Auxilio discriminador

Índice de los Editoriales de Periódicos

  1. El Día: Dos conceptos básicos

  2. El Día: Divagaciones para otro 23 de marzo

  3. El Día: Bolítica

  4. El Día: Amor con amor se paga

  5. El Día: El peor momento

  6. Los Tiempos: EL FUTURO Y LA ENERGÍA NUCLEAR

  7. El Deber: Auxilio discriminador

  8. Cambio: Otra agresión en marcha

  9. La Prensa: ¿Punto de inflexión?

  10. El Diario: Equidad y honestidad en la ayuda a damnificados

  11. El Mundo: Insospechadas

  12. Opinión:

  13. Clarín, Argentina: Calle Florida, una vidriera penosa


El Día: Dos conceptos básicos

Parece que las autoridades que dirigen la industria petrolera nacional no tienen idea del significado de dos conceptos básicos y fundamentales: Industrialización y mercado para la producción industrializada.  Solo así se explica la separata, a todo color, publicada en la prensa nacional por la Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos (IBIH) días antes del Carnaval.



Desde su inicio, el 2006, este gobierno proclamó la industrialización del gas y dar fin al modelo primario de exportación de hidrocarburos, sin valor agregado.

YPFB tomó la posta en su afán de ejercer tuición sobre la futura empresa industrializadora.  Hizo aparecer el ensamblaje de láminas de PVC (petrocasas) y la elaboración de tapones para garrafas de gas, como proyectos industrializadores.

La creación formal de la EBIH, alivió a YPFB de algo más que no conocía y presentó la esperanza que la empresa especializada muestre genuinos proyectos de industrialización y que por tanto deseche esos proyectos de petrocasas y tapones para garrafas.  Pero que desilusión.  La empresa especializada e instalada en Cochabamba, para trabajar con tranquilidad, no solo incorporó esos dos estrambóticos proyectos a sus planes, sino que añadió dos similares: el abastecimiento de conexiones para instalación de gas y la manufactura de tubería para instalar redes.

Lamentable casi imperdonable.  Hasta ahora no entienden que industrializar el gas es tratar ese hidrocarburo en plantas industriales para obtener otros productos.  En palabras simples, industrializar gas consiste en introducir gas a instalaciones procesadoras por un lado y por el otro recibir otro producto consiguiendo así incorporar el anhelado valor agregado. 

La actividad de producir del gas productos para uso en la vida diaria, es industrialización del gas.  Otra totalmente diferente es la utilización de esos productos.  La primera requiere una gran empresa estatal o privada.  La segunda puede ser realizada por Pymes, en garajes como es la producción de tapones.  Es totalmente criticable que la EBIH esté dispuesta a gastar $us 87 millones en ese tipo de proyectos.

A los proyectos pseudo petroquímicos le siguen dos de fertilizantes.  Uno en el Chapare y otro en el Mutún, con requerimientos de inversión de $us 900 y 1.500 millones respectivamente.

A juzgar por esos montos de inversión y cantidad de gas que se indica consumirían, estamos hablando de dos plantas con producciones de cerca de un millón de toneladas/año de urea cada una, para un país que consume menos de 100.000 Ton/año.  Para el 2014 deberíamos estar abasteciendo uno o mas mercados de exportación con ± un millón ochocientos toneladas/año. ¿Cuál o cuáles son esos mercados? 

Se ha prevenido repetidas veces que el único mercado donde podemos llegar competitivamente con fertilizantes es el área del Matto Grosso brasileño.  Área donde Petrobrás está por iniciar la construcción de una planta de un millón doscientas mil toneladas/año.  Recientemente el gobierno de la Sra. Rousseff ha autorizado la instalación de otra segunda planta de igual capacidad a 100 km del gasoducto Bolivia – Brasil.  Ambas para utilizar gas boliviano como materia prima.  Con esas dos plantas todo el mercado del área del Matto Grosso estaría cubierto.

¿Donde iría la exportación de urea boliviana?  Se ha propuesto que el gobierno plantee al gobierno del Brasil una sociedad para juntos abastecer el mercado.  No se sabe si se realizó alguna gestión. 

Nuestras autoridades, ideológicamente rechazan la palabra mercado a la cual ha creado una resistencia visceral.  Ingenuamente creen que el comercio internacional se rige por afectos o desafectos políticos. Con el cariño o intimidad que se tiene con Venezuela, sería bueno que pregunten cuánto tiempo y cuánto esfuerzo le tomó a Venezuela  colocar la producción de urea del Tablazo. Solo piensen un segundo. Los dos gasoductos internacionales a la Argentina y al Brasil sólo se construyeron después de contar con contratos en compra.

