La oposición defiende intereses sectarios y enfrenta un profundo debilitamiento

Encuesta. Los bolivianos del eje desaprueban la labor de los partidos de oposición pero rechazan posible suspensión del gobernador de Santa Cruz y del alcalde de La Paz.

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La oposición defiende intereses sectarios y enfrenta un profundo debilitamiento



Dos analistas comentan la encuesta de Página Siete

El que la mayoría de los encuestados por Data Siete impugne la labor de la oposición evidencia el sentimiento de rechazo sobre la actuación que ésta realiza en base a intereses sectarios y a la ausencia de liderazgos opositores en el escenario político, según interpretan analistas.

Página Siete recurrió al director del Instituto para la Democracia, perteneciente a la Universidad Católica Boliviana (UCB), Andrés Torres, y al investigador Roberto Laserna, director del CERES de Cochabamba, para interpretar por qué la mayoría de la población desaprueba la labor opositora.

El primero atribuye a que la oposición defiende posiciones sectarias y no principios; el segundo ve además que la concentración del poder del oficialismo ocasiona el “debilitamiento” y una consiguiente ausencia de liderazgo opositor.

En términos generales, el 55% de las personas entrevistadas por Data Siete y que viven en las ciudades de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz manifestó su desaprobación respecto a la labor de los dirigentes opositores, frente a un 32% que aseguró que aprueba su trabajo.

“Así sea buena o mala alguna acción del Gobierno, para la oposición cualquier cosa es negativa porque la hace Evo Morales. Esta lógica –que define una oposición hacia el Gobierno y no a una forma de gobernar– genera poca credibilidad”, señala Torres.

Para este especialista, “si la oposición destacara los aspectos positivos y rechazara los que van en contra del bien común, habría una coherencia con los criterios de la gente que rechaza al Gobierno y apoya a la oposición, pero al defender la oposición a intereses según su conveniencia y no según principios, le resta credibilidad”.

Para Laserna existe “un debilitamiento muy grande de la estructura de oposición en general”, acrecentado por la “falta de liderazgos opositores y la ausencia de partidos”. Por ello “no es sorprendente que la población se muestre descontenta frente a la oposición”.

Sin embargo, considera que depende mucho de la lectura que hace de su papel, pues en ese sentido los resultados no expresan un rechazo a su existencia sino que reflejan su “debilidad”, que resulta del “proceso de concentración de poder de parte el oficialismo”.

No obstante, Laserna señala que en general los resultados dejan ver una sensación “de confusión y de incertidumbre”, ya que “hay rechazo al Gobierno y hay rechazo a la oposición”.

Opiniones e interpretaciones

Sectarismo Andrés Torres atribuye los bajos niveles de respaldo a que la oposición defiende posiciones sectarias y no principios.

Reconocer lo bueno Añade que si la oposición rechazara solamente lo que el oficialismo realiza de manera deficiente y destacara algunos puntos positivos, aumentaría su credibilidad.

Suspensiones Explica también que el hecho de que la ciudadanía rechace la suspensión de autoridades locales o departamentales es una señal de respeto a la institucionalidad.

Debilidad Roberto Laserna cree que el bajo grado de respaldo a los partidos opositores se debe también a su notorio debilitamiento.

Razones Entre las explicaciones para esa debilidad de la corriente opositora, Laserna menciona el “proceso de concentración de poder de parte del oficialismo”.

Alcalde Lamenta que en el país se debata siquiera la posibilidad de suspender a autoridades democráticamente electas a las que no se les ha seguido proceso y menos encontrado culpabilidad.

Los bolivianos del eje desaprueban la labor de los partidos de oposición

El Alto es la ciudad más crítica a las facciones contrarias al Gobierno

OPINIÓN. La encuesta de Data Siete revela también que una posible suspensión del gobernador de Santa Cruz y del alcalde de La Paz sería rechazada por los ciudadanos del eje central urbano de Bolivia.

