la violación de los derechos individuales en Cuba, la policía castrista acaba de apresar a Reina Luisa Tamayo, madre del inmolado disidente Orlando Zapata Tamayo, supuestamente por el “delito” de haber obtenido una visa de EE.UU.

En los días previos a la caída del presidente Hosni Mubarak, Fidel Castro afirmó que la suerte del presidente egipcio, que "oprimía y saqueaba" a su pueblo estaba echada, y que "ya ni el apoyo de Estados Unidos podrá salvar su Gobierno".  En otras de sus  “reflexiones”, divulgadas a última hora de este martes por medios oficiales, sostiene que el mundo "se enfrenta simultáneamente y por primera vez a tres problemas: crisis climáticas, crisis alimenticias y crisis políticas" Y le salió renovado su pronóstico apocalíptico: Hay “otros graves peligros"; son "los riesgos de guerras cada vez más destructivos (que) están muy presentes". (EFE, 02.02.2011).

Y aprovechó esa ocasión para ensalzar la figura del coronel Abdel Nasser co-fundador del Movimiento de los Países No Alineados, organización a la que “se sumó Cuba tras el triunfo de su revolución en 1959”. Así renueva el cinismo, tan tolerado, de pretender que Cuba fue un país no alineado, pese a su total dependencia política y económica de la Unión Soviética, a la que por décadas debió su subsistencia.

Hay más: Fidel Castro, en su última “reflexión” afirma, enfática y solemnemente, que apoya "al pueblo egipcio y su valiente lucha por sus derechos políticos y la justicia social". Pero, ¿y qué de los inexistentes derechos políticos del pueblo cubano? Porque es evidente que las libertades democráticas, están igualmente ausentes en la isla desde 1959, es decir desde hace más de medio siglo. Es más: fue censurable que las elecciones en la era de Mubarak hayan sido fraudulentas, pero en la Cuba castrista simplemente no las hay; sólo se las convoca para ratificar a los candidatos únicos del oficialismo.

En un autócrata como Castro, es corriente el cinismo y el oportunismo. Ahora, éste aplaude, a destiempo, el empeño de un pueblo por alcanzar la democracia, el estado de derecho y las garantías individuales, y establecer un sistema político plural y libre. Pero, de esto los Castro no pueden vanagloriarse.