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El Día: Divagaciones para otro 23 de marzo

No sin pesar, desconozco el Carnaval bebiendo singani de fresca destila en Camargo; menos los desenfrenos de Río de Janeiro, Venecia y el Mardi Gras de Nueva Orleans. Me cansé de soñar en días carnavaleros en Salvador de Bahía y aquel Vadinho que se muere en pascana de cachaza y carcajadas, después de hacer persignar a beatas de misa madrugadora con su apósito de falo descomunal en Doña Flor y sus dos maridos, del bahiano socarrón que fuera Jorge Amado.

No me la charlen, más sabe mandinga por viejo que por diablo. Que lo digan bailarines del Carnaval de Oruro, las carrozas y comparsas de Santa Cruz, para no hablar de carnestolendas en Vallegrande y Tarija. En todo Carnaval, “entrada” folclórica, fiesta costumbrista o presterío religioso, se agazapan los intereses comerciales detrás de la retórica ensalzando a la diosa cultura. Las cerveceras recalientan sus planillas electrónicas con los millones que se recaudan en la fiesta de la carne. Hoy nutren los extravíos las bebidas energizantes, los rapés blancos y los “chutos” en papel de estaño. Al inicio de la Cuaresma todavía truenan las bandas de música, cada vez más desafinadas, en corcovas de corsos en sábado de tentación y domingo de curar la cabeza. Ni qué decir de los petardos importados, el trago adulterado, los globos –de agua y de otra cosa, mantecosa.

Bolivia perdió su Litoral por un impuesto al salitre. Entonces, a la desidia de carecer de telégrafo, se sumó la reticencia presidencial por el Carnaval, al no avisar de la ocupación de Antofagasta cuando la noticia llegó de la entonces peruana Arica. Ayer nomás, ese mequetrefe “yo no fui” que cuida la imagen presidencial del hedor de las malas nuevas, le llevó a Venezuela en avión millonario de socorro con arroz y vituallas. Igual, casi pierde la silla con el gasolinazo. La gente que apenas llena el buche, reclama que no hay alimentos o que sus precios están por las nubes, producto del mal gobierno. Los mandamases, cuándo no, achacan al neoliberalismo, al imperio, a la derecha.

Hoy lo tenemos al cocalero Evo Morales, con un Canciller que advoca el sexo de las piedras. Se les ocurrió dar la vuelta a la tortilla, so pretexto del cambio, a las relaciones con Chile. Bien. Han conseguido consensuar una agenda de trece puntos, en la que se incluye el tema del mar. Logro trascendental, dice el Vicepresidente, viviendo la ilusión de que no son los peores momentos del gobierno. ¿Y las chambonadas? Primero fue el Canciller metiéndose en pleito ajeno, al querer terciar en el diferendo chileno-peruano en La Haya. Luego el locuaz Presidente metió la pata. Quiso imponer a Chile plazos coincidentes con el 23 de marzo, para dar un espaldarazo a su menguante popularidad.
Evo Morales montaba la cresta de la ola de popularidad cuando recibió aplausos y vítores en el estadio de Santiago. Sin embargo, de un hecho curioso como ése a obtener un corredor con soberanía al norte de Arica hay mucho trecho. ¿No reciben resultados de encuestas sobre dar a Bolivia una salida al mar? La mayoría de chilenos no quiere saber de ello. Menos los ariqueños. Si solo los cancerberos percibieran que si accedieran a sacar a Bolivia de su encierro, la construcción del puerto e infraestructura necesarios serían para las calendas griegas. Como el enclave de Ilo.
       
La cereza de la torta llega con el emblemático conjunto boliviano “K’harkas”, festejando en Calama con rotos de ascendencia nuestra “el 23 de Marzo, dijo Abaroa, que se rinda su abuela, carajo, viva Bolivia”, la refriega en la que se sacrificó nuestro mayor héroe de la Guerra del Pacífico. Después de tal desatino, que parece inocentada carnavalesca, quizá saldrán cucarros o “k’harkanchos” de los conciertos en Bolivia. Como el Presidente, a quien el otro día acompañaban silbidos y gritos de que se fuera, cada vez que tomaba la pelota en partido de fútbol de beneficio a damnificados de los desastres naturales, culpados estos últimos, claro, al calentamiento global y otras vainas.