En general, las bolivianas y los bolivianos de La Paz, El Alto, Cochabamba y Santa Cruz tienen una opinión crítica respecto la oposición que se ejerce en contra del Gobierno del presidente Evo Morales.

El 55% de las personas que viven en esas ciudades y que fueron encuestadas por Data Siete en febrero manifestó su desaprobación respecto a la labor opositora, frente a un 32% que aseguró que aprueba ese trabajo. Una encuesta anterior de Página Siete demostró también el bajo nivel de respaldo del Gobierno

Sin especificación de partido que apoya, región de origen, etc., entre ese 55% que desaprueba a la oposición en el país, un 30% dijo que desaprueba las labores opositoras “mucho”, lo cual expresa una opinión muy crítica respecto a las acciones que toman, y un 26% de ellas afirmó que las desaprueba “algo”, cifra que representa una opinión moderadamente crítica.

Por el contrario, el porcentaje que aprueba la labor opositora (32%) está conformado por un 9% que la aprueba “mucho” y un 22% que la aprueba “algo”, lo cual implica un respaldo escaso.

Resulta interesante observar cómo, en algunos aspectos, se mantienen algunas tendencias históricas. En ese sentido, la ciudad más crítica al trabajo opositor a la gestión gubernamental es la de El Alto, donde el 69% del total de encuestados desaprueba las labores opositoras, mientras la que menos lo desaprueba es Santa Cruz, donde el 42% de los entrevistados dice que aprueba la labor de la oposición.

“No” a las suspensiones

Al mismo tiempo, la información contenida en la encuesta –los datos de la segunda saldrán esta semana– sobre el rechazo que causaría entre la población la eventual decisión de suspender, por cualquier vía, al gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, y al alcalde de La Paz, Luis Revilla, ambos opositores es contundente.

En general, un 49% de los encuestados se manifestó contrario a una eventual suspensión de Costas; un 36% aprobaría esa medida. Por supuesto, la ciudad que más desaprobaría una decisión de esa naturaleza es Santa Cruz (75%). El Alto, por el contrario, en un 64%, aprobaría esa decisión.

Respecto al alcalde Revilla, un 54% del total de encuestados por Data Siete desaprobaría su suspensión, mientras que un 20% la aprobaría. La ciudad en la que mayor desaprobación se produciría a partir de una decisión de esa naturaleza es La Paz (71%) y el sitio donde mayor aprobación generaría es la ciudad de El Alto (31%).

En general, 33% de los encuestados dijo que desaprobar la eventual decisión de suspender a Revilla “mucho” y 36% de los mismos afirmó que desaprobaría en la misma intensidad la suspensión de Costas.

Apoyo a alcalde y gobernador es un respaldo a instituciones, segun encuesta

Uno de los temas de la encuesta de Data Siete fue consultar si la ciudadanía aprobaría la eventual decisión oficialista de suspender al gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, y al alcalde de La Paz, Luis Revilla. En ambos casos, la mayoría de los encuestados está en contra de esa posibilidad.

El sociólogo Andrés Torres, director de un instituto que pertenece a la Universidad Católica Boliviana (UCB), asevera que los datos muestran que “la cultura política del país es madura y muy relevante” en sentido de que la gente “valora más la institucionalidad que sus propios intereses particulares”.

El escritor y sociólogo Roberto Laserna señala que el solo hecho de preguntar si una autoridad debería o no ser suspendida nos deja ver que estamos ante una situación preocupante en torno a una “débil institucionalidad”. “En vez de ser la excepción, como es en otras partes del mundo, aquí parece la regla de cualquier Gobierno decidir si puede destituir o no a autoridades elegidas por la población”, anota.

Diversos estudios demuestran que en Bolivia los niveles de desconfianza en las instituciones son muy altos, superiores al promedio latinoamericano. En general, los bolivianos y bolivianas desconfían de sus autoridades, parlamentarios y representantes de la sociedad civil, algo que se observa también en la presente encuesta. Ese descreimiento redunda en bajos niveles de respaldo en las instituciones.