“Orurazo” contra Morales

evo oruro Una protesta multitudinaria organizada por la Central Obrera de Oruro obligó a Evo Morales a abandonar precipitadamente ese departamento, a donde había llegado para participar en los festejos por los 230 años del grito libertario regional. Con silbidos y dinamitazos, los obreros de Oruro marcharon protestando contra la crisis alimentaria generada por el gobierno, que incluye tanto una creciente presión inflacionaria (mal disfrazada por las manipulaciones numéricas del Instituto Nacional de Estadística) como el desabastecimiento de distintos productos de la canasta familiar. Desde esta columna hemos analizado en varias ocasiones las causas de estos fenómenos, asociadas al intervencionismo estatal en la economía que está distorsionando seriamente el mercado alimentario nacional. Ahora, la masiva protesta de Oruro confirma la ruptura entre la burocracia evista y las que algún día fueron sus bases sociales, utilizadas como escalera para el acceso al poder y hoy en día postergadas por la nueva élite gobernante. Lo que pone de manifiesto que el posgasolinazo no ha sido un mero retorno al estado de situación previo al decreto 748, sino un proceso de declive irreversible que acabará por desestructurar por completo a la sucursal boliviana del proyecto político chavista. Obreros, gremialistas, transportistas, juntas vecinales, indígenas de occidente y oriente son sólo algunos de los sectores que insurgen contra el régimen de Morales, a quien actualmente apenas acompañan su burocracia ministerial y el “núcleo duro” ligado al cultivo de coca-para-cocaína.

Gobernación y elecciones cívicas

En momentos en que parece inminente el surgimiento de un liderazgo cívico independiente, con chance de renovar y fortalecer la institucionalidad cruceña, las señales emanadas desde la Gobernación son -otra vez- decepcionantes. Es sabido que en los últimos días, desde el propio Gobierno Departamental se ha estado buscando desesperadamente influir en las elecciones del Comité pro Santa Cruz, presionando de distintas maneras a los delegados provinciales para que alineen sus votos con la candidatura “oficial”. Podríamos decir que se trata de la política del “perro del hortelano”, que en este caso no lidera ni deja liderar. Si desde la Gobernación no se proyecta un liderazgo departamental, entonces, que desde ningún otro ámbito se lo haga. Esa parece ser la consigna…

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