Algún lector festeja mi prosa festiva, pero lamenta mi conservadurismo. No tengo una sola cabeza de ganado, ni menos las miles que me achacan, para defender ningún fuero de clase o “ancien régime”. Más aún, culpo a los desmanes de gobiernos anteriores la joyita de régimen que hoy aguantamos. Lo digo de frente. De primer Presidente indígena hubiese preferido al ex vicepresidente Cárdenas, un aymara ilustrado. Si los políticos tuvieran dos dedos de frente y dejaran de lado sus mezquindades, una figura como él, acompañada de René Joaquino, sería el binomio ideal de una oposición unida y efectiva. Que mi clamor sea el de Edmund Burke, que en la Inglaterra del siglo 18 aseveraba que no se puede planear el futuro a través del pasado, que la tiranía de la multitud es una tiranía multiplicada.

“From killing fields to tennis courts”, “De los campos de muerte a las canchas de tenis” decía la remera de un apóstol del deporte blanco en Camboya. ¿Podremos en Bolivia sortear la etapa de iluminados salvadores de la patria, que llevarán a décadas de atraso cuando no a montañas de calaveras, y volver a la democracia representativa que expulsa a los gobernantes ineptos? No lo creo. Pero me queda suficiente Carnaval, y sardonia, para tararear en voz ligeramente chillona, imitando creo que a Hugo del Carril, “por cuatro días locos que vamos a vivir, por cuatro días locos que vamos a vivir, por cuatro días locos te tenés que divertir”. ¡Que siga el Carnaval!

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El Día: Bolítica

En la fase de la producción de hidrocarburos, que es la decisiva, la participación de las empresas transnacionales como operadores es dominante. Con el mal llamado proceso de nacionalización del MAS, las transnacionales son las ganadoras".

Carlos Arze
ANALISTA ECONÓMICO


Se dice que: Petrobras concentra el 63% de la producción de hidrocarburos y Sumitomo el 70% de la producción minera, con lo que queda al descubierto que no hubo una verdadera nacionalización en Bolivia".


Después del primero de mayo del 2006, a pedido del pueblo boliviano, nacionalizamos el petróleo y el gas, Bolivia comenzó a mejorar sus ingresos económicos, a partir de ese momento cambió la economía nacional".

Evo Morales
Jefe de Estado

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El Día: Amor con amor se paga

En Chile temen que el 23 de marzo el presidente Morales lance otro de sus acostumbrados y cada vez más agresivos lapsus, como sucedió el 22 de enero, cuando les pidió a los chilenos la devolución de Atacama. Creen que el bajísimo índice de popularidad del jefazo es justamente la ocasión para que comience a activar el sentimiento marítimo en la población, el mismo que suele despertar ardidas pasiones antichilenas. A los vecinos, que aspiran a jugar en las grandes ligas de la diplomacia internacional, jamás les ha caído bien que el pobretón del barrio ande quejándose de ellos. A Evo Morales se lo metieron al bolsillo y así lograron cinco años de silencio, pero ese idilio parece condenado a terminar. Pero el Gobierno de Sebastián Piñera parece haber encontrado la solución para que todo siga igual. Sus ministros le han pedido a la Policía que deje de pasarle datos a los periódicos sobre el escándalo del general Sanabria, cuya captura se produjo gracias al seguimiento de agentes chilenos, quienes trabajaron tan bien, que ni siquiera despertaron sospechas en sus colegas bolivianos. La Policía no dirá más nada sobre el narcogeneral y sus nexos para no dañar las relaciones con Bolivia. Seguramente esperan que ese silencio sea bien retribuido.

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El Día: El peor momento

El vicepresidente García Linera habló hace unos días en una entrevista con un diario cochabambino sobre los momentos que vive el Gobierno y aseguró que no se trata de la peor etapa que le ha tocado vivir. Reconoce por primera vez que en el 2008, el régimen de Evo Morales estuvo a punto de derrumbarse y que de no haber sido por lo de Pando (a confesión de partes…), el MAS hubiera tenido que abandonar el poder.

Más que hacer una rememoración, lo que hace el vicepresidente es recordarle a Evo Morales quién fue el que presuntamente lo salvó de una caída. Lo mismo hizo Juan Ramón Quintana al momento de dejar el Ministerio de la Presidencia, cuando indicó que él fue quien evitó que la Media Luna ponga de rodillas al presidente. Ambos personajes han cobrado protagonismo en la última semana, no sólo por esas declaraciones, sino por las ardientes reacciones que han sacado a relucir a raíz del escándalo del general Sanabria. Cuando las circunstancias recomiendan que el Gobierno asuma una posición reflexiva y de apertura para buscarle una solución al grave problema del narcotráfico, García Linera y Quintana no hacen más que echarle leña al fuego, con provocaciones y amenazas que empañar aún más la debilitada imagen presidencial.

Las encuestas han estado ratificando el proceso de deterioro en el que se encuentra el presidente Morales y con él, el vicepresidente señalado como uno de los principales responsables de los errores cometidos en los últimos dos meses y medio. Tanto la población como los sectores afines al Gobierno se han cansado de insistirle al Primer Mandatario sobre la necesidad de cambiar de consejeros y apelar a otros “salvadores”, porque los que tiene a su lado lo están llevando al desastre económico y político.

A pesar de la situación en la que se encuentra el Gobierno, que no da pie con bola, García Linera afirma que Evo Morales es insustituible. Con ese mismo tipo de lisonja barata convencieron al presidente que debía gobernar para siempre y que para ello necesitaba instaurar un régimen estalinista en Bolivia. Fueron ellos mismos los que le dijeron que era necesario aplastar a la oposición, destruir a los medios de comunicación, debilitar el aparato productivo del oriente del país, apelar a  trucos como los de Pando, el hotel Las Américas y la toma de Cochabamba. Fueron ellos los que se inventaron aquello del Estado Integral, el copamiento del poder económico, político y cultural. De la misma forma han llevado al Gobierno a enemistarse con medio mundo, especialmente con Estados Unidos, a perder mercados, a ahuyentar inversiones y a poner al país a merced del narcotráfico y las mafias como las que reclutaron al general Sanabria. Fueron ellos los que convirtieron a Bolivia en un satélite de Cuba y Venezuela y por culpa de ellos, el país parece encaminado a repetir un modelo que está matando de hambre a la gente y que ha convertido a la isla caribeña en un “estado-cárcel”.

Es obvio que el peor momento del Gobierno y de Evo Morales es éste y no el que señala García Linera, porque justamente lo que trata de hacer es eludir su parte de responsabilidad que le toca en este desbarajuste. Y es obvio también que el régimen del MAS está temblando porque teme derrumbarse. Tiembla frente a los sindicatos que antes lo apoyaban, frente a Estados Unidos que tiene pruebas sobre los “narcovínculos”, tiembla frente a la escasez, la inflación y la amenaza de una crisis energética. Tiembla porque ya nadie cree en el cambio.
 

Es obvio que el peor momento del Gobierno y de Evo Morales es éste y no el que señala García Linera, porque justamente lo que trata de hacer es eludir su parte de responsabilidad en este desbarajuste.

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Los Tiempos: EL FUTURO Y LA ENERGÍA NUCLEAR

Lo que ocurre en Fukushima ha inaugurado un debate sobre el futuro de la energía nuclear en el que por primera vez está involucrada toda la humanidad

Hace una semana, cuando comenzó a hacerse visible la magnitud de los estragos causados por el doble cataclismo sufrido en Japón, se hizo de inmediato evidente que los efectos no los sufriría sólo el país afectado y su pueblo, sino que el planeta entero sería a partir de ese día algo diferente de lo que hasta entonces fue.

La ola de pánico desatada por los desperfectos de la planta nuclear de Fukushima ha sido hasta ahora la principal manifestación de la dimensión global del problema. La inminente posibilidad de que los vientos, las aguas y la gente lleven más allá de las fronteras niponas la carga radioactiva ha puesto en evidencia cuán común es el destino que le espera a la humanidad, muy por encima de las fronteras geográficas, políticas, religiosas, raciales o de cualquier otra índole. Y ésa es una experiencia colectiva que sin duda no se despejará con las nubes radioactivas que hoy amenazan al planeta entero.

Y aunque no llegaran a consumarse los peores temores, aunque todo quedara en sólo un gran susto tras el que paulatinamente se restablezca la normalidad, como es de desear, algunos de los principales pilares de la sociedad contemporánea habrán dejado de ocupar el sólido lugar que tenían, aparentemente consolidado en forma definitiva, antes del viernes 11 de marzo. Y no serán sólo aspectos subjetivos los más afectados sino, y sobre todo, algunos de los más prácticos y objetivos como es, por ejemplo, el uso de los recursos energéticos del planeta de aquí en adelante.

De hecho, la manera brutal como la amenaza radioactiva se ha hecho presente en la mente y los sentimientos de todos los pueblos del mundo ya ha provocado un cambio irreversible, pues la fragilidad de la civilización humana, las limitaciones de la ingeniería moderna, la impotencia ante las fuerzas de la naturaleza, entre otras, han dejado de ser ideas abstractas para convertirse en conceptos tan concretos como irrefutables.

En términos prácticos, la oposición al uso de la energía nuclear ha dejado en cuestión de días de ser una causa de cada vez más pequeñas y marginales facciones de recalcitrantes ecologistas para volver a constituirse en una de las más apoyadas del mundo. Cuarenta años después de haber sido uno de los principales motivos del mayor movimiento contestatario del siglo XX, el rechazo al funcionamiento de usinas nucleares ha vuelto a poner en duda la viabilidad de esa fuente de energía y eso, en el punto al que ha llegado la dependencia de la economía mundial de la energía atómica, es algo cuya enorme magnitud es todavía difícil de aquilatar.

Eso no significa, por supuesto, que con Fukushima muera definitivamente la era de la energía nuclear, porque es prácticamente imposible que la economía planetaria logre prescindir de esa fuente de energía. Y como esa dependencia es uno de los factores que aúna en un interés común a los países más ricos, los pocos miembros del selecto club nuclear, es probable que pronto se halle la fórmula para que el mundo termine reconciliándose con tan peligrosa tecnología.

Pero, mientras tanto, sin duda habrá tiempo para reflexionar y participar, directa o indirectamente, en el que probablemente pase a la historia como el primer debate en el que se involucra toda la humanidad alrededor de una preocupación común.

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El Deber: Auxilio discriminador

Cuando el país está amenazado por una temporada de escasez de alimentos peor todavía que la de estos días, consecuencia de problemas climáticos y desaciertos de la política oficial, el Gobierno central anuncia medidas de auxilio.

La iniciativa parece buena y oportuna, si no fuera porque desde el primer anuncio el Órgano Ejecutivo se esmeró en aclarar que los recursos solo serán para los pequeños productores.

La sequía y las subsecuentes inundaciones, en cambio, no discriminaron entre grandes, medianos o pequeños: castigaron a todos por igual. La escasez que se avecina, en efecto, será el resultado de la menor producción de todos los que trabajan la tierra.

Si la sequía o las inundaciones no discriminan, los auxilios tampoco tendrían que hacerlo, sobre todo si el propósito es ayudar para resolver problemas de abastecimiento de los ciudadanos bolivianos.

Cuando los alimentos llegan a los hogares de los bolivianos no llevan etiquetas que digan si fueron cultivados por pequeños, medianos o grandes productores.

En Japón, los anuncios que se hacen para auxiliar al sector productivo afectado por el desastre de estos días no mencionan ningún tipo de discriminación porque lo que quiere el Gobierno de ese país es lograr la recuperación económica. No tiene tiempo para los odios ni a las regiones ni a los sectores empresariales japoneses.

En Bolivia, tampoco ha sido bien meditado el monto de la ayuda que se piensa destinar a los productores de alimentos. Con 20 millones de dólares no se puede ni pensar en la reposición de cultivos dañados por las inundaciones y mucho menos en la reparación de los caminos de acceso a las carreteras.

Bolivia está afectada por una crisis estructural en la producción de alimentos. Una crisis que se agrava, y no se resuelve, con los entusiastas planes de importación de alimentos.

Reducir los aranceles de importación por largas temporadas, diciendo que se lo hace solo para evitar el desabastecimiento, es una medida que perjudica a los productores, a los productores grandes, medianos y pequeños.

Una política similar aplicó el Gobierno de Hugo Chávez en Venezuela y el resultado fue que no resolvió el desabastecimiento, creó una burocracia inepta para la distribución de las importaciones y terminó dañando de manera irreparable al sector productivo. Venezuela se ha convertido en un país que importa casi todo lo que sus habitantes consumen.

Un resultado similar tuvo el Gobierno de Cuba con la eliminación de las granjas privadas y su remplazo por las granjas estatales que, a la larga, llegaron el año pasado a tener la producción de azúcar más baja de los últimos 106 años. Raúl Castro, que heredó el manejo del Gobierno de la isla, está ahora empeñado en restaurar la vigencia de las granjas privadas.

Con ese tipo de referentes, el Gobierno boliviano tendría que cuidarse de cometer errores que llevan al desastre. Por afectar a unos productores se termina perjudicando al país, se mata al sector productivo y los únicos que ganan son los capitalistas de los países vecinos, que tienen que llenar los vacíos en el abastecimiento de productos.

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Cambio: Otra agresión en marcha

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó ayer el uso de la fuerza para detener el avance sobre los rebeldes libios de las fuerzas del coronel Muamar al Gadafi. La decisión fue asumida ante la inminente captura por parte de las tropas del gobernante libio, de Bengasi, último bastión de la oposición armada que exije su renuncia.

Con el voto de diez países miembros y la abstención de cinco, el Consejo de Seguridad autorizó "a los Estados miembros a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles y las zonas habitadas por civiles bajo la amenaza de ataques (por las fuerzas de Muamar al Gadafi), incluida Bengasi, excluyendo una fuerza extranjera de ocupación bajo cualquier forma y en cualquier parte del territorio libio".

Si bien la resolución de la ONU aclara que no autoriza la ocupación militar de Libia por parte de tropas extranjeras, horas antes la aprobación de una "zona de exclusión aérea", el secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates, admitió —según Cubadebate— que "la zona de exclusión aérea comienza con un ataque a Libia para destruir sus defensas aéreas".

Es decir, una vez más los intereses colonialistas lograron el primero de sus objetivos: que el Consejo de Seguridad de la ONU autorice "a tomar todas las medidas necesarias para proteger a los civiles", el mismo argumento que Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) utilizaron para bombardear la ex Yugoslavia, el único espacio del continente europeo de interés para las estrategias militares de la alianza agresora hasta donde aún no habían podido extender la supremacía imperialista.

En palabras de la periodista cubana Lillian Lechuga, con el escandaloso pretexto de proteger a la población civil en Yugoslavia, Estados Unidos y la OTAN protagonizaron un bombardeo devastador de 79 días, más de 15 mil ataques sobre regiones civiles en Serbia y en Kosovo. Pero el argumento de "proteger la población civil", ¿no fue acaso el perfecto pretexto para dividir Yugoslavia y tomar el control de esa estratégica zona de los Balcanes europeos? Los hechos señalan que sí.

Por eso es pertinente asegurar que la resolución de la ONU será el marco de una nueva agresión militar imperialista contra un país soberano, más allá de los afectos o desafectos que pudiera despertar el régimen del coronel Gadafi.

En ese contexto, el senador republicano Joe Lieberman comparó —sin ruborizarse— la situación en Libia con los acontecimientos en los Balcanes en la década de los años 90, y admitió que Estados Unidos "había intervenido para detener un genocidio contra los bosnios" y que lo primero que hicieron fue proporcionar armas (a los separatistas) para "que se defendieran".

En tanto que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró que el gobierno de Barack Obama está listo para ayudar a la oposición Libia y que "ninguna opción puede descartarse".

Y mientras las potencias occidentales aprueban los detalles de su intervención militar en el conflicto interno libio, es necesario preguntar que hacía el Tribunal Penal Internacional —que hoy persigue judicialmente a Gadafi por "crímenes de lesa humanidad"— cuando cuando las fuerzas de la OTAN bombardeaban las ciudades de Kosovo o cuando las fuerzas militares de Estados Unidos bombardeaban Bagdad, donde miles de civiles cayeron víctimas de aquellas atrocidades, como señala el analista cubano Lázaro Fariñas.

¿Dónde estaba esa gran prensa internacional que nunca llegó a crear una campaña contra esas masacres que ocurrieron en Kosovo, Irak y que aún siguen ocurriendo en Afganistán? Por eso es preocupante que el Consejo de Seguridad de la ONU haya cedido a las presiones de Estados Unidos y de la OTAN —que antes de la rebelión popular contra Gadafi consideraban a éste como aliado en la lucha contra el terrorismo— y autorizara la intervención militar extranjera en un país soberano.

Es preocupante que la ONU haya cedido a las presiones de EEUU —que antes de la rebelión popular contra Gadafi tenía a éste como aliado en la lucha contra el terrorismo— y autorizara una acción militar extranjera en un país soberano.

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La Prensa: ¿Punto de inflexión?

Un número indeterminado de trabajadores puede verse afectado por esta disposición, toda vez que muchas empresas se verán obligadas a reestructurarse.

¿Existe un punto de inflexión, dentro de la relación obrero patronal, que imposibilite al empleador a otorgar incrementos salariales en el interior de una empresa? Definitivamente y el límite no está relacionado, necesariamente, a los márgenes de utilidad pretendidos por un emprendimiento económico.

En distintos sectores de la economía, factores del contorno externo, fuera del control del giro ordinario, como la evolución del mercado, la inflación, el incremento en la presión fiscal por parte de la Administración Tributaria, una desaceleración de la economía producto de la disminución en los precios y/o volúmenes de exportación u otras, influyen directamente en las posibilidades financieras de una empresa de poder otorgar incrementos en la remuneración de la fuerza de trabajo.

Resaltamos que no todas los comercios, sociedades y/o compañías se encuentran en igualdad de condiciones para soportar un incremento salarial en las formas estipuladas por el Decreto Supremo 809, máxime cuando en las últimas gestiones ha existido un paulatino incremento sobre los sueldos. Entendamos que durante los últimos años, el aparato productivo ha venido aguantando los incrementos dispuestos por el Gobierno nacional cada 1 de mayo.

En consecuencia, un número indeterminado de trabajadores puede verse afectado negativamente por esta disposición, toda vez que muchas empresas, velando por su salud financiera, se verán obligadas a reestructurarse y/o reorganizarse, procesos internos que tienden a reducir gastos por la vía del egreso en recursos humanos. Para muchos, una medida de esta naturaleza puede determinar la continuidad o extinción de la actividad. Tal es el caso de distintos talleres e industrias de la ciudad de La Paz y El Alto, mismos que por la disminución de sus mercados, el incremento de costos directos e indirectos, se encuentran imposibilitados de dar cumplimiento a la citada norma y dar continuidad a sus actividades.

Bajo este escenario, diversos modelos de negocio se verán obligados a virar hacia estructuras laborales más eficientes, tanto en términos de cantidad de empleados y en la cuantía de las remuneraciones. Dicho de otra manera, el empresario nacional no se encuentra motivado a contratar, al contrario, se siente en la necesidad de desprenderse de personal.

Creemos que el sector privado, producto de la política de incrementos salariales en los anteriores años, ha llegado a un punto de inflexión, a un límite en las posibilidades de sostener un nuevo incremento salarial. En consecuencia, gran parte del sector productivo se verá obligado a prescindir de trabajadores a efectos de poder dar cumplimiento a la norma.

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El Diario: Equidad y honestidad en la ayuda a damnificados

Situaciones trágicas y dolorosas como las que tocó vivir a la ciudad de La Paz y al país en su conjunto con el deslizamiento de tierras, con centenares de viviendas destruidas y el saldo de miles de damnificados, muestran, una vez más, la urgencia de que se actúe con la necesaria prudencia, el debido respeto, la dosis precisa de equidad y, sobre todo, honestidad por parte de quienes estén encargados de administrar debida y responsablemente el reparto de las donaciones.

Las experiencias quedan de hechos análogos y mucho más de movimientos sísmicos -caso Aiquile, Cochabamba- y las desgracias producidas por inundaciones y desborde de ríos: entrega de vituallas, enseres, alimentos y otros de uso y consumo no siempre han llegado a manos de los realmente necesitados; otro tanto ocurrió con los donativos en dinero que han tenido rumbos ajenos a paliar la desgracia sufrida por muchas familias; por supuesto, jamás hubo explicación alguna y menos una rendición de cuentas sobre los dineros administrados.

Vivir tragedias como las pasadas debería ser causa y motivo para que se despierten valores en toda la población, valores que sean parte de los sentimientos de solidaridad, caridad y amor que debemos a nuestros compatriotas que sufren desgracias; pero, en grado extremo, quienes tienen afición a lo ajeno y más aún a lo que es producto de entregas o donativos para los más necesitados, como son los que quedan en la orfandad, sin techo, ropa ni alimentos, cuyos derechos se los arrebata al quitárseles lo que la solidaridad reúne con la esperanza de paliar el sufrimiento y la necesidad.

Las últimas desgracias, producto de deslizamientos, han movido la solidaridad de todo el país; se ha reunido cantidad importante de ropa, vituallas, enseres, dinero y todo lo que se necesita en circunstancias tan dolorosas y cuya perentoriedad precisa atención inmediata. Prensa, canales de televisión, instituciones de la Iglesia Católica y otros credos se han preocupado por recolectar todo lo que pueda servir a quienes tengan alguna necesidad; pero, a la vez, se cometió el error de concentrarlo todo en las gobernaciones, que no siempre merecen la confianza de la población y este hecho determinó que muchas personas decidan no apoyar la campaña. Es innegable, por otra parte, que de principio, hay la seguridad de que las gobernaciones (prefecturas) manejen con la debida honestidad y responsabilidad lo que llega a sus manos para una equitativa y honesta distribución; pero las heridas del pasado quedan y el pueblo, sensible a situaciones de injusticia, se hace reticente por lo que pudiese ocurrir.

Todas las experiencias pasadas obligan a que gobernaciones y otras entidades públicas tengan el cuidado necesario para actuar con la debida responsabilidad y que no permitan la filtración de elementos inescrupulosos que, aprovechando la situación de angustia y hasta falta de planificación u organización, aprovechen para “hacerse víctimas” o simplemente apoderarse de lo que está destinado a quienes realmente necesitan.

Deberes de conciencia obligan a los administradores de la ayuda a actuar con la debida escrupulosidad y honestidad en una labor que, por el mismo hecho de ser circunstancial, merece una mayor acción de los valores en beneficio de los damnificados.

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El Mundo: Insospechadas

A medida que se va conociendo la magnitud de los daños por el incendio de la planta nuclear de Fukushima, crece la tensión en el mundo por las posibles complicaciones del siniestro.

El desastre que se ha producido como consecuencia del terremoto y consecuente tsunami, ha dejado de estar circunscrito al territorio japonés, seriamente afectado por la pérdida de miles de vidas humanas y daños materiales de consideración, para propagarse al mundo por la posible contaminación de sustancias radiactivas que abarcaría un espacio mucho mayor.

Son por lo menos tres reactores nucleares que han sufrido serios daños por el sismo y lo que es más grave, se han producido incendios que impiden un control del siniestro, pese a los esfuerzos desarrollados.

Los especialistas japoneses en el control de siniestros hacen esfuerzos desesperados por utilizar agua, no solo para apagar los incendios sino también evitar que el polvo radioactivo pueda propagarse en la atmósfera, recordando los daños que se produjeron con el siniestro en la planta de Chernóbil, el mismo que ha quedado pequeño con relación a la magnitud de los que ahora se confrontan en el Japón.

Los esfuerzos para retirar a las personas de la zona de influencia de la planta que fue convenientemente aislada desde el primer momento, quedaron pequeños por los riesgos que presenta para la seguridad de las personas. Por otra parte, la mayor parte de las naciones realizan esfuerzos para que sus ciudadanos radicados en el Japón puedan ser repatriados ante el serio riesgo que se presenta para su seguridad, con la imposibilidad de controlar los incendios en las plantas.

Se han creado páginas especiales de Internet que tienen como tarea, no sólo advertir sobre el peligro sino también tener información sobre las personas extrajeras que se encontraban en territorio japonés, con el fin de que sus familiares y amigos puedan tener noticias de los mismos.

Vale la pena recordar que como consecuencia del siniestro en Chernobil, una gran parte de Europa sufrió las consecuencias y aun una gran parte del mundo, como resultado de la contaminación que se produjo en el ganado y los derivados, como la leche que terminaron contaminados aun luego de haber pasado por el proceso de industrialización.

La competencia que se había producido en varios lugares del planeta para poder contar con plantas generadoras en base a energía nuclear ha dejado de ser por el momento un atractivo, por los riesgos que se podría correr en cualquier momento.

Cuando se produjo el terremoto se vio con admiración la fortaleza del pueblo japonés para sortear el momento difícil y la organización que permitió el desarrollo de operaciones de salvataje y las medias de seguridad; sin embargo, el momento presente muestra mayores complicaciones y parecía que todo estaba dentro de las previsiones de riesgo y ahora surgen nuevas operaciones de socorro ante la emergencia.

En el momento actual, las previsiones y los riesgos han dejado de estar circunscritos al territorio japonés o a las personas que hubieran corrido riesgo de contaminación por la proximidad a las plantas.

Los expertos se animan a asegurar que una gran parte del mundo se encuentra en riesgo de contaminación y se hacen reiteradas recomendaciones para evitar que los daños puedan ser mayores.

Luego del terremoto, el temporal del tsunami que llegó como consecuencia pudo causar estragos, pero desapreció porque finalmente la magnitud de los efectos fue menor a lo que se esperaba.

Hoy el temor ha vuelto, como consecuencia de la radiación y son muchas las recomendaciones que llegan por diferentes medios, para conseguir que todas las personas estén advertidas del peligro.

Se puede asegurar, sin temor a ser exagerados que las consecuencias del siniestro, además de las ya conocidas, son todavía insospechadas.

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Opinión:

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Clarín, Argentina: Calle Florida, una vidriera penosa

Florida es, desde hace mucho tiempo, una de las vidrieras de la Ciudad de Buenos Aires ante el país y el mundo, por ser un tránsito casi obligado de los turistas. Dadas las condiciones en que se encuentra esa calle peatonal, lo que muestra la vidriera es penoso. Como han revelado filmaciones, testimonios varios e informaciones policiales, la arteria peatonal es una suerte de paraíso de punguistas y sus víctimas preferidas son los turistas extranjeros. Los comerciantes, que advierten con preocupación este fenómeno más de una vez denunciado, se quejan de la falta de presencia policial. Otro problema creciente es la ocupación de la calle por el comercio irregular, también denunciado insistente e inútilmente ante el Gobierno de la Ciudad por el comercio.

Es tan sorprendente como inquietante que las autoridades sean incapaces, en un espacio tan reducido y céntrico como Florida, de garantizar la seguridad, los derechos del comercio registrado y el buen uso del espacio público.

Los punguistas y los comerciantes irregulares convierten a Florida en una penosa vidriera de la Ciudad. Es inquietante la incapacidad de las autoridades para tratar esos problemas.

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